‘Denme a mi bebé’: la lucha de una mujer india por reclamar a su hijo después de una adopción sin consentimiento

Durante las lluvias y el calor húmedo de noviembre, día y noche, Anupama S Chandran se sentó a las puertas de la secretaría del estado de Kerala. Se negó a comer, beber o moverse. Su única exigencia estaba escrita en un cartel: “Denme a mi bebé“.

La historia de la lucha de Chandran por recuperar a su hijo, que le fue arrebatado por su propia familia pocos días después de nacer y dado en adopción sin su conocimiento, ha sido recibida tanto con horror como con una triste familiaridad en la India.

En una sociedad que sigue dividida por las líneas divisorias de las castas, el calvario de Chandran expuso las crueldades que aún se infligen a las mujeres que se atreven a cruzar esas líneas.

Chandran, hija de un líder local del Partido Comunista de la India, era una estudiante de 19 años cuando se enamoró de Ajith Kumar. Ambos participaban en el activismo político de izquierda. Él era 10 años mayor y estuvo casado anteriormente, pero fue una amistad que gradualmente creció hasta que se dieron cuenta de que se habían enamorado.

‘Me destrozó por completo’

Kerala es considerado uno de los estados más progresistas de la India. Tiene el índice de alfabetización más alto del país, que supera el 96%, el 92% en el caso de las mujeres, así como la mayor esperanza de vida y la menor tasa de mortalidad infantil.

Pero la casta, la antigua jerarquía social procedente de las escrituras hindúes que se determina al nacer, sigue siendo poderosa, sobre todo cuando se trata del matrimonio. En 2020, un hombre de una casta inferior fue asesinado en el distrito de Palakkad, en Kerala, por casarse con una mujer de una casta superior. El padre de la mujer llevó a cabo el asesinato con un hacha. Es una historia similar en toda la India; incluso a medida que la sociedad cambia y se moderniza, poco más del 5% de los matrimonios suceden entre castas.

Chandran nunca pensó mucho en la casta de Kumar, y supuso que su familia tampoco lo haría. Kumar era dalit, la casta más baja, antiguamente denominada “intocable”, y ella pertenecía a una casta superior poderosa. “Siempre pensé que los miembros de mi familia eran comunistas y que las diferencias de casta, clase y religión no les importarían”, explicó Chandran. “Pero me equivoqué. Mis padres eran horribles, utilizaban palabras muy feas para la casta de Ajith e intentaron obstinadamente separarme de él”.

Cuando se dieron cuenta de que estaba embarazada, ella y Kumar se sintieron eufóricos. Decidieron llamar al bebé Aiden, que significa “pequeño fuego”. Chandran dijo que siempre supo que tener un bebé fuera del matrimonio con un hombre divorciado de una casta inferior no estaría exento de dificultades. Pero no estaba preparada para la pesadilla que siguió.

Durante más de siete meses le ocultó su embarazo a su familia. Pero cuando les dio la noticia, se horrorizaron. “Me entristeció muchísimo cuando mi hermana me dijo que abortara a mi bebé, diciendo que solo era un ‘bulto de carne'”, cuenta.

Chandran afirma que sus padres la mantuvieron entonces prisionera en la casa, prohibiéndole tener contacto con Kumar o sus amigos, y la sometieron a abusos físicos y emocionales. Comenta que la llevaron a un hospital en Mallapuram e intentaron que interrumpiera lo que le dijeron que era un embarazo “ilegítimo”, pero ella se negó.

Días antes de que su hermana mayor se casara, dijo Chandran, su familia la llevó a un hospital local donde, afirma, le practicaron una cesárea contra su voluntad. El 19 de octubre de 2020 nació su hijo. La familia negó haber interferido en el embarazo.

A Chandran le permitieron pasar tres breves pero preciados días con su hijo en el hospital antes de que se lo llevaran, asegurándole que solo era para que lo mantuvieran oculto en casa de un familiar y que la presencia de un bebé nacido fuera del matrimonio “no causara problemas en la boda de mi hermana”, dijo. Y añadió: “Incluso me prometieron devolverme el bebé después de la boda de mi hermana”.

De pie junto a la calle, con la herida de la cesárea aún resentida, Chandran se aferró con fuerza a su hijo, negándose a dejarlo ir. Pero asegura que sus padres la cachetearon y le arrebataron al niño de sus brazos.

Chandran siguió cautiva y, aunque lloraba y suplicaba que le dieran noticias de su bebé, no le dieron ninguna. Después de ponerse en contacto con Kumar, cuenta, su familia llamó a la policía y después la encerraron en casa de sus abuelos, a más de 199 kilómetros de distancia.

“Cuando insistí contundentemente en mis preguntas sobre mi hijo, mis familiares se enojaron mucho y me dijeron que debía suicidarme o que me internarían en un manicomio“, contó. “Ese fue el momento en que me dijeron categóricamente por primera vez que no volvería a tener a mi hijo”.

Finalmente escapó de la casa y encontró a Kumar. La pareja estaba desesperada, sin tener ninguna idea de dónde se encontraba su hijo. Empezaron con la policía, pero Chandran descubrió que “lo único que les preocupaba eran los sentimientos de mis padres” y comenta que se negaron a investigar. “El hecho de que mi bebé llevara tantos meses desaparecido no supuso ningún problema para la policía”, dijo. “Solo les preocupaba cualquier problema que pudiera tener mi padre [un destacado político local] al acudir a la estación de policía”.

Las peticiones y quejas que presentó al comité estatal de bienestar infantil (CWC), al jefe de la policía estatal de Kerala, a altos dirigentes del CPM y a la oficina del ministro jefe, tampoco fueron fructíferas, puesto que los políticos y la policía le dijeron en repetidas ocasiones que era un asunto de su familia, explicó.

Chandran y Kumar afirman que las conexiones políticas de su padre hicieron que nadie abordara el caso. Un ministro estatal comentó a los medios de comunicación que los padres de Chandran “hicieron lo que cualquier padre haría”.

Finalmente, el padre de Chandran habló con la policía y confirmó que el bebé había sido dado en adopción. Al principio parecía que todo estaba perdido; los trámites de adopción se habían completado, le dijeron, y habían entregado al bebé a unos nuevos padres. “Me destrozó por completo. Perdí todas las esperanzas de encontrar a mi hijo”, dijo.

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‘A la policía solo le preocupaba cualquier problema que pudiera tener mi padre al acudir a la estación de policía’. Foto: Jayesh Vijayan

‘Cada día es como una celebración’

Finalmente, Chandran inició una huelga de hambre frente a la oficina del comité de bienestar infantil el 11 de noviembre. A medida que comenzaba a formarse una tormenta mediática en torno a ella, y la oposición política de Kerala lo calificaba como “un crimen de honor ejecutado colectivamente por la maquinaria estatal”, la policía por fin comenzó a actuar.

Durante el transcurso de dos semanas, se abrió un caso policial contra su familia y los tribunales suspendieron la adopción del bebé, que, según se supo, había sido enviado a una familia adoptiva en un estado vecino. Después de que una prueba de ADN demostró que Kumar y Chandran eran los padres del bebé, el 24 de noviembre, más de 13 meses después de que se lo llevaron, los tribunales ordenaron que se les devolviera el bebé Aiden.

Era la primera vez que Kumar veía a su hijo. “Ahora cada día es como una celebración para nosotros. Es muy bonito tocar y sostener a mi hijo, llevarlo a jugar conmigo. Ahora el bebé ha empezado a reconocernos”, dijo. Chandran comentó que se sentía “eufórica más allá de las palabras… Todavía me emociono tanto cada vez que lo veo”.

El padre de Chandran, S Jayachandran, negó que sus familiares hubieran abusado de ella de alguna manera o que se hubieran llevado al bebé contra su voluntad. Hablando con los medios de comunicación locales, dijo: “La decisión de entregar al bebé se tomó de forma colectiva incluso antes de que naciera, ya que no teníamos otra opción. Anupama también quería evitar al bebé para librarse de la vergüenza de dar a luz a un bebé fuera del matrimonio”.

La pareja comenta que, aunque ahora tienen de nuevo a su bebé, su lucha por la justicia no ha terminado. Están presionando para que se emprendan acciones legales contra la familia de Chandran por secuestro y confinamiento ilícito. Ella comentó: “Dejé de querer [a la familia] incluso antes de dejar su casa. [Durante un año] le negaron a mi bebé su derecho a ser cuidado por su madre y a tener leche materna, y a Ajith el derecho a ser padre”.

Y añadió: “Estoy intentando olvidar esos días tan dolorosos. Intento olvidar el peor año de mi vida”.

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