Los casos de Covid-19 en EU podrían ser 30 veces más altos que los reportados
Una persona se realiza una prueba de hisopado de Covid-19 en la calle, en Nueva York, el 26 de mayo de 2022. Foto: Justin Lane/EPA

Estados Unidos se encuentra ahora en su cuarto mayor aumento de casos de Covid-19, según los recuentos del número de casos oficiales, sin embargo, los expertos creen que el índice actual real es mucho mayor.

Estados Unidos está registrando un promedio de 94 mil casos nuevos cada día, y las hospitalizaciones han estado aumentando desde abril, aunque siguen siendo mucho más bajas que en los picos anteriores.

No obstante, el número de casos de Covid-19 podría estar subestimado por un factor de 30, según indica una primera encuesta sobre el aumento de casos en la ciudad de Nueva York. “Podría parecer que el recuento oficial de casos está subestimando la verdadera carga de la infección en aproximadamente 30 veces, lo cual constituye una enorme sorpresa”, comentó Denis Nash, autor del estudio y distinguido profesor de epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la City University of New York.

Alrededor de uno de cada cinco –el 22%– de los neoyorquinos adultos probablemente tuvo Covid-19 entre el 23 de abril y el 8 de mayo, según la versión preliminar del estudio, que no ha sido revisada por pares ni publicada. Eso significaría que 1.5 millones de adultos de la ciudad tuvieron Covid-19 en un único periodo de dos semanas, una cifra muy superior a los recuentos oficiales registrados durante ese periodo.

Aunque el estudio se centró en Nueva York, estos hallazgos pueden ser válidos en el resto del país, señaló Nash. De hecho, es probable que los neoyorquinos tengan mejor acceso a las pruebas en comparación con la mayor parte del país, lo que significa que la subestimación del número de los casos podría ser incluso peor en otros lugares.

“Es muy preocupante. Para mí, significa que nuestra capacidad para realmente entender y adelantarnos al virus se ve socavada”, dijo Nash.

Más de la mitad de los pacientes de Covid-19 encuestados también indicaron que no tenían conocimiento de la existencia de la pastilla Paxlovid, un antiviral que puede ser muy eficaz para prevenir la hospitalización y la muerte entre las personas de alto riesgo. Y aquellos que podían acceder a Paxlovid solían ser más jóvenes, con mejor acceso a los recursos, lo que indica que es posible que la pastilla Paxlovid aún no esté llegando a aquellas personas que más la necesitan.

“Tenemos que ser capaces de saber quiénes, entre los más vulnerables, no están accediendo a Paxlovid después de tener una infección por Covid-19, y asegurarnos de que les llega y se les orienta con rapidez”, señaló Nash.

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La pastilla anticovid de Pfizer, Paxlovid, empaquetada el año pasado. Foto: Pfizer/Reuters

Las lagunas en el recuento del número de casos también pueden explicar la razón por la que muchas personas no se dan cuenta de que Estados Unidos se encuentra actualmente en medio de un grave aumento, señalaron los expertos. Incluso aquellos que prestan atención al número de casos probablemente no se dan cuenta de cuán extendido está el Covid-19 en este momento.

“Siempre hemos sabido que había recuentos inferiores. Pero no siempre sabíamos hasta qué punto estaban subestimados“, indicó. No obstante, en los últimos meses, la diferencia parece estar aumentando.

El equipo de investigadores realizó una encuesta similar después de la primera ola de casos de ómicron y calculó que aproximadamente 1.8 millones de adultos probablemente tuvieron Covid-19 entre el 1 de enero y mediados de marzo.

Este cálculo fue entre tres y cuatro veces mayor que el recuento oficial de casos durante ese periodo, explicó Nash, una diferencia notablemente inferior a la de 30 veces que los investigadores observan ahora.

La gran diferencia entre los recuentos de casos calculados y los oficiales probablemente se debe a un aumento del número de pruebas caseras, que no suelen estar incluidas en las cifras oficiales, y a la fatiga relacionada con la pandemia o a la falta de información, lo cual conduce a que algunas personas no se hagan la prueba en absoluto, aunque tengan síntomas o estén expuestas al virus.

También existe un “enorme impedimento” para que muchas personas se realicen las pruebas de Covid-19, señaló Lara Jirmanus, doctora de cabecera e instructora clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. A los estadounidenses se les ha dicho que el virus es leve y que no afectará sus vidas, indicó, pero si dan positivo, tienen que quedarse en casa y no ir al trabajo ni a la escuela.

“Es casi como si hubiéramos creado una política nacional de ‘prohibido preguntar, prohibido decir’ respecto al Covid-19 –y esa es una forma perfecta de garantizar que el Covid-19 se extienda rápidamente”, explicó– lo que resulta especialmente preocupante si se considera que hasta el 60% de la transmisión del Covid-19 se produce en personas que nunca presentan síntomas.

Sin un buen registro de datos sobre el verdadero alcance del Covid-19, resulta más difícil protegerse contra él, señalaron los expertos.

“Realmente no tenemos un buen control de lo que está ocurriendo con el Covid-19, y por lo tanto las personas no pueden tomar decisiones sobre qué hacer en caso de un aumento”, dijo Nash.

“Nuestros líderes electos y los gobiernos nos piden que tomemos las mejores decisiones para nosotros como individuos”, continuó. “Bueno, ¿a qué información recurre una persona promedio cuando intenta tomar las mejores decisiones para sí misma en relación con las precauciones contra el Covid-19?”.

El aumento del seguimiento de virus como el Covid-19 –mediante el análisis de las aguas residuales o la realización de encuestas, como lo hicieron Nash y sus colegas– alertaría sobre futuros repuntes y ayudaría a los expertos a comprender cuántas personas pueden ser vulnerables al virus.

Las autoridades de salud pública locales y nacionales tienen que “dar una mejor idea de cuál puede ser la verdadera carga de Covid-19, para que las personas puedan tomar estas decisiones fundamentadas”, comentó Nash.

Es necesario proporcionar a las personas “rampas claras de entrada y salida” en cuanto a las precauciones conforme aumenta y disminuye el Covid-19, dijo Jirmanus. En cambio, “básicamente solo nos estamos exponiendo al riesgo de este virus y no tenemos ni idea de lo que nos depara el futuro, la siguiente variante podría hacer que las personas se enfermaran más o murieran con mayor rapidez”.

Debido a la protección que ofrecen las vacunas y a la recuperación de los casos anteriores, el índice de hospitalización y el número de muertes de esta ola son menores en comparación con las anteriores.
Pero “no nos encontramos en un punto en el que podemos decir con seguridad que cada una de estas nuevas variantes no va a provocar un aumento de las muertes”, señaló Nash.

La hospitalización y la muerte tampoco son los únicos resultados negativos de los casos. “La amenaza del Covid prolongado será algo que nos acompañará durante un tiempo, incluso después de que las hospitalizaciones y las muertes dejen de ser un problema”, indicó Nash.

Se calcula que el Covid prolongado puede producirse en un 10 a 30% de los casos, y cada infección –y reinfección– parece ser “una apuesta arriesgada” en cuanto al desarrollo de problemas de salud a largo plazo, explicó.

“En mi opinión, se trata de una enfermedad muy poco conocida, en vista de la importancia que puede tener para la salud pública. Sin embargo, ocupa un lugar absolutamente destacado en la lista de razones para evitar la infección por Covid-19 en estos momentos. Resulta trágico que no sea algo que se discuta como motivo para evitar el impacto de una ola”.

Las vacunas protegen contra el Covid prolongado en aproximadamente un 15%, sugiere una nueva investigación, lo cual destaca la necesidad de tomar otras precauciones para prevenir los contagios.

“Esta idea de que tenemos que regresar a la normalidad y que eso es lo más importante, en lugar de realmente utilizar medidas de mitigación para salvar vidas, en realidad no es tan difícil, y si se normalizara, podríamos lograrlo”, dijo Jirmanus.

“Decidir simplemente que está perfectamente bien que todo el mundo se contagie tres o cuatro veces al año en el futuro con un nuevo virus cuyos efectos no conocemos del todo es una apuesta muy, muy grande”, continuó. “Simplemente no sabemos lo que el Covid-19 podría provocar en el futuro… Estamos jugando con fuego”.

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