Lula enfrenta críticas por volar a la COP27 en el jet privado de un millonario
Luiz Inácio Lula da Silva en Brasilia, Brasil, la semana pasada. Foto: Ueslei Marcelino/Reuters

El presidente electo de Brasil se enfrentó a una reacción negativa en su país tras volar a la cumbre medioambiental COP27 en un jet privado perteneciente a un empresario millonario.

Luiz Inácio Lula da Silva fue electo el 30 de octubre y prometió deshacer gran parte del daño ambiental causado por el presidente saliente de extrema derecha, Jair Bolsonaro.

Bajo el gobierno de Bolsonaro, la deforestación del Amazonas alcanzó su nivel más alto en 15 años, después de que el mandatario eliminara las agencias de protección y animara a empresas de explotación forestal, prospectores y a ganaderos a adentrarse en la selva para aprovechar sus abundantes recursos naturales.

Sin embargo, la decisión de Lula de viajar a Egipto en un Gulfstream G600, propiedad de un magnate de la industria de la salud, fue criticada tanto por opositores como por partidarios.

“Si realmente va a viajar en (un) jet privado es un error por descuido que debería haber evitado”, señaló un exministro. “Hay cosas que no se pueden hacer como presidente, incluso antes de tomar posesión”.

El vocero de Lula indicó que no comentaría sobre el asunto, pero su vicepresidente electo comentó que el dueño del jet, José Seripieri Junior, acompañó a Lula a Egipto en lugar de haberle prestado la aeronave.

El coordinador del proceso de transición de Lula argumentó que este no había cometido ningún delito.
“Lula todavía no es presidente de la república, no dispone del uso de aviones del gobierno“, explicó Wellington Dias en el programa de entrevistas Roda Viva. “Por lo tanto, no existe ninguna norma que impida que le den un aventón“.

Dias señaló que Lula no puede viajar en aerolíneas comerciales debido a la gran posibilidad de que sea acosado o atacado por radicales de extrema derecha, de los cuales algunos han expresado abiertamente su deseo de verlo muerto.

No obstante, la controversia, que se produce apenas dos semanas después de que Lula venciera a Bolsonaro en la segunda vuelta electoral más reñida desde que los dictadores militares de Brasil renunciaron al poder en 1985, fue una prueba de que disfrutará de poco o ningún periodo de luna de miel.

Lula no asumirá el poder hasta el 1 de enero, sin embargo, la semana pasada el real brasileño perdió valor frente al dólar y la bolsa experimentó su mayor caída en un día en casi un año después de que pronunciara un discurso en el que dijo que gobernaría a favor de los pobres, no de los mercados financieros.

Ambos recuperaron gran parte de su valor al día siguiente, pero constituyó una cruda advertencia de que el líder izquierdista tendrá poco margen de acción, especialmente ante la fortaleza de las fuerzas de Bolsonaro en el Congreso y los incondicionales que aún están en las calles negando el resultado electoral.

Lula fue presidente entre 2003 y 2011 antes de dar paso a su colega del Partido de los Trabajadores Dilma Rousseff. Rousseff fue destituida y un escándalo de corrupción envolvió al partido, lo que llevó a Lula a la cárcel en 2018.

Fue liberado casi dos años después y los cargos fueron anulados debido a un tecnicismo, no obstante, gran parte de los votantes no lo han perdonado.

El escándalo por su viaje a Egipto se sumó a la sensación de premonición después de que el propietario del jet privado fuera identificado como Seripieri Junior, fundador de Qualicorp, una de las empresas de planes de salud privados más conocidas de Brasil.

Seripiero fundó Qualicorp en 1997, pero dejó la empresa en 2019 y ahora dirige otra empresa de planes de salud llamada Qsaúde. Fue detenido por un breve tiempo en 2020 como parte de una investigación sobre el financiamiento ilegal para campañas electorales.

También fue uno de los primeros en apoyar la candidatura presidencial de Lula, organizando cenas con otros líderes empresariales que se habían mostrado renuentes a reunirse con el contendiente izquierdista.

Síguenos en

Google News
Flipboard