Dos activistas de Baréin y Jordania hackeadas con el software espía Pegasus, de NSO
Ebtisam al-Saegh en 2017. Foto: LuaLuaTV

La difícil situación de las defensoras de los derechos de las mujeres en Baréin y Jordania se encuentra en el centro de la atención después de las nuevas revelaciones de que dos destacadas activistas fueron hackeadas en múltiples ocasiones por países que utilizaron el software espía de NSO Group.

En una investigación realizada por el grupo de derechos humanos Front Line Defenders (FLD) y el grupo de derechos digitales sin fines de lucro Access Now se descubrió que los celulares de Ebtisam al-Saegh, defensora de los derechos humanos de Baréin, y de Hala Ahed Deeb, que trabaja con grupos de derechos humanos y feministas en Jordania, fueron hackeados mediante el uso del software espía Pegasus de NSO.

Ambas mujeres señalaron que los hallazgos, confirmados por investigadores de seguridad del Citizen Lab de la Universidad de Toronto, se sintieron como violaciones a su privacidad que les cambiaron la vida, y enfatizaron que este tipo de ataques contra las mujeres son “particularmente graves”, en vista de que se puede usar la información sensible como arma contra ellas.

“Desde que descubrieron que sus teléfonos estaban infectados, cada una de ellas vive diariamente en un estado de ansiedad y miedo. Temen especialmente la posibilidad de exponer a otras activistas y víctimas con las que trabajan, y les preocupa que sus familias y amigos ahora se encuentren en peligro”, señalaron FLD y Access Now.

De acuerdo con el análisis realizado por Citizen Lab, se descubrió que el dispositivo móvil de al-Saegh fue hackeado al menos ocho veces entre agosto y noviembre de 2019 mediante el uso del software espía de NSO. Esto ocurrió después de varios incidentes en los que al-Saegh, que trabaja para Salam for Democracy and Human Rights, fue acosada por las autoridades de Baréin, incluyendo el haber sido citada a una estación de policía de Muharraq, ser interrogada, agredida física y sexualmente, y amenazada con ser violada si no detenía su activismo, indicaron FLD y Access Now.

Al-Saegh comentó que el enterarse de que la habían hackeado la llevó a un estado de “miedo y terror diarios” y le quitó la sensación de seguridad que sentía dentro de su propio hogar, porque ahora sentía que su teléfono la “espiaba” todo el tiempo.

“Mi hogar solía ser el único espacio seguro para mí, un lugar de libertad personal donde me puedo quitar el velo y ejercer mis libertades religiosas y sociales sin límites“, dijo en un comunicado compartido por FLD. “El miedo ha limitado mi trabajo. Constantemente siento ansiedad y miedo de haber puesto en peligro a otros debido a su relación conmigo”.

Cuando el programa se instala con éxito en un celular, Pegasus puede interceptar los mensajes y fotografías del usuario, rastrear su ubicación y convertir el teléfono en un dispositivo de audio remoto.

NSO afirmó que su software está autorizado para que los países clientes lo utilicen contra sospechosos de terrorismo y otros delincuentes peligrosos, y que investiga las acusaciones creíbles de abuso cometidas por sus clientes.

Un vocero de NSO señaló: “No podemos comentar directamente sobre un informe que no hemos visto, ni investigar basándonos en nombres recibidos en una investigación de prensa”.

El vocero agregó: “La firme postura de NSO sobre estos temas radica en que el uso de herramientas cibernéticas para vigilar a disidentes, activistas y periodistas, independientemente de su género, constituye un grave abuso de cualquier tecnología y atenta contra el uso deseado de tales herramientas cruciales. La comunidad internacional debe tener una política de tolerancia cero hacia este tipo de actos, por lo que resulta necesaria una regulación global. NSO ha demostrado en el pasado que mantiene una tolerancia cero ante este tipo de usos indebidos, al rescindir múltiples contratos”.

El descubrimiento del software espía en los teléfonos de las dos activistas se suma a los múltiples reportes de otras activistas y periodistas que fueron objetivos en el pasado, incluyendo a la fallecida activista emiratí Alaa Al-Siddiq, y a la periodista de Al Jazeera Ghada Oueiss.

Los investigadores confirmaron que en marzo de 2021 el dispositivo móvil de Deeb estuvo infectado por Pegasus. Deeb comentó que el hackeo la hizo sentir “violada, desnuda y sin dignidad”.

“Muchas veces he dicho que no tengo nada que ocultar, pero me di cuenta de que la privacidad en sí misma es mi derecho”, dijo en un comunicado difundido por FLD.

Añadió: “No hablo con mis amigos y evito hablar por teléfono todo lo que puedo. A veces practico una especie de autocensura cuando me pregunto qué tipo de conductas provocarían aquellos que hackearon mi teléfono”.

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