Trump es calificado como el ‘mayor perdedor’ de las elecciones intermedias, mientras la victoria de DeSantis aviva los rumores sobre 2024
'Florida es donde el woke va a morir': El republicano Ron DeSantis es reelegido como gobernador.

Donald Trump fue calificado como el “mayor perdedor” del partido republicano tras las elecciones intermedias del martes en Estados Unidos, mientras que su rival de partido Ron DeSantis arrasó con una victoria abrumadora en Florida, lo que le proporciona una fuerte plataforma para competir con el expresidente en 2024.

Si Trump fue el perdedor republicano de las elecciones intermedias de Estados Unidos –a pesar de no estar en las boletas electorales–, fue DeSantis quien se convirtió en el gran ganador del partido. Antes de la noche electoral del martes, cuando el radiante gobernador republicano subió al escenario en Tampa con su esposa Casey y sus hijos para reclamar la victoria contra la “ideología woke”, Trump parecía ser el probable candidato presidencial republicano de 2024.

Sin embargo, tras la muy convincente reelección de DeSantis frente al demócrata Charlie Crist, en la que el gobernador obtuvo el 59.4% de los votos con el 99% del recuento, el relativo recién llegado a la política está siendo considerado como un potencial favorito del Partido Republicano.

En un indicador del cambio de tendencia, el periódico de News Corp, el New York Post, históricamente un defensor del expresidente y que hace apenas dos años apoyó a Trump para la reelección, proclamó al gobernador de Florida “DeFUTURE” en su primera página.

Un artículo del canal de televisión Fox News, otro aliado tradicional de Trump, informó que Trump fue “criticado por todo (el) espectro mediático”, citando una frase que describía al expresidente como el “mayor perdedor de esta noche”.

Por su parte, Trump, que hace pocos días insinuaba la fecha en la que se espera que anuncie su candidatura presidencial para 2024, fue culpado el miércoles por miembros de su propio partido del fracaso de la esperada “ola roja” de los republicanos.

Tal vez en previsión del ascenso de DeSantis, Trump, del que se espera que lance su tercera postulación para la candidatura presidencial republicana este mes, emitió una advertencia previa a las elecciones intermedias dirigida a DeSantis, en la que le decía que no se postulara.

“Creo que si se postula podría perjudicarse mucho. Creo que a la base no le gustaría, no creo que sea bueno para el partido”, dijo a los periodistas en su avión en la noche del lunes.

Si DeSantis no hace caso a su advertencia, él, amenazó, revelaría “cosas” sobre él “que no serán muy halagadoras”.

DeSantis se ha negado a indicar si cumplirá su segundo mandato en su totalidad y no mencionó a Trump en su discurso de victoria. No obstante, cuando sus partidarios corearon “¡Dos años más!” –los gobernadores suelen tener un mandato de cuatro años– sonrió y dijo: “Muchas gracias”.

Sin embargo, mencionó la pandemia de Covid-19 –durante la cual afirmó que Florida, que fue el tercer estado de Estados Unidos con mayor número de muertos– fue un “refugio de la cordura cuando el mundo se volvió loco”.

“No retrocedimos”, dijo. “Tuvimos la convicción de guiarnos y tuvimos el valor de liderar. Hicimos promesas. Hicimos promesas al pueblo de Florida y hemos cumplido esas promesas. Y por eso hoy, después de cuatro años, el pueblo ha dado su veredicto”.

La semana pasada, Trump atacó a DeSantis, llamándolo “Ron DeSanctimonious” en un mitin en Pensilvania. También lo ha calificado de “buen hombre”, asegurando que no tenían una “pelea” y que Trump estaba “muy arriba en las encuestas” y el martes comentó a los periodistas que votó por él.

Se esperaba que la noche del martes fuera un momento de triunfo para Trump, un precursor de su anticipado y próximo regreso al centro de atención. Sin embargo, los resultados decepcionantes de su partido –sobre todo entre los candidatos que apoyó– significaron que la jornada no resultó como estaba prevista.

Trump se mostró incómodo en la fiesta de observación del proceso electoral que organizó en su lujoso complejo Mar-a-Lago en la noche del martes, después de que se hiciera evidente que no se produciría la “ola roja” que tanto imploró a sus partidarios.

La reunión de la noche electoral, organizada en el gran salón de su propiedad en Florida, no fue un evento en el que el frecuentemente hablador Trump pareciera estar particularmente interesado en dirigirse a los invitados o incluso hablar con los periodistas después de pronunciar un breve y solitario discurso.

Trump, del que se espera que anuncie su tercera campaña para la Casa Blanca la próxima semana, había anticipado que reforzaría su posición como favorito para la candidatura republicana al proporcionar victorias a los candidatos que apoyó, no obstante, los resultados en las contiendas más competitivas fueron decididamente mixtos.

En Pensilvania, el demócrata John Fetterman venció al republicano Mehmet Oz para conseguir un escaño en el Senado, mientras que el demócrata Josh Shapiro ganó la contienda para gobernador contra el republicano Doug Mastriano. En Arizona, Kari Lake y Blake Masters, que siguieron el libro de jugadas de Trump, quedaron detrás de sus homólogos demócratas, aunque en Ohio, el republicano JD Vance logró una victoria en el Senado.

Las reñidas contiendas de los candidatos apoyados por Trump parecieron desconcertar al expresidente, cuyos únicos comentarios formales se produjeron en las primeras horas de la noche, cuando pronunció un acortado discurso de pie frente a una línea de banderas estadounidenses en la cabeza del adornado salón color blanco y dorado.

Trump entró en medio de efusivos aplausos después de que los principales asesores de su equipo político y de los comités de acción política –algunos de los cuales tenían la orden de pasar la noche en Mar-a-Lago– y los donadores llenaran la sala a la espera de lo que la multitud consideraba la atracción principal del evento.

Pero en un indicio de su incomodidad, Trump se limitó a decir que había sido una “noche interesante” antes de elogiar a la candidata republicana al Senado, Katie Britt, cuya victoria en Alabama fue considerada una conclusión inevitable.

Trump permaneció callado con respecto a la arrolladora reelección del gobernador de Florida –y su potencial rival presidencial en 2024– Ron DeSantis.

Síguenos en

Google News
Flipboard