Cumbre Xi-Putin: Rusia se acerca a China mientras se avecina una ‘nueva guerra fría’
Xi y Putin en Beijing en 2018. La reunión de esta semana será la primera interacción en persona del presidente chino con un líder extranjero en casi dos años. Foto: Greg Baker/AP

Cuando los líderes de China y Rusia se reúnan en Beijing este viernes, poco antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, los analistas de la relación bilateral buscarán información sobre cómo esta casi alianza del siglo XXI reestructura el orden mundial de la posguerra.

Hace 50 años en este mes, el 21 de febrero de 1972, el histórico apretón de manos entre Richard Nixon y Mao Zedong cambió la geometría de la guerra fría. Los historiadores llamaron aquella visita como “la semana que cambió el mundo”. Más adelante influyó en el posterior movimiento de Washington hacia la distensión con Moscú.

Sin embargo, medio siglo después, mientras aumentan las conversaciones sobre una nueva guerra fría -esta vez entre Estados Unidos y China-, Moscú y Beijing se están acercando, por el contrario. En medio de la evolución de la crisis en Ucrania, la semana pasada Beijing secundó públicamente las “preocupaciones de seguridad” de Moscú con respecto a la OTAN.

“Esta será su 38ª [reunión] desde 2013, [y] es excepcionalmente significativa debido a los desafíos de política exterior a los que cada líder se enfrenta en este momento”, señaló David Shullman, director senior del Global China Hub en el Atlantic Council, refiriéndose a Vladimir Putin y Xi Jinping.

“Putin aprecia las expresiones públicas chinas de apoyo a la postura de Rusia respecto a Ucrania que demuestran que el Kremlin no se encuentra aislado internacionalmente”, explicó.

“Para China, la visita de Putin constituye una importante demostración de apoyo en un momento en el que Estados Unidos, Reino Unido y otros países están llevando a cabo un boicot diplomático contra los Juegos”.

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Un convoy de vehículos blindados rusos circula por una carretera en Crimea. Foto: AP

La reunión de esta semana será la primera interacción en persona de Xi con un líder extranjero en casi dos años. La maquinaria de propaganda china ya se encuentra en pleno funcionamiento de cara al evento. En los medios de comunicación estatales, el nombre del presidente ruso encabeza la lista oficial de dignatarios extranjeros. A principios de esta semana, la agencia estatal de noticias Xinhua elogió en un largo artículo la amistad entre ambos países.

“La ‘reunión sobre los Juegos Olímpicos de Invierno’ de los líderes de China y Rusia inicia un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales”, declaraba el titular. Desde entonces, otros importantes sitios web de propiedad estatal publicaron nuevamente el artículo en los últimos días.

La reunión entre Xi y Putin recibirá una gran atención tanto en Washington como en otras grandes capitales occidentales. Inevitablemente, de acuerdo con los analistas, la cuestión de Ucrania adquirirá una gran importancia. En 2014, en una muestra de desafío frente a las intensas críticas occidentales por la anexión de Crimea, Putin se dirigió a Xi para buscar una alternativa. Beijing demostró su apoyo con la firma de un acuerdo de compra de gas de 400 mil millones de dólares a 30 años.

A medida que se gesta la crisis en Ucrania, Rusia se enfrenta una vez más a la presión internacional y busca aliados extranjeros en su pugna con Occidente. En la situación actual, Rusia “necesita a China mucho más que a la inversa”, dijo Alexander Gabuev, presidente del Programa de Rusia en Asia-Pacífico del Centro Carnegie de Moscú, durante una mesa redonda el miércoles.

Describiendo el ambiente en Moscú, Gabuev comentó: “China es muy pragmática y tiene mucha influencia… La posición negociadora de China se refuerza día con día, así que es mejor firmar un acuerdo con China ahora que hacerlo mañana”.

Putin llegará a la reunión con Xi con la intención de conseguirlo. El Kremlin emprende esta rara visita al extranjero con una lista de 15 contratos y acuerdos que quiere firmar con el líder chino, incluyendo una declaración conjunta que “reflejará los puntos de vista en común de Rusia y China sobre temas globales clave, entre ellos los de seguridad”.

Aparentemente, el Kremlin buscará el apoyo formal de China en su conflicto con los países de la OTAN.

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Vladimir Putin en una videoconferencia con Xi Jinping en diciembre. Foto: Mikhail Metzel/AP

“Beijing apoya las demandas de Rusia sobre las garantías de seguridad, China comparte la postura de que no se puede garantizar la seguridad de un país a través de perjudicar la seguridad de otro país”, comentó el asistente del Kremlin Yuri Ushakov, añadiendo que pedían la “creación de mecanismos eficaces para garantizar la seguridad en Europa a través de negociaciones”.

En un artículo publicado en la agencia estatal de noticias china Xinhua, Putin también destacó los esfuerzos conjuntos para ampliar los pagos en las monedas nacionales y crear “mecanismos para compensar el impacto negativo de las sanciones unilaterales”. Los legisladores estadounidenses amenazaron con imponer la “madre de todas las sanciones” si Rusia lanza una nueva invasión contra Ucrania.

Putin estará acompañado por un grupo de diplomáticos de alto nivel y energéticos, entre los que figuran sus ministros de Relaciones Exteriores y Energía y el director ejecutivo de Rosneft, Igor Sechin. Esto indica que la cooperación económica y energética probablemente será uno de los puntos centrales de las conversaciones del viernes.

Ushakov comentó que las dos partes también discutirían los planes para el gasoducto Power of Siberia 2, el cual permitiría que Rusia desviara el gas de Europa a través de su polémico gasoducto Nord Stream 2 y lo vendiera en cambio en el mercado chino. Sin embargo, incluso si las dos partes llegan a un acuerdo, se necesitarían años para construir el gasoducto.

La cumbre constituirá el tercer viaje de Putin al extranjero desde el brote de coronavirus de finales de 2019. Se prevé que los dos líderes mantendrán conversaciones en la mañana del 4 de febrero y después tendrán un almuerzo privado que “les ayudará a tener una discusión lo más abierta posible sobre los asuntos internacionales y bilaterales más importantes”, dijo Ushakov.

El mes pasado, Beijing anunció que el comercio bilateral entre China y Rusia alcanzó casi 147 mil millones de dólares el año pasado, más del doble de la cifra de 68 mil millones de dólares de 2015 después de las sanciones occidentales. La semana pasada, diplomáticos de alto nivel de ambos países acordaron intensificar la coordinación respecto a los asuntos asiáticos, en la última jugada que señala lazos aún más estrechos en medio de las presiones occidentales.

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Un mapa muestra el recorrido del Nord Stream 2 en el exterior de una construcción próxima a la estación receptora del gasoducto cerca de Lubmin, Alemania. Foto: Sean Gallup/Getty Images

“Tanto Xi como Putin enfatizarán (una vez más) que su relación es la mejor que ha existido en la historia y que los dos países siguen profundizando sus lazos estratégicos y económicos, con la idea subyacente de que ningún esfuerzo liderado por Estados Unidos para desbaratar su liderazgo o sus intereses estratégicos tendrá éxito”, indicó Shullman.

La profesora Sharyl Cross, directora del Centro Kozmetsky de la Universidad de St. Edward en Austin, Texas, se mostró partidaria de esta perspectiva. “Los dos líderes enfatizarán sus crecientes lazos bilaterales en materia de seguridad y economía, así como sus perspectivas en común respecto a una serie de cuestiones de seguridad mundial que suponen un reto para la influencia mundial de Estados Unidos y el orden internacional liberal”, explicó, añadiendo que era probable que Xi y Putin también incluyeran un debate sobre el papel de la OTAN en Europa.

Cross señaló que tanto Moscú como Beijing se podrían beneficiar de la división entre las naciones democráticas y la alianza de seguridad transatlántica en su respuesta al conflicto de Ucrania. “Estados Unidos y sus aliados deberían pensar en cómo evitar impulsar el acercamiento de estas dos grandes potencias y en las formas en las que se podrían gestionar los desafíos simultáneos tanto de Rusia como de China en diferentes regiones (Europa y Asia)”, señaló.

No obstante, Shi Yinhong, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Renmin en Beijing, minimizó la importancia de la próxima reunión. Comentó que no esperaba que surgiera algo nuevo de ella.

“China ya dijo lo que dijo sobre los últimos acontecimientos. Se puede considerar que las declaraciones de Beijing son muy favorables hacia Rusia, pero tienen algunas reservas importantes”, señaló. “Por ejemplo, China nunca se ha comprometido a una participación militar en caso de guerra. Y del mismo modo, a pesar de que Putin apoyó anteriormente la postura de Beijing sobre Taiwán, tampoco se ha comprometido a involucrarse militarmente en caso de un conflicto importante [entre China y Estados Unidos]”.

Para Shi, el tipo de dignatarios extranjeros que llegaron a Beijing esta semana es, en cambio, un dato más revelador del estado actual de la situación en vísperas del 50º aniversario de la visita de Nixon a Beijing. Estos líderes abarcan desde Putin hasta el presidente de Egipto, Abdel Fatah al-Sisi, pasando por el presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev.

“Entre aquellos que boicotearon diplomáticamente los Juegos de Invierno y aquellos que llegaron a Beijing, podemos observar algunos indicios de que el mundo efectivamente se encamina hacia la bipolarización”.

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