Programando el futuro: los niños tech que resuelven problemas vitales
Dejando su huella: Adarsh Ambati desarrolló un monitor de signos vitales sin contacto Foto: Winni Wintermeyer/The Observer

Juliana Piskorz/The Guardian

Estos niños son unos apasionados por la tecnología. Para ellos, programar es como un idioma que, una vez aprendido, no lo sueltas. A ellos, la programación les ha servido no sólo para jugar o hacer tareas, sino para crear aplicaciones que pueden ayudar a construir un mundo mejor.

Adarsh ​​Ambati, 15 años, San José, California

Comencé a interesarme en la programación cuando tenía unos 11 años. Me inscribí a un laboratorio de la comunidad en donde se reúnen biólogos e ingenieros en sistemas para realizar experimentos. Quería unirme al laboratorio porque a mi hermano le gustaba mucho la biología y en ese momento yo quería ser exactamente como él. Era demasiado joven para participar en los experimentos, por lo que mi mentor me empujó más hacia la programación.

Hace dos años, mi mamá tuvo un bloqueo cardíaco de tercer grado y tuvo que ir al hospital. Ahí, la conectaron a muchos cables diferentes para monitorear su salud. Pero los cables terminaron perjudicando su salud porque le impedían moverse. Yo quería hacer algo para ayudarla a ella y a otras personas a sentirse mejor, recuperando su movilidad y sin dejar de monitorear sus signos vitales.

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Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de un monitor de signos vitales sin contacto. Me tomó alrededor de nueve meses desarrollar el dispositivo y crear una app con notificaciones para que los médicos pudieran usarlo, pero también la gente común. Debido a que no tiene contacto y es relativamente portátil, incluso podría usarse para detectar enfermedades infecciosas como Covid-19. Mi madre mejoró antes de que yo terminara el proyecto, así que no pude usarlo en ella, pero lo probé en muchas otras personas. Tuve 40 participantes en mi estudio piloto e hice más de 1,000 pruebas.

En el pasado, se pensaba que los programadores eran nerds y parias sociales, pero la tecnología se ha vuelto mucho más interactiva y social de lo que solía ser.

En la escuela hay muchos chicos que están realmente interesados ​​en sistemas. Creo que alrededor del 25% de la gente quiere una carrera en informática. Muchos jóvenes ahora asocian la tecnología con los hermosos y elegantes campus de Apple y Facebook en Silicon Valley.

Hice mi monitor porque vi un problema con el corazón de mi mamá, pero también hice un proyecto sobre un sistema de rociadores ecológicos cuando vi que se desperdiciaba mucha agua en el césped de mis vecinos. Quiero combinar mis pasiones por la ciencia ambiental y los sistemas y construir un producto para que la biología de la conservación sea mucho más eficiente. Preservar la biodiversidad es algo con lo que estamos luchando como planeta; ojalá algún día pueda desarrollar un dispositivo que pueda hacer que todo funcione sin problemas.

Raphaël Wreford, 13, Londres

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 Programando desde ‘peque’: Raphaël Wreford. Foto: Antonio Olmos/The Observer

Mi carrera tecnológica comenzó cuando tenía cuatro años y mi papá me enseñó a hacer un PowerPoint. Era muy malo dibujando, así que lo usaba para hacer formas y animaciones geniales. Comencé a hacer uno cada semana sobre los temas más aburridos, como mi casa, y presentándolos a mi clase de primaria. Creo que comencé una tendencia porque mucha gente comenzó a hacerlo después de eso.

Poco después, el padre de mi amigo, que hacía videojuegos, se dio cuenta de que estaba interesado en las computadoras y comenzó a enseñarme sobre programación. Nos mostró las cosas que había hecho y me fascinó porque me di cuenta de que con el código puedes hacer lo que quieras. Jugaba con una vieja computadora de repuesto en la casa y mezclaba las teclas, esperando que produjera un buen resultado; así es como perdí mi primera computadora por un millón de virus.

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Al principio, yo sólo quería aprender programación para poder hacer mis propios videojuegos. Mis padres eran muy estrictos con la tecnología. No tenía una consola de juegos y sabía que si pedía jugar videojuegos, la mayoría de las veces la respuesta sería: no. Pero si les pedía hacer uno, me dejaban porque era educativo. Fue una excelente manera de brincarme las reglas.

Durante unos tres años, mi amigo y yo usamos la computadora de la biblioteca en la escuela para trabajar en ideas de juegos. Mi primera creación fue muy aburrida, y mi familia no tuvo empacho en decirlo. Tenía muchas ganas de hacer algo único y útil. Así, tuve la idea de hacer un videojuego para ciegos. Siempre supe que el juego debería crearse en base a sonidos para que una persona ciega pudiera oírlo. Pasé todo un verano hablando con mi papá sobre eso y cuando comencé a hacerlo, funcionó muy bien.

Quiero que pronto esté disponible en las apps de juegos de Android y luego agregar algunos de los anuncios que te permiten cobrar un poco. Una vez que tienes las habilidades, es fácil ganar dinero con la programación, incluso cuando apenas tienes 13 años.

Creo que hace 20 años, la programación parecía algo extravagante, pero ahora tienes drones que rescatan a personas en las montañas, robots cirujanos e inteligencia artificial que es un millón de veces más inteligente que los humanos. Los jóvenes se están dando cuenta de que pueden salvar el mundo con códigos.

Fiona Geary, 13 años, West Cork, Irlanda

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 ‘Game changer’: Fíona Geary. Foto: Cortesía

Cuando tenía siete años, mis padres vieron cosas en la televisión sobre programación y me llevaron a un club local. Me gustó que pudieras escribir un conjunto de instrucciones en la computadora y cumpliera tus deseos: podías crear cualquier idea que se te ocurriera. Empecé a experimentar con minijuegos. Hice uno en el que tenías que salvar un planeta alienígena del cambio climático. Siempre recibimos conferencias sobre el cambio climático y quería crear un juego divertido con extraterrestres para darle un toque único al concepto.

Cuando tenía 12 años, hice una animación sobre un refugiado que viaja a Irlanda desde Siria. Había escuchado mucho sobre esto en las noticias y quería usar mis habilidades para difundir el mensaje porque la gente de mi edad seguro ignoraba estas cosas.

Mi proyecto actual es un sitio web sobre mindfulness, el nombre es TeenBeo, beo es la palabra irlandesa para la vida. Creo que todos los jóvenes pueden ponerse nerviosos a veces y creciendo en este 2020 hay mucho caos con las redes sociales y es difícil estar a la altura de ciertos ideales. Hay notificaciones todo el tiempo. Internet puede ser muy caótica. Por eso es importante tomarse un descanso a veces. En mi sitio web hay una bola antiestrés a la que puedes hacer clic cuando estás enojado, hay música, hay un ejercicio de respiración, también hay un área donde puedes escribir todas tus preocupaciones.

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No se lo he mostrado a mis amigos todavía porque lo mantenía un poco en secreto hasta que me sintiera satisfecha. Si lo publico, la gente podría compartir sus obras de arte y grabaciones allí. No creo que haya ningún lugar en la vida en el que tanta gente pueda unirse como una comunidad como internet.

Muchos adolescentes no se involucran en la programación, lo cual es una pena porque es muy útil. Es mucho más difícil conectarse con personas sin tecnología; sin ella, el confinamiento hubiera sido un desastre: sin reuniones en línea, sin escuela en línea, básicamente no hubiéramos hecho nada todo el tiempo. Es difícil imaginar un mundo sin tecnología. Supongo que tendrías que tener un corte de energía para saber cómo es.

En este momento estoy soñando con aprender JavaScript y quizás algo de Python también, y también me encantaría programar un robot. Eso sería genial. Eventualmente, me gustaría trabajar en un lugar como Google, especialmente con todas las diapositivas, pero solo tengo 13 años, así que mantengo abiertas mis opciones.

Elana Monaghan, 16, y Saibh Malcolm, 15, Galway, Irlanda

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Un acto con mucha clase: Elana Monaghan y Saibh Malcolm.

Elana: Puedes hacer cualquier cosa con programación. Puedes crear una app o un sitio web sobre cualquier tema, ya sea sobre libros o diseño. Ambas somos bastante creativas y creo que esa es una de las cosas que nos atrajo a la programación.

Saibh: Para mí, resolver problemas es muy atractivo. La programación de un sitio web implica mucho y siempre hay mucho por aprender. Si eres creativa, encontrar algo con lo que puedas usar tu imaginación es genial. Puedes pensar en cualquier cosa y luego seguir adelante y convertirlo en algo.

Elana: En Irlanda, puedes elegir entre algunas escuelas en tu área y cuando se trataba de elegir escuelas secundarias, elegí la que era más conveniente, pero el año pasado me cambié a la escuela de Saibh y ahora estoy mucho más feliz. Después de esa experiencia, se nos ocurrió una idea para una aplicación llamada Exploring Schools para ayudar a los niños de la escuela primaria a elegir la escuela secundaria adecuada para ellos.

Saibh: Si todavía estuviera en la escuela primaria y tuviera la app, me fijaría en la cantidad de personas en la escuela: mi escuela primaria tenía alrededor de 40 estudiantes y luego me mudé a una escuela secundaria que tenía más de 800 estudiantes y eso fue un gran cambio.

Elana: Nuestra app evolucionó a medida que nos enfocamos más y comenzamos a reunir la información, esa fue la parte más larga. Hay 47 escuelas en Galway y tuvimos que revisar los detalles de cada escuela.

Saibh: Hablamos con los hermanos y hermanas menores de nuestros amigos y todos dijeron que pensaban que la app sería de gran ayuda. La mayoría de las escuelas tienen sus propios sitios web, pero es difícil navegar y encontrar la información que deseas. Queremos ayudar a los niños a comparar escuelas y tener toda la información en un solo lugar para que tomen la decisión correcta.

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Elana: Definitivamente queremos expandir la app. Por el momento, solo la tenemos para un condado de Irlanda, pero esperamos tenerlo pronto para todo el país. Probablemente tengamos que encontrar una forma más eficiente de recopilar la información; por el momento, solo estamos buscando en Google las escuelas una por una.

Saibh: La programación todavía no es muy relevante, sobre todo entre las chicas, pero creo que la gente se está interesando más en ella. En nuestra escuela probablemente somos las únicas dos personas a las que realmente les gusta la programación, pero se está volviendo más popular.

Elana: Dentro de 10 años, todos querrán aprender a codificar. Definitivamente nos ayudará en el futuro.

Nico Papamichael, 13 años, Londres

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 Una chispa brillante: Nico Papamichael. Foto: Linda Nylind/The Observer

Hay tantas cosas que puedes hacer con la programación, es divertido explorar y ver qué puedes crear. Disfruto probando cosas y viendo si funcionan; si no, lo intento de otra manera.

Siempre me han interesado cosas como las computadoras, los teléfonos y la tecnología, así que ahorré y me compré un par de computadoras. En realidad, no gasto mi dinero en nada más. Empecé a jugar con la programación. Me gusta experimentar con cosas que ya existen. Por ejemplo, yo solía ir a una piscina y tenían tarjetas de acceso sin contacto que nos dieron. Cuando dejé de ir, decidí reprogramar la tarjeta para poder tocarla en mi iPhone y encender la linterna. De hecho, fue bastante útil.

También dedico más tiempo a echar a perder los videojuegos que a jugar con ellos. Me gusta ver cómo se escribe un juego y hacer algo que lo haga más fácil de jugar o te haga invencible. Hice un mundo nuevo en MineCraft donde cambié el icono y cambié la cantidad de puntos que tenía: puedes cambiar los colores y los personajes hasta que sea básicamente un mundo nuevo. Una vez que sabes hacerlo, no es muy difícil. Quiero ver cómo puedo mejorar las cosas y hacerlas más interesantes.

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Me sorprende que nadie que conozco realmente disfruta haciendo las cosas que yo hago. Vamos a clases de alfabetización digital en la escuela, que es básicamente informática, y aprendemos a programar. Casi siempre termino todo en 10 minutos en lugar de una hora y luego hago mis propias cosas. Todos me piden ayuda todo el tiempo. Creo que es porque lo veo como un pasatiempo más que como una lección que tengo que hacer. No lo ven tan divertido.

El código es como un idioma; una vez que lo aprendes desde el principio, solo podrás aprenderlo más y más. Un día, cuando sea realmente bueno en eso, mi plan es crear algo que nadie haya hecho nunca; quiero crear una computadora que nadie haya visto antes.

Traducido por Graciela González

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