¿Ríos lunares? Científicos británicos en el centro de una misión para extraer agua de la roca lunar
La cara oculta de la Luna detrás de la nave espacial Orión en una imagen tomada el sexto día de la misión Artemis I en noviembre. Foto: Nasa/EPA

En 1970, Neil Armstrong predijo que habría gente viviendo en bases de investigación lunar similares a las de la Antártida “en algún momento de nuestras vidas”. Se equivocó: han pasado 50 años desde que se llevó a cabo la última misión Apolo con tripulación.

Pero tal vez no estaba tan equivocado. Diez años después de la muerte de Armstrong, los viajes a la Luna vuelven a estar en la agenda, con equipos de científicos de todo el mundo trabajando para cumplir la aspiración de la NASA de tener seres humanos viviendo en la Luna dentro de una década.

Entre ellos se encuentra un equipo multidisciplinario de la Open University, que está buscando métodos para extraer agua de la roca lunar, con la idea de que esto podría sentar las bases para una presencia humana continua en la Luna.

El científico que dirige el proyecto, el profesor Mahesh Anand, imagina la vida en la Luna en estaciones de investigación autosuficientes, lo cual facilitaría a los seres humanos la exploración más profunda del sistema solar, incluida quizás la primera misión tripulada a Marte.

“Es nuestro vecino planetario más cercano, es algo que se puede ver cada vez que hay un cielo despejado. Para mí, no hay nada mejor que acercarse a nuestro vecino más cercano y descubrir qué secretos esconde. Y resulta que la Luna tiene muchísimos secretos, muchos de los cuales pueden contarnos la historia de nuestra propia Tierra”, comentó.

Anand considera que la cara oculta de la Luna es “uno de los mayores misterios de la ciencia”. Anand lleva más de una década estudiando muestras de roca y polvo lunares, conocidos como regolito, recolectados durante las misiones Apolo originales.

Durante mucho tiempo, los científicos creyeron que no había agua en la Luna, no obstante, su equipo descubrió que el regolito tiene un alto contenido de oxígeno, lo que significa que se puede producir agua añadiendo hidrógeno y calentando el suelo para provocar una reacción.

Estos datos encajan con los obtenidos por satélite, que indican la presencia de hielo en los fríos polos lunares, lo cual dio lugar a nuevas investigaciones por parte de la Open University sobre cómo se puede analizar y extraer.

Los colegas de Anand enviarán un instrumento diseñado por ellos en la próxima misión Artemis de la NASA, prevista para 2024, llamado espectrómetro de masas exosférico, que permitirá taladrar la roca, extraer y analizar el agua.

La investigación sobre la extracción de agua es importante porque se calcula que el transporte de un kilogramo de cualquier sustancia al espacio cuesta aproximadamente un millón de dólares, por lo que la extracción de agua sería mucho más rentable.

“Si podemos encontrar recursos para vivir en tierra, reduciremos el tamaño de la mochila que llevamos con nosotros”, explicó Simeon Barber, investigador de la Open University que dirige el desarrollo del instrumento.

Las misiones robóticas son un primer paso importante. “Antes de que enviemos seres humanos allá, tenemos que entender el entorno, preparar el camino para el desarrollo de infraestructuras tecnológicas”, señaló Barber.

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El profesor Mahesh Anand sostiene un fragmento de roca lunar. Foto: cortesía de Open University

Anand también quiere que los investigadores de otros planetas aprendan de los errores cometidos en la Tierra mediante la adopción de un enfoque más sostenible. Su investigación ha incluido la fusión del polvo lunar con microondas y el uso de impresoras 3D para armar equipos con los cuales poder construir un hábitat humano, así como el cultivo de plantas en ceniza volcánica, que es similar al polvo lunar.

Este trabajo también tiene aplicaciones en la Tierra: ha utilizado la tecnología de microondas desarrollada para el reprocesamiento del polvo lunar con el objetivo de extraer materiales valiosos de los residuos mineros.

Roland Trautner, responsable de desarrollo de instrumentación espacial en la Agencia Espacial Europea, que financia y coordina gran parte de la investigación espacial de Europa, señaló que la investigación realizada por la Open University contribuye a un nuevo programa a gran escala de exploración lunar europea que está “creciendo rápidamente”.

“La exploración lunar comenzó hace muchas décadas, pero recibió un enorme impulso durante la época de la guerra fría. La Unión Soviética y Occidente competían por saber quién sería el primero en llegar allí. Como estaba tan impulsada por la política, la tecnología estaba en primer plano. Se hizo un poco de ciencia, pero quedó relegada a un segundo plano”, explicó, señalando que solo las últimas misiones regresaron con muestras significativas para que los científicos las investigaran, de las cuales la Open University sigue utilizando algunas.

“Durante varias décadas el financiamiento de las misiones lunares fue limitado, pero hace muy poco tiempo repuntó de forma significativa. Parte del motivo es que los colegas de China y otros países se han centrado en la Luna y han actuado con gran rapidez y éxito. Hasta cierto punto, eso ha generado una nueva competencia, una nueva carrera hacia la Luna”.

La nueva carrera espacial, sin embargo, es más colaborativa y está más impulsada por la ciencia que por la política. Trautner prevé que los aterrizajes lunares tripulados comenzarán dentro de tres o cinco años, y que las bases de investigación que acepten huéspedes aparecerán en el futuro entre 2040 y 2050.

Por primera vez desde la guerra fría, piensa, “ha comenzado un nuevo capítulo. Son tiempos emocionantes para la ciencia y la exploración de la Luna”, pero no le sorprende: “Para la humanidad como especie, es natural querer dar los siguientes pasos”.
Este artículo fue modificado el 26 de diciembre de 2022 para eliminar la sugerencia incorrecta de que la cara oculta de la Luna no recibe los rayos del Sol. Además, la próxima misión Artemis está prevista para 2024, no para principios de 2023.

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