‘El alcohol afecta a todos los órganos’: la resaca y cómo sobrevivir a ella
Ilustración de Observer Design

“El alcohol es una ‘droga sucia'”, señala Emily Palmer, investigadora del Imperial College London, que estudia las resacas. “Repercute en múltiples sistemas en el cerebro”.

Los científicos no saben con exactitud qué ocurre en nuestro cuerpo durante una resaca, no obstante, sí saben que está causada por una serie de cambios bioquímicos y neuroquímicos. “No afecta únicamente al hígado o al cerebro”, explica Palmer, “afecta a casi todos los órganos”.

Esta Navidad, muchos de nosotros celebraremos con una copa o dos o tres. Entonces, ¿es posible superar ilesos la mañana después de la noche anterior?

El callejón sin salida
“Cuando bebes la primera copa, se libera en el cerebro un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico –o GABA–”, explicó Rayyan Zafar, neuropsicofarmacólogo del Imperial College London e investigador de la organización benéfica Drug Science.

“El GABA hace más lento al cerebro”, prosigue. “Actúa en los receptores del córtex, concretamente en las partes implicadas en los procesos de pensamiento y control”.

El GABA reduce la capacidad de las neuronas para enviar y recibir mensajes químicos a través del sistema nervioso central. Así pues, durante las tres primeras copas, cuando se libera el GABA te sientes relajado, señala Zafar.

Al mismo tiempo, recibes una descarga de dopamina. “Te sientes bien, te sientes relajado y quieres más”, explica Zafar. Pero a medida que se sigue bebiendo, el alcohol se une a los receptores de glutamato en el cerebro, que son importantes para la formación de la memoria. Su actividad eléctrica queda suprimida, “bloqueando básicamente la formación de recuerdos”, comenta Zafar.

El alcohol se desplaza desde el córtex, que controla el comportamiento, hasta el cerebelo, que se encarga del movimiento, la coordinación motora y el equilibrio.

Después, la intoxicación por alcohol afecta a la médula, justo en el centro del cerebro. La médula controla los sistemas autónomos, incluidos los latidos del corazón, la respiración y la presión arterial. “El cerebro simplemente se apaga”, dice Zafar. “Por eso la gente llama al alcohol depresor; no porque te haga sentir deprimido, sino porque deprime todo el sistema nervioso central”.

¿Puedo emborracharme con cerveza sin alcohol?
“Probablemente no”, afirma Zafar. “Digamos que la pinta promedio de cerveza tiene un 5% de alcohol, necesitarías tomar 10 cervezas con bajo nivel de alcohol de 0.5% para tener el mismo efecto que una pinta. No creo que tu cuerpo fuera capaz de retener tanto líquido”.

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Las secuelas de todas esas fiestas navideñas pueden ser brutales. Foto: Bogdan Kurylo/Getty Images/iStockphoto

El hígado elimina alrededor de una unidad de alcohol por hora, y entonces aparece la resaca. El vómito, explica Zafar, es una táctica evolutiva de supervivencia que ha evolucionado como forma de expulsar las sustancias nocivas del organismo. Quizás sea un pequeño consuelo cuando la cabeza cuelga sobre la taza del inodoro.

La enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) metaboliza el alcohol. A medida que la ADH descompone el etanol, genera acetaldehído, un veneno y carcinógeno. Cuando el contenido de alcohol en la sangre llega a cero, los síntomas de la resaca suelen ser peores, ya que en ese momento todo el alcohol ha sido transformado en acetaldehído, que altera la forma en que funciona el ADN”, explica Zafar

El alcohol daña el ADN mitocondrial. Las mitocondrias son las máquinas que producen energía en nuestras células, e incluso un ligero daño puede provocar toxicidad en el cerebro.

“Si bebes con regularidad la cantidad suficiente para provocar una resaca, creemos que ese daño se puede acumular”, explica Palmer, “dando lugar a un deterioro cognitivo y a una pérdida precoz de memoria”.

El alcohol también suprime la liberación de vasopresina, una hormona que ordena a los riñones retener líquidos, por lo que aumenta la micción. La deshidratación consiguiente puede provocar una sensación de sed, cansancio y dolor de cabeza.

“Creemos que la hidratación es sumamente importante”, añade Zafar. “Y por hidratación no nos referimos únicamente al agua. También nos referimos al sodio, el cloruro y el potasio”.

Cuando el cuerpo sufre daños, se activa el sistema inmunitario. Envía células inflamatorias que atacan a las bacterias o reparan el tejido dañado.
“Cuando bebes alcohol, el intestino envía señales de que tiene un veneno en su interior”, comenta Zafar. “En respuesta, tu sistema inmunitario se intensifica para intentar revertir la toxicidad. Esto puede provocar demasiada inflamación”.

El cuerpo se pone en contra de sí mismo. La respuesta inflamatoria puede causar náuseas, vómitos, dolor de cabeza, confusión, cambios de humor, deterioro cognitivo y déficits de aprendizaje y memoria. Beber en exceso con regularidad también puede provocar inflamación crónica, la cual está vinculada a la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardiacas.

¿Empeora la resaca con la edad?
Metabolismo es una palabra que podríamos asociar a la digestión de los alimentos, sin embargo, el término en realidad describe todos los procesos químicos que se producen en el organismo. “A medida que envejecemos, el metabolismo se vuelve más lento, por lo que tardamos más en recuperarnos”, explica Zafar.

Palmer sugiere que también es posible que se deba a una menor tolerancia debido a que, a medida que envejecemos, bebemos menos y cambian nuestras preferencias de bebida. “Cuando somos más jóvenes, podemos beber algo como vodka tonics”, comenta. “Más adelante, puede que bebamos vino o whisky”.

Los congéneres, presentes en las bebidas más oscuras, son un producto derivado del proceso de fermentación. Se trata de moléculas orgánicas complejas que tienen efectos tóxicos, como la acetona, el acetaldehído, el alcohol de fusel, los taninos y el furfural. Se ha descubierto que el whisky contiene 37 veces más congéneres que el vodka, y los estudios demuestran que las bebidas que contienen más congéneres provocan una peor resaca.

¿Cómo puedo evitar la resaca?
Bebe menos, obviamente. No obstante, si quieres tomarte unas cuantas copas, hay algunas tácticas que pueden ayudarte a evitar la resaca.
Controla tu ritmo
Diluye el alcohol añadiendo hielo, soda, limonada u otras bebidas para mezclar. Consumirás alcohol más despacio, de modo que tu cuerpo tendrá más posibilidades de procesar el alcohol y tu pico de alcohol en la sangre no será tan alto.
Elige tus bebidas
Evita las bebidas de color oscuro, como el vino tinto o el whisky, ya que contienen mayor cantidad de congéneres que las bebidas claras, como el vodka o la ginebra.
Come huevos
Según Zafar, los huevos contienen el aminoácido cisteína, el cual hace más lento el metabolismo del alcohol.

¿Puedo curar mi resaca?
Lamentablemente, no. Según investigadores del King’s College de Londres, no hay pruebas convincentes de que ninguna de las llamadas curas de la resaca funcione.

Su reciente revisión analizó el extracto de clavo, el ginseng rojo, el jugo de pera coreana y otras supuestas curas de la resaca, y llegó a la conclusión de que no hay suficientes pruebas de alta calidad que avalen alguna de ellas.
No obstante, el ibuprofeno puede ayudar a reducir la inflamación, y la rehidratación con bebidas isotónicas, como las bebidas para deportistas, puede ayudar a reponer el líquido y los iones perdidos y podrían proporcionar cierto alivio.

¿Hay personas inmunes a la resaca?
Algunas personas son capaces de producir rápidamente alcohol deshidrogenasa para descomponer el alcohol, y otras no pueden hacerlo con tanta rapidez. Todo depende de los genes.
“Las que son capaces de regular rápidamente esta enzima y descomponer el alcohol… probablemente no tienen resacas”, comenta

Zafar. “Pero tienen más probabilidades de desarrollar adicción al alcohol, porque pueden beber más sin los efectos negativos”.

La moderación podría ser algo más fácil si se conoce el malestar posterior. “Queremos intentar prevenir el daño que estamos causando a nuestro cuerpo”, señala Palmer, “en lugar de ponernos un curita”.

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