¿Por qué las mujeres son más propensas al Covid largo?
Una peatón en Rusia, uno de los países que monitorea el número desproporcionado de mujeres que sufren de Covid prolongado. Foto: Sergei Fadeichev / TASS

En junio de 2020, cuando los primeros informes de Covid largo comenzaron a trascender en la comunidad médica, los doctores que intentaban lidiar con este misterioso malestar comenzaron a notar una tendencia inusual. Si bien los casos agudos de Covid-19, en particular los hospitalizados con la enfermedad, tendían a ser en su mayoría hombres y mayores de 50 años, quienes padecían Covid durante mucho tiempo eran, por el contrario, relativamente jóvenes y abrumadoramente mujeres.

Los primeros informes de Covid largo en un hospital de París entre mayo y julio de 2020 sugieren que la edad promedio era de alrededor de 40 años, y las mujeres afectadas por los efectos a largo plazo del Covid-19 superan en número a los hombres en cuatro a uno.

Durante los últimos 12 meses, un sesgo de género similar se ha hecho evidente en todo el mundo. Ya sean pacientes de Covid largo en hospitales en Bangladesh y Rusia, en el monitoreo por la app Covid Symptom Tracker; desde el estudio Phosp-Covid en todo el Reino Unido que evalúa el impacto a largo plazo del Covid-19, hasta las notas médicas de clínicas especializadas de atención post-Covid tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, ha surgido una imagen de mujeres jóvenes y de edad madura que son desproporcionadamente vulnerables.

La Dra. Sarah Jolley, que dirige la clínica de atención post-Covid de UCHealth en Aurora, Colorado, le dijo a The Observer que alrededor del 60% de sus pacientes han sido mujeres. En Suecia, el investigador del Instituto Karolinska, el Dr. Petter Brodin, quien lidera el área del Covid largo del consorcio global Covid Human Genetic Effort, sospecha que la proporción general de pacientes femeninas con Covid largo puede ser incluso mayor, potencialmente de 70 a 80%.

“Este patrón se ha observado en otros síndromes post-infecciosos”, dice la Dra. Melissa Heightman, que dirige la clínica de atención post-Covid de UCLH en el norte de Londres. “Alrededor del 66% de nuestros pacientes han sido mujeres. Muchas tenían trabajos de tiempo completo, tenían hijos pequeños y ahora más de una cuarta parte de ellas no pueden trabajar por completo porque se encuentran muy mal. Económicamente, es una catástrofe”.

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Como señala Heightman, esta no es una tendencia nueva cuando se trata de enfermedades infecciosas, sino una que históricamente se ha descuidado. Se sabe que las mujeres tienen hasta cuatro veces más probabilidades de contraer EM/SFC (encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica), una afección que se cree que tiene orígenes infecciosos en la mayoría de los casos, mientras que los estudios también han demostrado que es má probable que los pacientes con enfermedad de Lyme crónica sean mujeres.

A pesar de ello, ha habido relativamente pocos intentos de profundizar en por qué este es el caso. En cambio, debido a que estas condiciones afectan predominantemente a las mujeres, con mayor frecuencia se las ha descartado por tener un origen psicológico. A lo largo de los años, se han soslayado tanto a la EM/SFC como a la enfermedad de Lyme crónica, catalogadas por sectores de la comunidad médica como formas de hipocondría.

“En general, no hay tantos recursos para la investigación ni atención sobre las condiciones que afectan principalmente a las mujeres”, dice Julie Nusbaum, profesora asistente de la Facultad de Medicina de Long Island de NYU. “Eso es una disparidad general en la investigación médica. Creo que persisten ciertos prejuicios de que cuando las mujeres presentan muchos dolores corporales, hay más a menudo un componente emocional o de personalidad que un origen médico”.

Preocupa que los signos de estos prejuicios ancestrales se hayan mezclado durante el último año con el Covid largo. Hay informes anecdóticos de pacientes femeninas que se quejan de que sus síntomas persistentes han sido ignorados o atribuidos a la ansiedad. La Dra. Janet Scott, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Glasgow, dice que persiste una corriente de pensamiento dentro de la comunidad académica de que el sesgo de género del Covid largo puede ser simplemente una señal de que las mujeres tienen más probabilidades de informar sus síntomas que los hombres.

“Yo no lo creo”, dice Scott. “Creo que encaja con la narrativa de ‘No te preocupes por Covid por mucho tiempo, es solo un grupo de mujeres histéricas de mediana edad’”.

Pero Scott y otros científicos de todo el mundo están tratando de profundizar en los diferentes factores que hacen que las mujeres sean más propensas a desarrollar Covid largo. Comprenderlos podría ser crucial para arrojar luz sobre esta misteriosa condición, así como otras enfermedades que pueden desencadenarse por una infección.

La hipótesis de la compensación por embarazo

En la Facultad de Medicina de Yale, Connecticut, la profesora de inmunología Akiko Iwasaki ha pasado gran parte del año pasado tratando de desentrañar las diferencias entre la forma en que hombres y mujeres responden al virus Sars-CoV-2. Uno de sus primeros hallazgos fue que las células T, un grupo de células importantes para el sistema inmunológico que buscan y destruyen las células infectadas por virus, son mucho más activas en las mujeres que en los hombres en las primeras etapas de la infección. Se cree que un componente de esto se debe a la genética.

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“Las mujeres tienen dos copias del cromosoma X”, dice Iwasaki. “Y muchos de los genes que codifican varias partes del sistema inmunológico se encuentran en ese cromosoma, lo que significa que las diferentes respuestas inmunitarias se expresan con más fuerza en las mujeres”.

Pero también se vincula a una teoría llamada hipótesis de compensación del embarazo, que sugiere que las mujeres en edad reproductiva tienen respuestas inmunes más reactivas a la presencia de un patógeno, porque sus sistemas inmunológicos han evolucionado para respaldar la mayor necesidad de protección durante el embarazo.

Se cree que esta sólida respuesta inmune es una de las razones por las que las mujeres tienen muchas menos probabilidades de morir de Covid-19 durante la fase aguda de la infección, pero ostenta trampa. Una de las principales teorías del Covid largo es que los fragmentos del virus logran permanecer en lugares remotos del cuerpo, conocidos como reservorios, durante muchos meses. Iwasaki dice que se han descubierto restos de Sars-CoV-2 en casi todos los tejidos, desde el cerebro hasta los riñones.

Debido a que las mujeres reaccionan con tanta fuerza a la presencia de un virus, algunos científicos piensan que estos reservorios virales tienen más probabilidades de desencadenar ondas de inflamación crónica en todo el cuerpo, lo que lleva a los síntomas de dolor, fatiga y confusión mental que experimentan muchas personas con Covid largo.

Los estudios de la enfermedad de Lyme crónica han aportado pruebas que sustentan esta idea. La bacteria Borrelia burgdorferi, que causa la enfermedad de Lyme, también es capaz de penetrar en los tejidos y los nervios y esconderse en el cuerpo, lo que provoca síntomas crónicos. Hay investigaciones que demuestran que las mujeres tienen una respuesta más intensa a la presencia de B burgdorferi por lo que producen niveles mucho más altos de citocinas inflamatorias (proteínas pequeñas) que los hombres.

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“Hay una creciente evidencia de que las mujeres responden más a este tipo de infección persistente de bajo grado que los hombres”, dice el Dr. Raphael Stricker, investigador de la enfermedad de Lyme con sede en San Francisco. “Y por eso es mucho más probable que tengan inflamación crónica”.

Enfermedad autoinmune

Sin embargo, es poco probable que esta sea la única explicación. Muchos científicos que estudian Covid largo creen que, en una proporción de los casos, el virus puede haber desencadenado una enfermedad autoinmune, lo que hace que elementos del sistema inmunológico produzcan anticuerpos autodirigidos conocidos como auto-anticuerpos, que atacan los propios órganos del cuerpo. Desde diciembre del año pasado, Iwasaki y otros han publicado estudios que identifican niveles elevados de más de 100 auto-anticuerpos diferentes en pacientes con Covid-19, dirigidos contra una variedad de tejidos desde el revestimiento de los vasos sanguíneos hasta el cerebro. Si bien el nivel de algunos de estos auto-anticuerpos disminuye naturalmente con el tiempo, otros persiste. Iwasaki cree que, si estos anticuerpos autodirigidos permanecen en la sangre de pacientes con Covid durante muchos meses, se podrían explicar muchos de los síntomas comunes, desde disfunción cognitiva hasta coágulos y disautonomía, un conjunto de síntomas en que los pacientes experimentan una incomodidad y aumento rápido de los latidos del corazón al intentar cualquier tipo de actividad.

Anteriormente ha habido indicios de esto en estudios de EM/SFC. Se ha descubierto que las pacientes femeninas tienen muchas más probabilidades de experimentar dolencias relacionadas con la autoinmunidad, que van desde nuevas alergias hasta rigidez muscular y dolor en las articulaciones, un perfil de síntomas similar al de muchas de las personas con Covid largo.

Iwasaki conduce otro estudio para examinar si ciertos auto-anticuerpos están presentes en niveles particularmente altos en pacientes femeninas con Covid largo. Si este resulta ser el caso, no sería una sorpresa total. Los virus se han relacionado durante mucho tiempo con la aparición de enfermedades autoinmunes que van desde la diabetes tipo 1 hasta artritis reumatoide, afecciones mucho más frecuentes en las mujeres. Los sondeos demuestran que las mujeres representan el 78% de los casos de enfermedades autoinmunes en Estados Unidos.

“Las infecciones virales hacen que el sistema inmunológico responda”, dice Nusbaum de la NYU. “Y para muchas mujeres, especialmente si están genéticamente predispuestas, esa respuesta inmunológica puede ser tan fuerte que se entra en este tipo de inmunidad desregulada, la cual no se apaga incluso después de que se elimina el virus”.

Las mujeres son más propensas a los problemas autoinmunes por varias razones, las cuales van desde un interruptor molecular llamado VGLL3 (que las mujeres tienen en niveles mucho más altos que los hombres y que puede hacer que el sistema inmunológico se acelere), hasta la hormona sexual estrógeno, que puede aumentar la inflamación. Los hombres, por otro lado, están más protegidos contra el desarrollo de problemas relacionados con la autoinmunidad debido a sus niveles más altos de testosterona, que suprimen la cantidad de células B, productoras de auto-anticuerpos. Iwasaki cree que esta tendencia puede ser el factor principal que explique el sesgo de género del Covid largo.

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“En el caso del Covid largo, el virus puede inclinar la balanza hacia la autoinmunidad en personas que ya tienen esa tendencia”, dijo Iwasaki.

Algunos científicos ya han comenzado a describir el Covid largo como una enfermedad autoinmune asociada a los estrógenos, por lo cual piden más investigación dedicada a identificar tratamientos contra el Covid largo personalizados y específicos de género.

Si los auto-anticuerpos se encuentran consistentemente en niveles particularmente altos en pacientes femeninas con Covid largo, un enfoque podría ser tratarlas con medicamentos inmunosupresores, como esteroides.

“Tenemos que intentar identificar las causas subyacentes en cada caso”, escribió Iwasaki. “Ese podría ser un enfoque, mientras que en otros casos en los que el problema es una infección persistente por Covid-19, es posible desear tratar a esos pacientes con antivirales. Continuaremos obteniendo más información sobre esto durante los próximos meses”.

Muchos esperan que las respuestas obtenidas al comprender el sesgo de género del Covid largo también puedan ayudar a proporcionar más información sobre el tratamiento de otras afecciones que son particularmente frecuentes en las mujeres, como EM/SFC, e incluso ciertas enfermedades autoinmunes.

“Muchos de los síntomas que experimentan los portadores de Covid largo son muy similares al Síndrome de Fatiga Crónica, la fibromialgia y algunas de estas otras afecciones crónicas que no comprendemos completamente”, dice Nusbaum. “Creo que es posible que la atención que ahora se está dando al Covid largo pueda ayudar a proporcionar una idea de eso, lo que sería un beneficio muy bienvenido”.

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