Ketanji Brown Jackson jura defender la Constitución de EU en su declaración de apertura
Ketanji Brown Jackson en el Capitolio el lunes. El presidente Joe Biden la calificó como 'una mente jurídica brillante con el máximo carácter e integridad'. Foto: Kent Nishimura/LA Times/Rex/Shutterstock

Ketanji Brown Jackson prometió defender la Constitución de Estados Unidos y lo que llamó el “gran experimento de la democracia estadounidense” en su declaración de apertura de las audiencias de confirmación en el Senado que la podrían convertir en la primera mujer negra en formar parte de la Corte Suprema de Estados Unidos desde sus 233 años de existencia.

Jackson, de 51 años, habló ante el comité judicial del Senado el lunes, al comienzo de los cuatro días de disputas partidistas potencialmente difíciles sobre su candidatura. La jueza adoptó un tono conciliador, destacando su neutralidad ideológica.

“He sido jueza durante casi una década y tomo con mucha seriedad mi responsabilidad de ser independiente“, dijo a los 22 senadores que tenía frente a ella. “Decido los casos desde una postura neutral”.

También alentó al comité a considerar su candidatura en su contexto histórico. Señaló que sus padres se mudaron de Florida a Washington DC, donde fue criada para huir de la segregación racial, y comentó que le pusieron un nombre africano tanto por “el orgullo de su herencia como por la esperanza en el futuro”.

La naturaleza innovadora de las audiencias de confirmación que podrían llevar a la primera mujer afroamericana al más alto tribunal de la nación desde su fundación en 1789 resonó en la sala del comité. Dick Durbin, el presidente demócrata del comité que inició el proceso, señaló que cuando se creó el tribunal había casi 700 mil personas esclavizadas en Estados Unidos, sin derechos de ciudadanía ni acceso a la justicia en condiciones de igualdad.

“Ustedes son testigos vivos de que, en Estados Unidos, todo es posible”, dijo Durbin. “Hemos recorrido un largo camino desde 1790, y sabemos que todavía tenemos que conformar una unión más perfecta”.
Cory Booker, senador demócrata de Nueva Jersey que es el único miembro afroamericano del comité, también aprovechó el carácter histórico de la ocasión. “Hoy deberíamos congratularnos. Este es el Estados Unidos en el que cualquier persona puede lograr cualquier cosa“, expresó.

Si los representantes demócratas esperaban que la historia que se estaba creando condujera a un proceso de confirmación fluido y digno, quedaron rápidamente desengañados. Pocos minutos después del golpe del martillo de Durbin, los miembros del comité republicano intentaron dañar la reputación de Jackson atacando sus conexiones liberales “radicales”.

Chuck Grassley, de Iowa, describió a la candidata como la predilecta de los grupos progresistas de “dinero oscuro” que, según él, eran “blandos con el crimen” en un momento en el que el crimen violento estaba arrasando las grandes ciudades.

Josh Hawley, de Missouri, intensificó su incendiaria acusación la semana pasada de que en sus siete años como jueza de un tribunal federal de distrito, Jackson se mostró indulgente con los criminales de pornografía infantil. Los verificadores de hechos de los medios de comunicación expusieron las afirmaciones de Hawley en un hilo de Twitter como carentes de fundamento y engañosas.

En su declaración de apertura del lunes, Hawley leyó una lista de siete casos atendidos por Jackson en su época en el tribunal de distrito que, según el senador, mostraban una diferencia entre las sentencias relativamente indulgentes que ella dictó y tanto los lineamientos de sentencia existentes como las solicitudes de los fiscales. Hawley indicó que los casos le “preocupaban”.

“Lo que me preocupa, y he sido muy franco al respecto, es que la jueza Jackson dictó una sentencia indulgente que fue inferior a los lineamientos recomendados”.

La confirmación de Jackson, en caso de que sobreviva a las turbulencias de los próximos días seguidas de una votación en el Senado a principios de abril, afectaría fundamentalmente no solo la imagen pública y la diversidad del más alto tribunal de la nación.

Aunque su nombramiento no cambiaría el equilibrio de seis a tres de la derecha de la corte -sustituiría al juez liberal Stephen Breyer, que se está jubilando-, podría moldear el panorama jurídico de Estados Unidos durante las próximas décadas.

Su nombramiento también podría influir drásticamente en el prestigio de Joe Biden, el presidente que la nominó en cumplimiento de una promesa de campaña para 2020 de seleccionar a una mujer afroamericana.

Poco antes de que comenzaran las audiencias, Biden expresó su apoyo para Jackson. Tuiteó que era una “brillante mente jurídica con el máximo carácter e integridad”, que merecía ser confirmada.

En sus declaraciones de apertura, los senadores demócratas intentaron reforzar igualmente la posición de Jackson antes de que se enfrente a dos días de interrogatorios directos.

Patrick Leahy, de Vermont, condenó la idea de que la candidata estaba ligada a grupos de izquierda.

“La jueza Jackson no es una activista judicial”, dijo. “No es una marioneta de la llamada izquierda radical”.

Leahy, al igual que otros demócratas, destacó los antecedentes de Jackson en una familia dedicada a la aplicación de la ley y se refirió deliberadamente a su respaldo por parte de la Orden Fraternal de Policía.

Desde su lado del comité, dividido en partes iguales, los senadores republicanos establecieron las líneas de ataque que dominarán la etapa inquisitoria de las audiencias que comenzará el martes. Plantearon preguntas sobre el historial de Jackson en diversos frentes, desde si aprobaría ampliar la corte suprema para reducir su mayoría conservadora hasta su trabajo legal representando a los detenidos de Guantánamo.

Lindsey Graham, de Carolina del Sur, fue uno de los tres republicanos que votaron a favor de la confirmación de Jackson cuando se presentó ante el Senado el año pasado para ocupar un puesto en el tribunal de apelaciones de Estados Unidos para el circuito de DC. El lunes, adoptó una postura sorprendentemente más hostil

Preguntó el motivo por el que grupos liberales que quieren reformar la corte suprema, como Demand Justice, la respaldaban. Se trata de los “elementos más radicales del partido demócrata con los puntos de vista más radicales sobre cómo ser juez, y usted es su opción”, dijo Graham.

Otros destacados miembros republicanos del comité -varios con ambiciones presidenciales- expusieron su postura ante las cámaras de televisión. Ted Cruz enumeró varios de los fallos más tóxicos de la sociedad estadounidense: el discurso de odio, la libertad religiosa, los derechos del aborto, el derecho a portar armas y la delincuencia.

Los representantes demócratas tienen muy poco margen de acción en su intento de sentar a Jackson en la corte. Con una división de 50-50 en el Senado, y la vicepresidenta Kamala Harris con el voto de desempate, los demócratas no se pueden permitir ni una sola deserción en caso de que todos los republicanos voten en contra de ella.

Nacida en Washington, Jackson creció principalmente en Florida y asistió a la facultad de Derecho de Harvard. De ser confirmada, sería única entre los jueces de la corte suprema, ya que tuvo dos años de experiencia como defensora pública representando a acusados penales.

Ha formado parte de la magistratura federal desde 2013, ascendiendo al tribunal de apelaciones de Estados Unidos para el circuito de DC el año pasado. Este tribunal ha sido calificado como el “segundo tribunal más alto del país” debido a que muchos jueces de la corte suprema han sido elegidos de ahí.

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