Alarma en el Capitolio por una inversión saudita en Twitter
El príncipe Alwaleed estuvo encerrado en el hotel Ritz Carlton de Riad durante 83 días, lo que fue considerado como un encarcelamiento por parte del reino. Foto: Giuseppe Cacace/AFP/Getty Images

Han pasado cinco años desde que el príncipe Alwaleed bin Talal, conocido desde hace décadas como uno de los inversionistas más ricos de Medio Oriente, recibió una llamada telefónica en la que se le citaba en la corte real de Riad.

El príncipe –que junto con su empresa de inversiones se ha convertido en el segundo mayor inversionista en Twitter tras la adquisición de la plataforma de redes sociales por parte de Elon Musk– se convirtió en prisionero.

Según su propio relato, el príncipe permaneció encerrado en la habitación 628 del hotel Ritz Carlton de Riad durante 83 días. En ese momento, la redada contra la realeza saudita y otros hombres de negocios fue aclamada dentro de Arabia Saudita como una purga anticorrupción liderada por el príncipe heredero del reino, Mohammed bin Salman, quien también es primo de Alwaleed.

Poco se sabe sobre la prolongada estancia del príncipe en el hotel Ritz, sin embargo, el angustioso episodio es clave para entender algunas de las dinámicas de poder que ahora están en juego detrás de una de las plataformas de redes sociales más poderosas del mundo.

También plantea preguntas sobre el grado de influencia que Alwaleed o el príncipe Mohammed pueden ejercer en su nueva relación con Musk como parte de lo que Alwaleed ha manifestado públicamente que sería una inversión a largo plazo en Twitter.

Las alarmas ya suenan en el Capitolio, donde dos senadores estadounidenses –el demócrata Ron Wyden, que preside la comisión de finanzas, y Chris Murphy, de Connecticut– pidieron que se realizara una “investigación exhaustiva” del acuerdo de Twitter por motivos de seguridad nacional.

En un comunicado, Wyden dijo: “Considerando el historial del régimen saudita de encarcelar a los críticos, introducir un espía en Twitter y asesinar brutalmente a un periodista del periódico Washington Post, se debe bloquear el acceso del régimen saudita a la información de las cuentas de Twitter, los mensajes directos y otros datos que podrían ser utilizados para identificar a los opositores políticos o para reprimir las críticas contra la familia real”.

“Desde hace tiempo he argumentado que Estados Unidos tiene un interés de seguridad nacional en proteger los datos de los estadounidenses de gobiernos extranjeros asesinos, y este régimen saudita encaja absolutamente en esa descripción”.

Los informes de prensa que surgieron tras la purga del Ritz detallaron la forma en que los ricos sauditas fueron torturados y sometidos a coerción durante su detención en el lugar, además de ser despojados de sus fortunas tras las acusaciones de corrupción, aunque nunca hubo cargos formales, evidencia o juicios.

Alwaleed, quien supuestamente lució “desnutrido y demacrado” durante su estancia en el Ritz, habló de su confinamiento con la agencia Bloomberg en marzo de 2018, siete semanas después de ser liberado. En la entrevista, Alwaleed negó cualquier maltrato o tortura, pero reconoció que había llegado a un “acuerdo” con el reino que era “confidencial y secreto entre el gobierno y yo”.

Afirmó que su relación con el príncipe Mohammed se volvió “más fuerte” tras su detención y que hablaban o se enviaban mensajes varias veces a la semana.

También señaló que se le permitiría viajar, aunque los observadores destacaron que Alwaleed –cuya empresa también tiene importantes inversiones en Uber, Citibank y Lyft– no ha sido visto fuera de Arabia Saudita o de su aliado Emiratos Árabes Unidos desde su confinamiento.

En abril, después de que Elon Musk realizó por primera vez su audaz oferta de adquisición de Twitter, esta fue rechazada por Alwaleed en un tuit. “No creo que la oferta propuesta por @elonmusk (54.20 dólares) se acerque al valor intrínseco de @Twitter dadas sus perspectivas de crecimiento. Al ser uno de los mayores y más antiguos accionistas de Twitter, @Kingdom_KHC y yo rechazamos esta oferta”, escribió, refiriéndose a su empresa de inversión, Kingdom Holding, que invirtió por primera vez en Twitter en 2011.

No obstante, pocas semanas después, Alwaleed pareció haber cambiado de opinión. En un tuit publicado el 5 de mayo, escribió: “Me alegra conectar contigo, mi ‘nuevo’ amigo @elonmusk. Creo que serás un excelente líder para que @Twitter impulse y maximice su gran potencial”.

Posteriormente, ese mismo mes, el fondo soberano de Arabia Saudita, el Public Investment Fund, presidido por el príncipe Mohamed, adquirió una participación del 17% en Kingdom Holding por mil 500 millones de dólares.

Esta semana, Alwaleed felicitó al “Chief Twit” Musk por haber concluido la transacción de Twitter esta semana, diciendo que ambos estarían “juntos hasta el final”.

La inversión en Twitter no parece ofrecer ni a Alwaleed ni al gobierno saudita ningún control formal sobre Twitter. Musk ahora es el director exclusivo de la empresa. Pero el conocido uso que el reino hace de la plataforma como herramienta de propaganda, y su severa represión contra los disidentes u otras personas que utilizan la plataforma, son ámbitos de preocupación para los expertos en derechos humanos.

“Creo que vale la pena preguntarse qué significa la inversión saudita para la seguridad de los disidentes sauditas y el debate en torno a temas sauditas. ¿Se filtrarán las solicitudes de acciones contra los usuarios a través de Alwaleed? ¿Solicitudes de datos de usuarios o de promoción de algunas redes?”, señaló David Kaye, profesor de Derecho de la Universidad de California en Irvine.

También se alega que un alto funcionario del reino fue el artífice de la infiltración de 2015 en Twitter por parte de espías que trabajaban para el gobierno saudita y que fueron acusados por el Departamento de Justicia.

La infiltración permitió que el gobierno saudita identificara a las personas que criticaban al gobierno del reino desde cuentas anónimas de Twitter, lo cual condujo a la detención de al menos un joven, Abdulrahman al-Sadhan, que está cumpliendo una condena de 20 años de cárcel en Arabia Saudita por utilizar una cuenta con fines de parodia para burlarse del gobierno saudita.

Dos de los hombres acusados siguen siendo buscados por el FBI después de que pudieran escapar de Estados Unidos antes de ser detenidos. El mes pasado, mientras altos ejecutivos estadounidenses y de otros países acudían a Riad para celebrar la Iniciativa de Inversión Futura, conocida como “Davos en el desierto”, una de las personas acusadas de espionaje en Twitter y buscada por las autoridades estadounidenses –Ahmed Almutairi– publicó en su cuenta personal de Snapchat videos de una fiesta a la que asistiría para celebrar la conferencia, y presumió que asistiría a seis fiestas que se celebrarían esa noche.

Todavía se desconoce si el gobierno de Biden aceptará las peticiones de algunos senadores estadounidenses de que se realice una revisión de la seguridad nacional. Las normas relativas a estas revisiones por parte del Comité para el Control de las Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS), que tiene el poder de anular las transacciones en caso de que se considere que amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos, suelen activarse cuando la entidad extranjera (en este caso, Arabia Saudita) asume el control de una empresa o un activo. Este no es el caso en el acuerdo de Musk.

El periódico The Washington Post informó esta semana que las autoridades estadounidenses estaban valorando la posibilidad de abrir una investigación formal sobre la compra de Musk y, citando a una persona familiarizada con el asunto, indicó que el Departamento del Tesoro había contactado a Twitter para saber más sobre los acuerdos confidenciales que Musk había establecido con los inversionistas extranjeros.

Un abogado familiarizado con el proceso y que habló bajo la condición de anonimato dijo que cualquier evaluación de riesgo realizada por el gobierno estadounidense probablemente revelaría que los sauditas tuvieron la capacidad y la intención de “comprometer” la plataforma en el pasado. Dicho esto, el abogado añadió: “¿Existen sanciones y otras palancas que puedan ser utilizadas? Dudo que sancionen a Alwaleed o a MBS”.

Un abogado de Musk no respondió la solicitud de comentarios.

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