La violación como arma: sale a la luz la inmensa magnitud de la violencia sexual infligida en Ucrania
Una mujer ucraniana camina junto a un tanque ruso destruido en la ciudad de Bucha. Violaciones en grupo, agresiones a punta de pistola y violaciones delante de niños son algunos de los sombríos testimonios recopilados por los investigadores. Foto: Atef Safadi/EPA

Las mujeres de toda Ucrania luchan contra la amenaza de la violación como arma de guerra a medida que surgen cada vez más pruebas de violencia sexual procedentes de las zonas recuperadas de las fuerzas rusas que se están retirando.

El mundo se horrorizó el domingo con una imagen tomada por el fotógrafo Mikhail Palinchak en una carretera a 20 km a las afueras de la capital, Kiev, en la que los cuerpos de un hombre y tres mujeres estaban amontonados bajo una manta. Las mujeres estaban desnudas y sus cuerpos estaban parcialmente quemados, comentó el fotógrafo

La estremecedora imagen se suma a las cada vez más numerosas pruebas de que se han llevado a cabo ejecuciones sumarias, violaciones y torturas contra la población civil en las zonas controladas por Rusia desde que el Kremlin lanzó la invasión contra su vecino el 24 de febrero.

Para muchos resulta particularmente difícil comprender la magnitud de la violencia sexual. A medida que las tropas rusas se han retirado de las ciudades y suburbios alrededor de la capital para volver a concentrar el esfuerzo bélico en el este de Ucrania, mujeres y niñas han acudido a la policía, los medios de comunicación y las organizaciones de derechos humanos para contar las atrocidades que han sufrido a manos de los soldados rusos. Violaciones en grupo, agresiones a punta de pistola y violaciones cometidas delante de niños son algunos de los sombríos testimonios recopilados por los investigadores.

“Hemos recibido varias llamadas en nuestra línea directa de emergencia de mujeres y niñas que buscaban ayuda, pero en la mayoría de los casos ha sido imposible ayudarlas físicamente. No hemos podido llegar a ellas debido a los combates“, explicó Kateryna Cherepakha, presidenta de La Strada Ukraine, una organización benéfica que presta apoyo a las supervivientes de la trata de personas, la violencia doméstica y las agresiones sexuales.

“La violación es un delito poco denunciado y un problema estigmatizado incluso en tiempos de paz. Me preocupa que lo que sepamos no sea más que la punta del iceberg”.

Las violaciones y las agresiones sexuales son consideradas crímenes de guerra y una violación del derecho internacional humanitario, y tanto el fiscal general de Ucrania como la Corte Penal Internacional señalaron que abrirán investigaciones sobre las denuncias de violencia sexual. Pero lo que actualmente parece una posibilidad lejana de que se haga justicia no ha servido para apaciguar los temores de las mujeres ucranianas sobre lo que todavía puede ocurrir en una guerra que está lejos de terminar.

Antonina Medvedchuk, de 31 años, dijo que cuando se despertó con el sonido de los bombardeos el día en que estalló la guerra, lo primero que agarró antes de salir de Kiev fueron condones y tijeras para usarlos como arma para protegerse.

“En cada pausa entre el toque de queda y el bombardeo buscaba anticonceptivos de emergencia en lugar de un botiquín de primeros auxilios básico”, explicó. “Mi madre intentaba tranquilizarme: ‘Esta no es una guerra así, ya no existen, son de viejas películas‘. Soy feminista desde hace ocho años y lloré en silencio, porque todas las guerras son así”.

No son solo los soldados rusos de los que se tienen que proteger las mujeres ucranianas. En Vinnytsia, una ciudad al oeste del país, una profesora denunció a la policía que un miembro de los servicios de defensa territorial la arrastró a la biblioteca de la escuela e intentó violarla. El hombre fue detenido.

Organizaciones como La Strada Ukraine y una red nacional llamada Feminist Workshop (Taller Feminista) han estado trabajando en internet y con el gobierno local para distribuir información sobre el apoyo médico, legal y psicológico disponible para las víctimas de agresiones sexuales, y están intentando encontrar refugios seguros para las mujeres y niñas que huyen tanto de la guerra como de la violencia doméstica.

Sin embargo, temen que el trauma causado por el uso de la violación como táctica militar conduzca a un profundo sufrimiento en toda la sociedad ucraniana durante los próximos años.

“Cuando una mujer se aleja parece que está a salvo, que está lejos de las armas y del hombre que la violó”, explicó Sasha Kantser, responsable de asuntos exteriores de la sección de Lviv de Feminist Workshop, que ha ayudado a cientos de mujeres y niñas desplazadas desde que estalló la guerra.

“Pero el trauma es una bomba dentro de ella, que la persigue. La magnitud de lo que está ocurriendo actualmente es desgarradora”.

El título de este artículo fue modificado el 4 de abril de 2022 para reflejar mejor el artículo.

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