Los museos de Kiev exponen artefactos rusos con orgullo y advertencia
Restos de un helicóptero ruso en una exposición sobre la guerra en el Museo de la Segunda Guerra Mundial en Kiev. Foto: Alessio Mamo/The Guardian

Una joven se toma una selfie frente a la carcasa quemada de un vehículo de transporte de tropas blindado ruso. Un niño que come un helado observa los restos de la torreta de un tanque. Un jubilado curioso fotografía la etiqueta del fuselaje de un avión destrozado, la cual explica que pertenecía a un Su-25 ruso, derribado por los militares ucranianos el 2 de marzo.

Vladimir Putin sin duda imaginó un escenario en el que el equipo militar ruso estaría presente en las calles céntricas de Kiev esta primavera, pero probablemente no imaginó que tendría este aspecto.

Aquí, en la calle Kriposnyi, a pocos minutos caminando del recinto donde Volodímir Zelenski ha pasado los últimos tres meses evadiendo los supuestos planes rusos de asesinarlo, el Museo de Historia Militar de Ucrania inauguró una exposición callejera de equipos rusos capturados.

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Exposición de pasaportes rusos, cartillas militares, credenciales de identificación, placas de identificación y tarjetas de crédito. Foto: Alessio Mamo/The Guardian

Dentro del museo, hay una exposición temporal de recuerdos, trofeos y evidencia de la ocupación rusa en los pueblos y aldeas de los alrededores de Kiev.

“Muchos soldados estuvieron aquí en excursiones anteriores, así que sabían a qué lugares traer las cosas que habían encontrado”, explicó Oleksandr Shemelyak, investigador principal del museo. “Todo el tiempo recibimos nuevos objetos para ponerlos en exhibición“.

Al otro lado de Kiev, en el Museo de la Segunda Guerra Mundial, se inauguró una exposición incluso más grande, que lleva el nombre de Ucrania Crucificada, y también presenta tanto el equipo capturado en las afueras como una gran variedad de artículos que relatan la ocupación rusa en los alrededores de Kiev.

El ejército ruso comenzó su avance hacia Kiev desde el norte, el oeste y el este del país durante los primeros días de la guerra, y pasó más de un mes ocupando zonas en los alrededores de la capital antes de una caótica retirada a principios de abril, lo que en realidad supuso un reconocimiento del fracaso.

“Tres días después de la liberación, el personal del museo emprendió misiones de recolección de artefactos, acompañado por los militares ucranianos”, comentó Dmytro Hainetdinov, jefe del departamento de educación del museo.

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Calzado de soldados rusos en la exposición Ucrania Crucificada en el Museo de la Segunda Guerra Mundial. Foto: Alessio Mamo/The Guardian

Algunas de las piezas expuestas parecen casi obras de arte: más de cien pares de botas del ejército ruso, de diferentes formas y tamaños, se encuentran colocadas dentro de una estrella roja. La cúpula de una iglesia calcinada cuelga en el aire entre otros artefactos recuperados de tres iglesias diferentes que quedaron destruidas durante los combates. Un símbolo con un agujero hecho por una metralla constituye el centro de la exposición.

Entre los otros objetos expuestos se incluyen los pasaportes, las tarjetas bancarias y otras pertenencias de los soldados rusos. Hay un mapa de la orilla izquierda de Kiev, con estaciones de policía y otros puntos estratégicos cuidadosamente marcados con códigos de colores; supuestamente fue confiscado a un grupo de distracción ruso que operaba dentro de la ciudad durante los primeros días de la guerra.

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Recreación de un refugio ucraniano en Hostomel. Foto: Alessio Mamo/The Guardian

En el sótano, el personal recreó un refugio utilizado por los residentes de la ciudad de Hostomel, quienes pasaron más de un mes bajo tierra durante la ocupación. Todo el contenido es original, desde las cobijas, las bolsas de té, el salami y la placa conmemorativa improvisada en memoria de una mujer que murió durante la ocupación.

El museo considera que es importante conservar los artefactos para la posteridad, no obstante, también desea que los ucranianos que no vivieron la ocupación puedan ver el horror por sí mismos. “Muchas personas se fueron a lugares más seguros, y ahora están regresando, y afortunadamente, no tuvieron que experimentar estas cosas de primera mano”, señaló Hainetdinov.

En el piso superior, una pantalla de televisión muestra imágenes de políticos rusos, presentadores de televisión y ciudadanos comunes que hacen declaraciones despectivas sobre los ucranianos, en un intento de mostrar el modo en que esa retórica puede sentar las bases de lo que ha ocurrido en los últimos meses.

“Este es un proyecto que muestra lo que ocurre cuando no se aprenden las lecciones de la historia”, dijo Hainetdinov.

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