Seúl eliminará gradualmente los semisótanos como los de Parásitos
Una residente de Seúl en su departamento en un semisótano. Más de la mitad de estos inmuebles, conocidos como banjiha, se encuentran en la capital surcoreana. Foto: Ahn Young-joon/AP

Las autoridades de Seúl eliminarán gradualmente los departamentos en semisótanos después de que tres personas se ahogaran en el interior de uno de estos estrechos inmuebles durante las lluvias récord registradas en la capital surcoreana esta semana.

Los banjiha, que obtuvieron reconocimiento mundial en la película Parásitos, ganadora del Oscar en 2020, suelen estar ocupados por personas de bajos ingresos y han llegado a simbolizar la creciente desigualdad que existe en Corea del Sur, la cuarta economía más grande de Asia.

Sin embargo, la indignación ante los peligros a los que se enfrentan los residentes de los banjiha en la capital ha provocado que las autoridades reconsideren la situación, afirmando que la ciudad dejará de conceder permisos para la construcción de estas viviendas y que los departamentos existentes serán remodelados con el tiempo.

Dos hermanas de más de 40 años y una niña identificada como la hija de 13 años de la hermana menor murieron ahogadas el lunes, cuando las lluvias más intensas registradas en Seúl en 115 años provocaron torrentes de agua en las calles, inundando departamentos y estaciones de metro. Una cuarta persona que vivía en un banjiha también murió a causa de las inundaciones, informaron los medios de comunicación.

Las tres víctimas, que vivían en el distrito de Gwanak de la ciudad, suplicaron auxilio mientras el agua entraba en su vivienda, pero los trabajadores de emergencia no pudieron llegar hasta ellas, según informó la agencia de noticias Yonhap. Sus cuerpos fueron encontrados después de que la policía y los bomberos terminaran de drenar el departamento, agregó el medio.

El gobierno de Seúl ya había prometido prestar ayuda a las familias que viven en los banjiha después de que los departamentos aparecieran en la película Parásitos, de Bong Joon-ho, que trata sobre los Kim, una familia pobre cuyo departamento mohoso en el sótano contrasta con la extensa mansión que poseen sus empleadores, los Parks. En una escena, el inodoro de los Kim expulsa aguas residuales durante una inundación.

En un discurso antes de que Parásitos se convirtiera en la primera película en lengua extranjera en ganar el premio a mejor película, Bong habló sobre los “matices sutiles” que existen en los banjiha. “Las personas viven bajo tierra pero quieren creer que se encuentran por encima del suelo porque tienen un momento en el que la luz del sol entra en su habitación”, comentó.

“Pero, al mismo tiempo, temen caer en una situación de total precariedad si las cosas empeoran”.
Conforme a las nuevas propuestas, los propietarios dispondrán de un plazo de 10 a 20 años para convertir los banjiha en inmuebles de uso no residencial.

Según datos oficiales, en Seúl había aproximadamente 200 mil departamentos en semisótanos en 2020, cifra que representaba el 5% de todos los hogares de la ciudad. Más de la mitad de los banjiha del país se encuentran en la capital, lugar en el que el aumento de los precios de las propiedades fue un tema clave en las elecciones presidenciales de este año.

El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, se disculpó con los residentes durante su visita al departamento donde vivían las tres víctimas, y prometió ayudarlos a recuperarse del desastre, que mató al menos a 11 personas y dejó a otras ocho desaparecidas.

Los grupos civiles exigieron la revisión de la política inmobiliaria y pidieron al gobierno que ayudara a los residentes de los semisótanos a mudarse.

“Condenamos la negligencia del gobierno con las personas marginadas en materia de vivienda por esta tragedia”, declaró la Coalición de Ciudadanos por la Justicia Económica en un comunicado publicado en el periódico Korea Herald.

“A medida que las lluvias se vuelven más intensas y más frecuentes como consecuencia del cambio climático, el gobierno debe emprender un cambio fundamental en su enfoque respecto a los residentes de los semisótanos”.

Otro grupo instó al gobierno a construir viviendas asequibles para que las personas de bajos ingresos ya no tuvieran que vivir en peligrosos departamentos en semisótanos.

Ha In-sik era uno de los residentes de los banjiha que evaluaban los daños ocasionados en sus casas en Sillim, un distrito marginal ubicado en el suroeste de Seúl.

“No tengo dinero ni nada”, comentó Ha, de 50 años, que utilizó un recipiente de plástico para sacar el agua de su departamento en el subsuelo. “Vine aquí a vivir en este sótano porque era la única manera en que podía vivir con mi hija”.

“Pero ahora estoy desesperado”, dijo, añadiendo que se necesitarían alrededor de 10 días para volver a hacer habitable el departamento. “Todo está perdido, no hay ayuda y ni siquiera tengo una cuchara con la cual comer”.

Los banjiha surgieron en 1970, después de que el gobierno estableciera la obligación de incluir los sótanos en los nuevos proyectos de construcción. Aunque era ilegal vivir bajo tierra, los espacios subterráneos atrajeron a los residentes a medida que aumentaba la población de la ciudad durante el periodo de rápido crecimiento de la economía surcoreana.

La normativa de construcción se flexibilizó en 1984 para permitir que los constructores construyeran viviendas más altas, en las que la mitad de la propiedad se encontraba bajo tierra y la otra mitad en la superficie, según indicó Yonhap.

Reuters colaboró con información desde Seúl.

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