El alcalde colombiano que llamó a Hitler ‘gran pensador alemán’ podría ser el próximo presidente del país
'Hemos experimentado el autoritarismo en los últimos 20 años, y las personalidades toscas y fuertes conectan con los electores', dijo una destacada politóloga. Foto: Camilo Erasso/LongVisual/ZUMA Press Wire/REX/Shutterstock

Cuando John Claro, concejal de la oposición en la ciudad colombiana de Bucaramanga, tuvo un desacuerdo con el alcalde local debido a la mala conducta de un colega, se quedó con la cara roja y un zumbido en el oído.

En un video del incidente, se puede ver al alcalde perdiendo rápidamente la calma, poniéndose de pie y soltando una serie de improperios. Después, se acerca y le da una fuerte bofetada a Claro.

Ese alcalde era Rodolfo Hernández, y el domingo podría ser elegido presidente de Colombia.

“A mí me parece que no está bien mentalmente”, comentó Claro a The Guardian. “Lo considero un sociópata”.

A Hernández, un empresario de 77 años, le gusta insultar. Suele lanzar ataques verbales insultantes en las redes sociales, ha admitido que no tiene mucho conocimiento de Colombia y una vez describió a Adolf Hitler como “un gran pensador alemán”.

Ha asegurado que “lo ideal sería que las mujeres se dedicaran a criar a sus hijos” y calificó a las mujeres venezolanas como “fábricas de niños pobres”.

Al principio se le consideraba un bicho raro, sin embargo, el mes pasado sorprendió al país al pasar a la segunda vuelta de las elecciones del domingo, en las que se enfrentará a Gustavo Petro, un exguerrillero urbano, en lo que ha sido descrito como una batalla de forasteros.

Hernández comparte rasgos con la creciente galería de populistas personalistas de la región: al igual que el presidente salvadoreño Nayib Bukele, ha utilizado las redes sociales (en su caso, TikTok) para dirigirse a los electores indecisos; al igual que el presidente brasileño Jair Bolsonaro, disfruta de la burda inexactitud política; al igual que Donald Trump, tiene antecedentes en el mundo de los negocios, un dudoso peinado y una agenda que es fuerte en cuanto a la emotividad pero que carece de detalles.

“Se puede comparar a Hernández con Luis XIV, el rey francés que dijo ‘el Estado soy yo'”, comentó Claro, quien apoya la campaña de Petro. “Dice lo que la gente quiere escuchar, es errático, es demagogo, es burlón, es grosero, es un mitómano”.

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Jhon Claro retrocediendo después de que Rodolfo Hernández lo golpeara en la cara. Foto: El Tiempo/Youtube

En caso de que Petro gane, se convertiría en el primer presidente de izquierda en un país en el que, durante la mayor parte del último siglo, el poder político ha implicado pactos para su reparto entre la derecha y el centro-derecha.

Sin embargo, Petro, exalcalde de Bogotá, también ha sido acusado de arbitrio, y su historia personal aleja a muchos en un país conservador en el que la izquierda ha sido asociada durante mucho tiempo a los numerosos grupos guerrilleros que han luchado contra las fuerzas del Estado y sus aliados paramilitares durante décadas.

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El candidato presidencial colombiano Gustavo Petro, de la coalición Pacto Histórico, y la candidata a la vicepresidencia Francia Márquez. Foto: Santiago Arcos/Reuters

Aunque Petro fue el favorito durante la mayor parte de la campaña –y consiguió el 40% en la primera vuelta–, se espera que ahora gran parte de sus oponentes apoyen a Hernández, lo que le da al septuagenario autoproclamado “rey del TikTok” una gran oportunidad de ganar. Las últimas encuestas indican que ambos están prácticamente empatados.

Hernández prácticamente era desconocido cuando obtuvo el 28% de los votos, después de una campaña en las redes sociales cargada de críticas hacia las “élites”, pero con pocas propuestas políticas.

Una de las propuestas de Hernández durante su campaña fue llevar a cualquier colombiano que no hubiera estado en ninguna de sus dos costas a ver el mar. Publicó videos en los que posó sin camisa con modelos que lucían una cruz católica, o en los que roció sal sobre un bistec al estilo de la sensación de internet Salt Bae.

Ha cambiado radicalmente de opinión sobre numerosos temas, se ha retirado de las entrevistas cuando estas van por donde no le gusta, y prometió un estado austero y proteccionista. Huyó a Miami en plena campaña, alegando que podría ser asesinado si se quedaba en Colombia. Y se encuentra bajo investigación por corrupción mientras lleva a cabo una campaña con una agenda anticorrupción.

Pero más que cualquier política en particular, lo que le puede hacer ganar el apoyo de la clase dirigente colombiana es el hecho de que no es Petro.

“Los electores anti-Petro justifican a Rodolfo Hernández, porque en Colombia haber sido guerrillero pesa mucho, sobre todo en los círculos conservadores y de derecha”, comentó Pedro Piedrahita Bustamente, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Medellín.

“Debemos recordar que la cultura política, particularmente en Colombia, está marcada por la apatía; está marcada por la insatisfacción con la política y los políticos tradicionales”, señaló. “Rodolfo Hernández encarna al político no tradicional, a pesar de que ahora cuenta con el respaldo de los clanes políticos tradicionales. Y su estilo es característico de la cultura de la violencia de este país“.

Sin embargo, quienes piensan votar por Hernández lo consideran como una refrescante ruptura del statu quo, que no supone un giro a la izquierda.

“Él es un ser humano con errores, pero es capaz de reconocerlos”, comentó Héctor Guillermo Parra, ingeniero en electrónica. “Busca soluciones rápidas a los problemas sin derrochar recursos y está intentando reducir la deuda con propuestas interesantes”.

En Colombia, uno de los países con mayor desigualdad del mundo –donde “ingeniero” es un honorífico cuando es aplicado a un hombre rico como Hernández– la política de la fuerza bruta nunca ha parecido remota, especialmente cuando los pobres claman por un cambio.

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Un barrio bajo en las afueras de Medellín, Colombia. El país es uno de los que tienen mayor desigualdad en el mundo. Foto: Joaquín Sarmiento/AFP/Getty Images

Durante las protestas masivas del año pasado, decenas de personas murieron y cientos resultaron heridas por la policía desplegada por el actual presidente, Iván Duque, quien tiene prohibida constitucionalmente la reelección. Las agencias militares y de inteligencia de Colombia tienen un largo historial de espionaje de supuestos y reales enemigos.

El acuerdo de paz firmado en 2016 con la guerrilla de izquierda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) –que puso fin formalmente a una guerra que causó la muerte de más de 260 mil personas y obligó a millones a abandonar sus hogares– ha sido aplicado de manera vacilante, lo cual ha sido reprochado al gobierno actual.

La violencia sigue asolando el campo, donde los activistas por el medio ambiente y los defensores de los derechos humanos –conocidos colectivamente como líderes sociales– son asesinados a un ritmo superior al de cualquier otra parte del mundo.

“Hemos experimentado el autoritarismo en los últimos 20 años, y las personalidades toscas y fuertes conectan con los electores”, dijo María Emma Wills, una destacada politóloga. “Eso te indica en parte los valores de la sociedad colombiana, ¿no?”.

El candidato ha intentado retractarse de algunos de sus comentarios más polémicos desde que pasó a la segunda vuelta de las elecciones. Sobre su comentario sobre Hitler ha dicho que en realidad se refería a Albert Einstein, y se comprometió a promover la igualdad salarial para las mujeres y la eliminación de las cláusulas de discriminación en los contratos, no obstante, pocos de sus críticos se muestran convencidos.

“Ese tipo de comentarios que hace no solo son horribles y repulsivos, sino que son el reflejo de una parte de la sociedad colombiana que todavía piensa que las mujeres se deberían quedar en la cocina”, señaló Ana María Villas, una artista callejera de Bogotá. “Pero tengo la esperanza de que la población joven de Colombia dejará de permitir que este tipo de personas se acerquen al poder“.

Para Claro, el asesor que literalmente ha sentido el impacto de Hernández, las señales de alarma han estado sonando desde hace tiempo. “Él nos haría retroceder siglos”, comentó. “Hasta la Edad Media”.

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