La ansiedad de la era de la pantalla: cómo criar niños más felices en la era digital
Todas las fotos: Kellie French. Modelo: Pedro

Primeros años

Las pantallas son una bendición para los padres ocupados, especialmente para los que viven solos: sienta a tu hijo delante de CBeebies o de un video en tu tableta y –¡listo!– 10 minutos para llamar a un colega, lavar los platos o incluso bañarse.

Sin embargo, la doctora Jeanne Shinskey, directora del Baby Lab, que estudia el aprendizaje y la memoria infantil en la Royal Holloway de la Universidad de Londres, señala que antes de los dos años y medio, los niños no aprenden mucho de lo que ven en la pantalla. “Es muy difícil que los niños menores de dos años aprendan de un video sin la ayuda de un adulto”, explica Shinskey, “porque tienen dificultades para entender el discurso y no ven la relevancia de los acontecimientos de la pantalla con la vida real”.

También está la hipótesis del desplazamiento: mientras tu hijo está sentado frente a una pantalla, se está perdiendo algo potencialmente mucho más enriquecedor, como compartir un libro, hacer ejercicio físico o incluso simplemente dormir. Las investigaciones sugieren que el hábito de leer a los niños pequeños ha disminuido en los últimos años: esto es potencialmente perjudicial, comenta Shinskey, porque la lectura de libros implica un vocabulario que no aparecería en la vida cotidiana.

En el Reino Unido no existen normas específicas sobre el tiempo que los niños pequeños deben pasar frente a una pantalla, no obstante, la OMS recomienda que los bebés menores de un año no pasen tiempo frente a una pantalla, y que los niños de dos a cuatro años pasen una hora o menos al día frente a una pantalla.

Algunos investigadores han destacado que esto es un ideal, y que no es factible en muchas familias, y sugieren una solución de “reducción de daños”. Pasar aproximadamente 20 minutos viendo CBeebies contigo cerca es mucho menos perjudicial para su desarrollo que pasar largas horas sin supervisión viendo televisión con contenido para adultos.

El otro aspecto importante es el tipo de contenido con el que interactúan. Lo importante, dice Shinskey, es que los programas sean lentos, educativos y apropiados para su edad. Los contenidos como los que aparecen en CBeebies son ideales. Cada vez hay más estudios que indican que el exceso de tiempo frente a la pantalla puede hacer que los niños tengan un vocabulario reducido, sean menos capaces de controlar su temperamento y se muestren más temperamentales y más agresivos.

Sin embargo, una advertencia importante, señala Shinskey, es que casi todos estos estudios establecen únicamente una correlación, no una causalidad. “Por ejemplo, ¿ver de forma prolongada una pantalla conduce a dificultades de atención, o se permite que un niño con dificultades de atención vea durante más tiempo?”. También es probable que existan otros factores que predicen los resultados en relación con la exposición a la pantalla y el desarrollo, como el estrés de los padres y los factores socioeconómicos.

Entonces, ¿tiene alguna ventaja el tiempo frente a la pantalla para los niños pequeños? “Por una parte, su control motor fino mejora gracias a lo que hacen en las pantallas táctiles”, explica Shinskey. Pero quizás sea un precio muy alto a pagar por los inconvenientes.

Niños en edad preescolar
Cuando los niños cumplen dos años, empiezan a notarse los beneficios educativos del tiempo que pasan frente a una pantalla. Y lo importante, comenta la psicóloga Sandra Mathers, del Departamento de Educación de la Universidad de Oxford, es lo que ocurre durante ese tiempo. “Si tu hijo interactúa con lo que hay en la pantalla de forma productiva, hay muchas pruebas de que está aprendiendo”, señala. “Pero no todas las aplicaciones, juegos y programas serán buenos para su desarrollo”.

Es esencial elegir una aplicación o un juego de alta calidad (para mayor información, véase la guía de aplicaciones del National Literacy Trust). En lo que respecta al contenido, Mathers explica que la palabra clave es “minds on”, es decir, que fomente la interacción activa en lugar de la pasiva. Quieres ver a tu hijo respondiendo a lo que está viendo.

También es vital explorar juntos los contenidos digitales. “Piensa en una aplicación o un juego como si fuera un libro”, comenta Mathers, como “algo que les proporcionará tiempo de calidad juntos”. Los niños pequeños aprenden más a partir de la interacción social, enfatiza.

Niños de primaria

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Modelo: Carol

A estas alturas es probable que empieces a sentir que tu hijo entiende la tecnología mejor que tú. Para hacer frente a esta situación, Parven Kaur, especialista en tecnología y madre de dos niños pequeños, creó Kidsnclicks.com para mejorar la confianza de los padres. Lo crucial, comenta ella, es que, independientemente del dispositivo o aplicación que le des a tu hijo, tú mismo te familiarices con él.

“Antes de comprar algo relacionado con la tecnología para tu hijo, pregúntate: ¿tengo tiempo para entender esto? Si le enseñaras a nadar a tu hijo, no comprarías los flotadores y los lanzarías a la alberca sin más; sabrías que solo son herramientas. Lo mismo ocurre con las compras tecnológicas”.

La mayoría de los padres se preocupan por la tecnología, y aunque es importante no dejar que esto se descontrole, tienes que tratarlo con tu hijo. Kate Edwards, directora asociada de seguridad infantil en internet de la NSPCC (Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños), aconseja recalcar a los niños pequeños que tienen poder sobre cualquier cosa que los asuste: “Ellos tienen el control. Si algo los asusta, deberían cambiarlo, o apagarlo, y contárselo a alguien”.

Niños de secundaria

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Modelo: James

Muchos niños están en las redes sociales mucho antes de los 13 años, no obstante, Kaur señala que las leyes de protección de datos exigen a los sitios de redes sociales que los niños tengan 13 años para poder registrarse. Al igual que con las aplicaciones, cuando llegue el momento, comprueba cualquier sitio al que tu hijo quiera unirse.

Recuerda también que debes ser un ejemplo de buen uso de las redes sociales, señala Kaur, pon tus propios límites en cuanto al tiempo que pasas navegando en ellas. Si a tu hijo le gustan los videojuegos, asegúrate de que entiendes qué está ocurriendo en el juego y cuándo puede llegar el punto límite. “Imagina cómo te molestarías si tuvieras que dejar de ver Netflix en un momento crucial de la historia”, dice Kaur.

También hay conversaciones que debes tener con los adolescentes sobre cómo ser amable con los demás, tanto dentro como fuera de internet. Preguntarles cómo imaginan que se sienten los demás, especialmente aquellos que están pasando por un mal momento, puede ser una buena manera de empezar.

A muchos padres les preocupa que sus hijos sufran acoso –una preocupación legítima–, pero podría ser que tu hijo fuera el acosador. Habla con él sobre los casos en que un “me gusta” en las redes sociales puede equivaler a ser un espectador. No son conversaciones fáciles, pero es mejor decir algo y ser honesto sobre tus propios defectos que dejarlos navegar solos por aguas turbulentas.

Jóvenes adultos

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Modelo: Alyssa

Demasiados adultos jóvenes están obteniendo su educación sexual de internet, señala Will Gardner, CEO de la organización Childnet International. “Pero la pornografía no es un comportamiento normal; es fantasía, y es problemática. No refleja la igualdad de las parejas sexuales, y contiene mucha violencia contra las mujeres”.

Los jóvenes tienen que entender que la pornografía está diseñada para generar dinero, no para enseñarles nada útil sobre sexo o tipos de cuerpo sanos. No obstante, asegúrate de que tu reacción no lleve a tu hijo joven a sentirse avergonzado por haber visto pornografía. La mayoría de los jóvenes, y de hecho la mayoría de las personas, ven pornografía de vez en cuando. Lo último que quieres hacer es que tu hijo sienta que estás tan horrorizado por ello que nunca pueda hablar contigo de lo que siente.

Empieza por asegurarle que, independientemente de lo que te cuente, no te enojarás ni te molestarás, ni lo juzgarás. Si no lo saben, es probable que no se atrevan a ser sinceros. Y no tengas esta conversación cuando te sientas molesto o enojado. Pregúntale a tu hijo cómo terminó viendo pornografía, y pregúntale cómo se siente respecto a lo que ha visto. Haz hincapié en que no debe sentir vergüenza; si te resulta más fácil, ten esta conversación mientras pasean o en el auto, de modo que no estén frente a frente y sea menos intensa.

Childnet encargó una investigación con el fin de averiguar qué les decían los padres a sus hijos para contrarrestar este torbellino de desinformación. “Y muchos jóvenes nos dijeron: nada. La voz de sus padres está ausente en la conversación”, comenta Gardner.

Por tanto, aunque se trata de una conversación difícil, es absolutamente necesario que te involucres en ella si eres padre. No tienes que personalizarlo, pero tienes que asegurarte de que tu hijo sabe que la pornografía, el sexting y el abuso no están bien. El mensaje fundamental, y esto es válido para cualquier grupo de edad, es ayudar a tu hijo a darse cuenta de que si se siente incómodo con algo, se trata de una preocupación legítima que está bien compartir.

“El acoso sexual en internet puede adoptar muchas formas: tomar y compartir imágenes íntimas, amenazas de violación, recibir imágenes pornográficas o referirse a la orientación sexual”, explica Gardner. “Si los jóvenes piensan que este comportamiento es normal, no lo denunciarán y continuará. Tienen que saber que si sienten que se está cruzando un límite, el hecho de denunciarlo y contárselo a alguien puede ayudar”.

Como ocurre con todos los grupos de edad, los jóvenes adultos serán muy conscientes del uso que haces de los dispositivos digitales. Habla con ellos de tus propios problemas, como la tentación de pasar demasiado tiempo conectado. Habla sobre los límites familiares en relación, por ejemplo, con los teléfonos: quizás no quieras que estén en la mesa durante las comidas.

La tecnología nos aporta enormes beneficios a todos. Pero el mundo real también importa.

Estilismo: Sarah Cherry. Ayudante de fotografía: Harry Brayne

Este artículo fue modificado el 6 de diciembre de 2022. Una versión anterior, debido a errores de transcripción y falta de puntuación, citó erróneamente a Will Gardner. Un párrafo, que contenía la frase “debes asegurarte de que tu hijo sabe que la pornografía, el sexting y el abuso simplemente no están bien”, fue atribuido erróneamente a Gardner, pero ya ha sido restituido a la prosa del escritor.

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