Silicon Valley toma medidas enérgicas contra el uso del agua a medida que empeora la sequía
Tierra seca en el embalse de Nicasio en el condado de Marin, al norte de Silicon Valley. Las condiciones de sequía se están intensificando en California. Foto: Justin Sullivan / Getty Images

El condado de Santa Clara, el hogar de Silicon Valley, emitió restricciones obligatorias de agua esta semana ante la grave sequía que ya alcanza niveles históricos.

La medida fue celebrada por analistas e investigadores que exigen más esfuerzos de conservación en California, por las preocupaciones de que el estado caerá en un desastre mayor por la sequía ante un verano y otoño calurosos y secos.

“De hecho, estamos en una situación desesperada”, dijo Rick Callender, director ejecutivo del distrito de agua que sirve al condado de Santa Clara en una audiencia pública el miércoles. “Cuando ves una tormenta a punto de azotar tu comunidad, la responsabilidad del gobierno es no esperar hasta que la tormenta pegue para pedir una acción de emergencia. La responsabilidad del gobierno, como todos sabemos, es actuar antes de que la tormenta pueda causar devastación“.

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En todo California, las condiciones de sequía se intensifican a medida que la temperatura en aumento arrasa con una menor capa de nieve y las presas registran flujos a la baja en volúmenes récord. Estimulados por la crisis climática, los años secos del estado se están volviendo más secos y el paisaje reseco preludia otra temporada de incendios devastadores. Los campos estarán en barbecho y los ecosistemas de agua dulce se enfrentan a una catástrofe, asimismo, algunas comunidades se preparan para una escasez de agua que reducirá aún más los ya limitados suministros de agua para beber y saneamiento.

Casi el 95% del estado experimenta ahora una “sequía severa”, según la clasificación del monitor de sequía de Estados Unidos, pero algunas áreas están sufriendo más que otras, y las respuestas han variado.

El gobernador de California, Gavin Newsom, declaró una emergencia por sequía en 41 de los 58 condados de California y propuso una inversión de 5.1 mil millones en infraestructura hídrica y reservas. Pero él ha resistido la presión para expandir la declaración en todo el estado, quizás anticipando el potencial de un retroceso político en medio de una elección de revocación de mandato.

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El agua ha sido durante mucho tiempo un problema de California y la administración de Newsom debe actuar con cuidado, según la experta en políticas de agua Felicia Marcus, quien anteriormente se desempeñó como presidenta de la Junta de control de recursos hídricos del estado de California.

La historia de la gobernanza del agua en California no es de arriba hacia abajo”, dice Marcus. “Es control local. Hay una norma política cultural y estamos muy fragmentados”.

Valley Water, la junta de distrito del condado que genera políticas públicas y funciona como proveedora mayorista de agua en el condado de Santa Clara, pidió a las ciudades y empresas a las que sirve que reduzcan en 15% los niveles de consumo en comparación con los de 2019. Gran parte de los recortes se centran en frenar el uso de agua urbana al aire libre, que absorbe aproximadamente la mitad del agua distribuida a las comunidades y se desperdicia en exuberantes céspedes verdes o coches y entradas limpias.

Más al norte, el condado de Marin fue el primero en declarar una emergencia por escasez de agua en abril, e impuso restricciones obligatorias a los residentes con el objetivo de reducir el uso en 40% en todo el distrito. Mientras tanto, sus vecinos en East Bay, que incluye las ciudades de Oakland y Berkeley, no se verán obligados a conservar, pero podrían ver tasas más altas. El distrito de servicios públicos municipal de East Bay dijo que el agua de la que depende aún no estaba en peligro de agotarse lo suficiente como para merecer reducciones obligatorias y que los usuarios ya habían conservado un 13% más que en 2013.

“Para la conservación del agua urbana, hemos comenzado a ver que algunos municipios emiten mensajes de sequía”, dice Cora Kammeyer, investigadora principal del Pacific Institute. “Pero existe la sensación de que muchos de los municipios se sienten relativamente bien con su almacenamiento y su capacidad para capear la sequía“.

Los californianos han aprendido lecciones clave tras el último período seco, durante el cual el estado experimentó los cuatro años más secos desde que los funcionarios comenzaron a registrar los niveles de precipitación; además, los residentes están usando menos agua que entonces.

Las áreas urbanas han invertido en programas para reciclar y reutilizar el agua y reforzaron su capacidad para captar aguas pluviales. Incluso a medida que la población del estado ha aumentado, agregando casi 10 millones de personas más en las últimas tres décadas, las ciudades usan aproximadamente la misma cantidad de agua que usaban en la década de 1990, según el Instituto de Política Pública de California.

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Pero, de acuerdo con investigadores y expertos en políticas del agua, es necesario hacer más. La crisis climática hará que los tiempos secos sean más secos, mientras que los ecosistemas de California ya se enfrentan a una catástrofe.

“Es durante una sequía que vemos cuán insostenible es el consumo del agua en California”, dice Jon Rosenfield, científico principal de San Francisco Baykeeper, una organización de defensa que trabaja para proteger la Bahía y sus afluentes, y agrega que cree que la administración del gobernador Newsom ha sido “pésima en política hídrica”. La oficina del gobernador no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

“Para ir más allá de las viejas dicotomías, todos necesitamos usar menos agua. Esto no significa beber menos agua, no significa saltarse las duchas, pero tenemos que controlar nuestro uso agrícola y las ciudades pueden hacer más”, comenta. “Es necesario que haya soluciones locales, pero realmente necesitamos una solución a nivel estatal“.

California produce aproximadamente dos tercios de las frutas y nueces en Estados Unidos y suministra más de un tercio de las verduras del país. Los agricultores y ganaderos del estado ya resienten el impacto de la sequía en el agua que reciben por parte de las agencias federales y estatales, eliminando parte de sus cultivos y despoblando huertos, cuando se espera el barbecho de unas 202,000 hectáreas.

Pero el sector agrícola también ejerce mucho poder y aproximadamente cuatro veces más agua que las áreas urbanas. Y, como informó Los Angeles Times al final de la última sequía en 2017, la escasez de agua hizo poco para frenar los ingresos del sector, que alcanzaron niveles récord en 2012, 2013 y 2014.

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Mientras tanto, los residentes rurales vieron cómo sus pozos se secaron. Aproximadamente la mitad de los sistemas de agua del estado están actualmente en riesgo o potencialmente en riesgo de fallar, según un análisis publicado recientemente por la junta estatal de control de recursos hídricos. Además, una cuarta parte de los peces de agua dulce nativos de California, que son esenciales para la salud del ecosistema acuático, ahora están amenazados o en peligro debido a la falta de flujos.

“La gente sigue pensando: seguramente lloverá el año que viene”, declara Marcus. “Estamos programados para esperar lo mejor y no siempre planeamos para lo peor”. Pero, agrega, “cualquier año seco puede ser el primer año de una sequía de 10 años”.

Incluso si el invierno trae un respiro lluvioso, los científicos temen que la capa de nieve nunca se recupere por completo en un ambiente más cálido. “La gente no está lidiando con la enormidad del riesgo para nuestra infraestructura y ecosistemas”, explica Marcus. “Vamos a perder algunas especies, si no las hemos perdido ya, si no nos damos cuenta de que tenemos que darle a la naturaleza más de lo que se merece”, agrega. “Porque esto es solo una muestra de lo que está por venir“.

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