El círculo íntimo del Dalai Lama figura en la información del Proyecto Pegasus
Se cree que Dalai Lama no tienen teléfono personal, pero los números telefónicos vinculados a sus asesores principales aparecen en los datos filtrados. Foto compuesta: Guardian/AP

Los puestos de observación más cercanos de China se encuentran a cientos de millas de Dharamsala, la ciudad a las faldas del Himalaya indio que alberga al gobierno en el exilio del Tíbet y a su máximo líder espiritual, Dalai Lama. Aún así, los tibetanos que se encuentran ahí con frecuencia se han sentido vigilados de cerca.

Se han detectado con frecuencia presuntos espías chinos en la zona. Hace una década, un especialista en seguridad digital observó con incredulidad cómo los archivos confidenciales de las computadoras del gobierno tibetano se extraían en la pantalla ante sus ojos, actividad que llevó al descubrimiento de una red masiva de ciberespionaje, conocida como GhostNet, la cual se rastreó en gran parte hasta servidores chinos.

La tecnología de vigilancia ha evolucionado y la información filtrada señala a otro posible interés en las comunicaciones tibetanas, esta vez proveniente de una fuente menos obvia.

Se cree que los números telefónicos de un grupo de asesores importantes alrededor de Dalai Lama fueron seleccionados como personas de interés por parte de clientes gubernamentales de NSO Group. El análisis indica claramente que el gobierno indio fue quien seleccionó los posibles objetivos.

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Otros números telefónicos supuestamente seleccionados por Delhi fueron los del presidente del gobierno en exilio, Lobsang Sangay; el personal de la oficina de otro líder espiritual budista, Gyalwang Karmapa, y otros varios activistas y clérigos que forman parte de la comunidad exiliada en India.

El software de espionaje Pegasus de NSO permite a los clientes infiltrarse en los celulares y extraer sus llamadas, mensajes y ubicación. Los tibetanos seleccionados no ofrecieron sus teléfonos para confirmar si tuvieron un intento o fueron atacados exitosamente, pero el análisis técnico de otros 10 celulares en la lista de presuntos clientes indios encontró rastros de Pegasus o signos de objetivos relacionados con el software espía.

Se encontraron rastros de Pegasus en 37 de los 67 celulares analizados por el laboratorio de seguridad de Amnistía Internacional. De los 48 iPhone examinados que no habían sido reiniciados o reemplazados desde su aparición en los registros, 33 tenían rastros de Pegasus o indicios de un intento de infección. Los iPhone registran la información que puede revelar una infección por el software espía.

La información puede ofrecer un vistazo de la delicada relación entre los exiliados tibetanos y el gobierno de India, el cual ha proporcionado refugio al movimiento desde que sus líderes huyeron de la represión china en 1959, al mismo tiempo que lo ven como una palanca, y a veces como un lastre, en la relación con Beijing.

La posible vigilancia sobre los líderes espirituales y del gobierno tibetano señala una creciente consciencia en Delhi, así como en las capitales occidentales, de la importancia estratégica del Tíbet, ya que sus relaciones con China se han vuelto más tensas en los últimos cinco años.

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También resalta la creciente urgencia de saber quién sucederá al actual Dalai Lama, de 86 años, una figura aclamada a nivel mundial cuya muerte probablemente provocará una crisis de sucesión para la que ya se están preparando las potencias mundiales. El año pasado, Estados Unidos adoptó como política imponer sanciones contra de cualquier gobierno que interfiriera con el proceso de selección.

Los registros sugieren que los líderes tibetanos fueron seleccionados por primera vez a finales de 2017, en el período anterior y posterior a que el expresidente estadounidense Barack Obama se reuniera en privado con el Dalai Lama en una gira por el extranjero la cual también incluyó previas paradas en China.

Los asesores principales del Dalai Lama cuyos números aparecen en los datos incluyen a Tempa Tsering, líder espiritual enviado a Delhi hace mucho tiempo, y los asistentes principales Tenzin Taklha y Chhimey Rigzen, así como Samdhong Rinpoche, quien ha sido encargado de supervisar la selección del sucesor del líder budista.

No se sabe si el Dalai Lama, quien ha pasado los últimos 18 meses aislado en su complejo en Dharamsala, tiene teléfono personal, según dos fuentes.

Seguido del lanzamiento del proyecto Pegasus, el Ministro Tecnologías de la Información de India, Ashwini Vaishnaw, dijo que las afirmaciones del proyecto sobre la vigilancia de India eran un “intento para difamar la democracia india y sus sólidas instituciones”. Declaró al Parlamento: “La presencia de un número telefónico en la lista no equivale a ser vigilado… no hay fundamentos fácticos que sugieran que el uso de la información de alguna forma equivale a la vigilancia”.

India podría tener varios motivos para posiblemente espiar a los líderes tibetanos, pero algunos en Dharamsala han concluido que la cuestión de la sucesión puede ser una fuerza impulsora. El nombramiento de los sucesores del Dalai Lama, en ocasiones, ha tardado años después de la muerte del poseedor del título, y generalmente es dirigido por los discípulos principales del monje, quienes interpretan las señales que los guiarán al siguiente en la línea.

Pero China ve al próximo Dalai Lama como un líder separatista potencial que podría debilitar su control autoritario sobre el Tíbet. Ha reclamado el derecho exclusivo de controlar del proceso de selección, y los analistas dicen que ya está presionando a países vecinos como Nepal y Mongolia para que descarten el reconocimiento de cualquier sucesor que no sea el suyo propio.

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Beijing también está contactando a influyentes profesores y clérigos budistas del mundo, incluyendo a algunos ubicados en India, invitándolos a China para tratar de sentar las bases de su elección y apoyo turbio para cualquier candidato elegido por los seguidores de Dalai Lama.

Estas súplicas a los líderes budistas y otras interferencias en el proceso de sucesión han sido vigiladas cautelosamente por parte de las agencias de seguridad de India, que pudo haber solicitado monitorear de cerca un problema con grandes implicaciones para la propia relación de Delhi con China, pero donde es limitada su influencia directa y control.

India quiere asegurarse de que los tibetanos no lleguen a un acuerdo con los chinos que involucre el regreso de Dalai Lama al Tíbet”, dijo un exmiembro de la administración tibetana, quien pidió no ser nombrado.

India también puede estar tratando de monitorear el contacto informal continuo entre funcionarios chinos y líderes tibetanos. El Dalai Lama reveló hace dos años que India había vetado sus planes para tratar de reunirse con Xi Jinping cuando el presidente chino visitó India en 2014.

El mismo Dalai Lama ha dicho en varias ocasiones que mantienen conexiones con las autoridades chinas a través de ‘viejos amigos’”, dijo el exmiembro del gobierno tibetano. “India es muy consciente de esto y quieren asegurar que no se hagan tratos sin su conocimiento o participación”.

Delhi oficialmente respalda las negociaciones sobre el estado del Tíbet, pero en un informe reciente de un centro de estudios de India sugirió que las agencias de inteligencia del país no siempre habían apoyado el “camino medio” del Dalai Lama, un plan para resolver la disputa reconociendo la soberanía china sobre el Tíbet, pero concediendo la autonomía significativa de la provincia.

Otros motivos para la posible vigilancia sobre los líderes tibetanos pueden ser más sencillos, incluyendo que el Dalai Lama y la comunidad alrededor de él son un imán de información confidencial sobre el Tíbet y que regularmente se reúnen con dignatarios de todo el mundo.

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“Asumiría que India prestaría especial atención, por ejemplo, a las autoridades occidentales que visitan Dharamsala; creo que querrían monitorear eso en detalle”, dijo el profesor Robert Barnett, el exdirector del programa de estudios sobre el Tíbet en la Universidad de Columbia. “Tal vez, ¿el Dalai Lama les está pidiendo asilo? Creo que ese tipo de asuntos sería de mucha importancia para ellos”.

En múltiples declaraciones, NSO dijo que el hecho de que apareciera un número telefónico en la lista filtrada de ninguna manera era indicativo de si había sido seleccionado para ser vigilado por medio de Pegasus. “La lista no es una lista de objetivos de Pegasus o posibles objetivos”, afirmó la empresa. “Los números telefónicos en la lista no están relacionados de ninguna manera con NSO Group”.

El movimiento tibetano, como otros grupos apátridas, es vulnerable a ataques cibernéticos pero no está totalmente indefenso. Durante más de una década, el gobierno de Estados Unidos ha financiado a consultores de seguridad digital para fortalecer las redes informáticas tibetanas. Los líderes están informados de que en caso de que violaran alguno de sus dispositivos en algún momento deberían actuar en consecuencia.

Los líderes tibetanos estudian de cerca las estrategias de seguridad lideradas por otros grupos exiliados y disidentes, incluyendo llenar sus celulares y correos con información confusa y contradictoria, que puede atar a las agencias de inteligencia mientras intentan separar la verdad de la ficción. Otras estrategias incluyen la creación de “campos minados”, servidores y dispositivos que parecen ser genuinos pero en realidad son señuelos que proporcionan información falsa a los atacantes y permiten estudiar sus intentos de ataque.

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