‘Apropiación cultural’: crece el debate sobre la industria occidental del yoga
En 2019, la industria mundial del yoga tenía un valor estimado de 37 mil 460 millones de dólares. Foto: Thomas Barwick/Getty Images

El yoga ha sido una parte muy importante de la vida de Nadia Gilani desde que su madre la inició en esta práctica a los 16 años. Hace unos años, tras varias luchas personales, se convirtió en profesora de yoga de tiempo completo.
Sin embargo, casi de inmediato se dio cuenta de que no solo la mayoría de los profesores y estudiantes de yoga del Reino Unido eran blancos, sino que la narrativa del bienestar que lo acompaña ha separado al yoga de sus raíces de 5 mil años de antigüedad.

“La falta de personas de color en el sector es un problema enorme”, señaló Gilani. “Hay un gran problema con la diversidad, tanto en términos de profesores como de quienes lo practican. Lo que más me molesta es que se utilicen palabras sánscritas como ‘namaste’ estampadas en playeras, imágenes de dioses hindúes convertidas en tatuajes o símbolos ‘om’ impresos en los tapetes para yoga. Es apropiación cultural y es ofensivo”.

Si su madre no la hubiera iniciado en el yoga, Gilani se pregunta si lo habría llegado a descubrir. “Estudios llamativos, que cuestan hasta 20 libras por clase. En cierto modo, es una forma de control”.

Esta semana, los practicantes de yoga en India nuevamente intentaron centrar la atención en lo que consideran una apropiación cultural del yoga, en medio de acusaciones de que el yoga ha sido blanqueado. Vikram Jeet Singh, instructor de yoga en Goa, comentó a This Week in Asia que “su propia cultura” había sido “aniquilada y reprimida por la colonización”.

En Occidente, añadió, el yoga “se ha convertido en sinónimo de una sesión de ejercicio despojada de cualquier tipo de trasfondo cultural, a la que tienes que acudir con unos leggings Lululemon de 100 dólares y un tapete igual de caro. Eso no está bien”.
El yoga ha evolucionado de una práctica clandestina a una industria multimillonaria impulsada por fanáticos famosos como Gwyneth Paltrow y Jennifer Aniston. En 2019, la industria mundial del yoga tenía un valor estimado de 37 mil 460 millones de dólares.

Profesores de ascendencia sudasiática en el Reino Unido, como Nikita Desai, han publicado videos en los que afirman que el yoga se ha convertido en algo “colonizado” e inaccesible para muchas personas, informó el periódico Times. La profesora en línea Cat Meffan señaló que tuvo que aprender sobre cuestiones relacionadas con la apropiación, algo que no le enseñaron cuando estudió para ser profesora en 2014.

En su libro The Yoga Manifesto: How Yoga Helped Me and Why it Needs to Save Itself, Gilani escribe extensamente sobre los problemas que existen en el sector. Pero señaló que no le gustaban palabras como “colonizado” para describir la difusión de la práctica del yoga.

“No creo que reivindicar el yoga como una práctica india exclusiva para indios sea la solución”, comentó. “Estas conversaciones tienen que estar matizadas. No es tan sencillo como decir ‘Occidente robó el yoga'”.

“Yo nací en Occidente, tengo una práctica occidental y una vida moderna occidental, razón por la que creo que el llamado a la ‘descolonización’ no es del todo efectivo. Necesito que mi práctica encaje con mi vida moderna. Por supuesto, soy más sensible porque tuve que lidiar con el hecho de crecer como una persona de color en Occidente.

Pero no se trata de criticar a los blancos, todo el mundo tiene que ser sensible. Yo también podría equivocarme fácilmente, y lo importante es tener esas discusiones después”.

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