¿Cuáles son los puntos clave del acuerdo climático de Glasgow?
Negociadores para el tema del cambio climático en Glasgow. La conferencia COP26 finalmente terminó el sábado después de extenderse por un día. Foto: Phil Noble/Reuters

La conferencia climática COP26 finalmente llegó a su término el sábado en la noche, después de haberse extendido por un día. Estos son los principales puntos del texto acordado por los delegados.

Reducción de emisiones (conocida como mitigación)

Los actuales planes nacionales para reducir las emisiones antes del año 2030, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), son insuficientes para limitar el aumento de la temperatura a 1.5°C, y de acuerdo con los análisis publicados durante las conversaciones conducirían a un desastroso calentamiento de 2.4°C.

Solo uno de los principales emisores, la India, presentó una nueva NDC durante las negociaciones, por lo que la labor de adaptar las NDC al objetivo de 1.5°C siempre se prolongaría más allá del final de la cumbre de Glasgow.

Sin embargo, en virtud del Acuerdo de París de 2015, los países solo deben regresar cada cinco años para establecer nuevas NDC, y en 2025 está previsto que debatan las NDC para después del año 2030. Ceñirse a ese cronograma llevaría al mundo a una temperatura muy superior a 1.5°C, por lo que uno de los objetivos cruciales de los anfitriones británicos era elaborar un plan de trabajo para realizar revisiones de forma más rápida.

Este objetivo se logró: la cuestión relativa a la revisión de las NDC formará parte de la agenda de la COP del próximo año, que se celebrará en Egipto, y de la siguiente, en 2023.

Aunque pueda parecer que “damos largas al asunto”, en realidad proporciona a los países que buscan una mayor ambición en la reducción de emisiones una importante herramienta para garantizar que los países más rezagados den un paso adelante. Glasgow nunca sería el punto final del proceso de lucha contra la crisis climática, por lo que establecer un plan de trabajo para las revisiones del próximo año, en lugar de hacerlo dentro de varios años, es una buena medida.

Carbón

El carbón es el combustible fósil más contaminante y la Agencia Internacional de la Energía ha dejado en claro que si no se elimina rápidamente, el mundo no puede aspirar a mantenerse dentro de los 1.5°C de calentamiento global. Para alcanzar el objetivo, es necesario cerrar al menos el 40% de las 8 mil 500 centrales eléctricas de carbón existentes en el mundo antes del año 2030 y no construir ninguna nueva.

Una de las frases más discutidas del acuerdo redactado en Glasgow fue el compromiso de “reducir progresivamente” la generación de energía a base de carbón. Originalmente se trataba de una eliminación progresiva, pero India insistió en el cambio, a pesar de las peticiones de otros países en desarrollo.

La COP26 termina con un acuerdo, pero con la frustración por el compromiso atenuado sobre el carbón, videoreportaje.

Puede parecer increíble, teniendo en cuenta la importancia de los combustibles fósiles en la crisis climática, sin embargo, desde que se firmó el Protocolo de Kioto en 1997 ninguna decisión de la COP ha realizado una referencia directa a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Esto refleja la feroz oposición de los países productores de petróleo y carbón, y de aquellos que dependen enormemente del consumo de combustibles fósiles. Esta circunstancia obstaculizó grandes avances en estas conversaciones, que se basan en el consenso para la toma de todas las decisiones. Por ello, incluso el compromiso atenuado fue recibido como un gran paso en el proceso.

Adaptación y financiamiento climático

Los países ricos acordaron en 2009 que los países pobres recibirían al menos 100 mil millones de dólares al año a partir de 2020, provenientes de fuentes públicas y privadas, para ayudarlos a reducir las emisiones y afrontar los efectos de la crisis climática. Pero en 2019, el último año del que se tienen datos, solo se aportaron 80 mil millones de dólares.

Los países en desarrollo están enojados por esta situación, lo cual se reflejó en las conversaciones, y se les prometió que en los próximos cinco años se producirán aumentos que elevarán el financiamiento para los próximos cinco años a 500 mil millones de dólares. Además, desean que una mayor parte del dinero se destine a la adaptación, en lugar de a la reducción de emisiones.

Esto resulta importante porque la mayor parte del financiamiento climático disponible actualmente se destina al financiamiento de proyectos de reducción de emisiones, como los planes de energía renovable, en países de ingresos medios que con frecuencia podrían ser financiados fácilmente sin ayuda, debido a que obtienen ganancias. Sin embargo, los países más pobres, que necesitan dinero para adaptarse al efecto de los fenómenos meteorológicos extremos, tienen dificultades para obtener cualquier tipo de financiamiento.

Al final, el texto acordó duplicar el porcentaje del financiamiento climático que se destina para la adaptación. La ONU y algunos países pidieron un reparto del 50% entre el financiamiento para la reducción de las emisiones y el financiamiento para la adaptación, por lo que este compromiso se vio insuficiente, pero sigue siendo un paso importante.

Pérdidas y daños

Las pérdidas y los daños se refieren a los estragos derivados de la crisis climática que son demasiado destructivos como para que los países puedan prevenirlos o adaptarse a ellos: huracanes y ciclones, por ejemplo, o la inundación de zonas bajas por las mareas de tormenta.

Los países llevan una década hablando sobre las pérdidas y los daños, pero los debates han progresado poco. Los países en desarrollo señalan que ya están gastando grandes sumas de sus presupuestos, ya de por sí muy ajustados, para reparar los daños causados por la crisis climática, aunque los países desarrollados desconfían de la forma en que se ha planteado en ocasiones el debate, como una petición de indemnizaciones o reparaciones por los daños climáticos, que no pueden aceptar porque los expondría a una responsabilidad legal interminable.

En la última COP, los debates progresaron lo suficiente como para crear una base de datos y un sistema de comunicación e información, denominado Red de Santiago. Muchos países en desarrollo esperaban que la COP26 supusiera un paso más hacia algún tipo de mecanismo de financiamiento para pérdidas y daños. Esto aún no ha sucedido, y se retomará el tema el próximo año.

Reafirmar el Acuerdo de París

Algunos países acudieron a Glasgow para oponerse a la adopción de medidas más contundentes e intentaron sugerir que centrarse en el 1.5°C era “reabrir el Acuerdo de París”, cuyo objetivo principal es mantener el aumento de la temperatura “muy por debajo” de los 2°C por encima de los niveles preindustriales, mientras se “continúan los esfuerzos” para limitar el aumento a 1.5°C.

Los anfitriones del Reino Unido y sus partidarios, como el estadounidense John Kerry, señalaron reiteradamente que “muy por debajo” de 2°C no podía significar 1.9°C o 1.8°C, ya que dichas cifras no eran “muy por debajo”, y que estar por debajo se acercaba a 1.5°C. También se mencionan repetidas referencias en el texto a “los mejores datos científicos disponibles”, que han evolucionado desde el Acuerdo de París para mostrar aún más claramente que 1.5°C es mucho más seguro que 2°C y que cada fracción de grado cuenta.

Así que en Glasgow se ganó firmemente la discusión a favor de 1.5°C, un logro en sí mismo para los anfitriones del Reino Unido, y mucho mejor para el planeta.

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