Una base de datos, que desapareció, arrojó pistas sobre orígenes del Covid-19
Los datos genéticos de las muestras tomadas en el mercado de mariscos de Huanan, de los que no se disponía anteriormente, revelaron la presencia de animales sensibles al coronavirus. Foto: Dake Kang/AP

Una de las pistas más convincentes sobre los orígenes de la pandemia de Covid-19 fue publicada sin previo aviso en una base de datos científica, pasando desapercibida durante semanas. Y entonces, de la misma manera repentina, desapareció de la vista pública.

Los datos genéticos, procedentes de muestras tomadas durante las semanas posteriores a la aparición del Covid-19 en el mercado de mariscos de Huanan, en Wuhan, China, estuvieron disponibles en internet el tiempo suficiente para que una científica parisina los encontrara mientras trabajaba desde su sillón un sábado por la tarde a principios de este mes.

“Tengo un mal equilibrio entre trabajo y vida privada”, comenta Florence Débarre, bióloga evolutiva, cuyo descubrimiento accidental de los archivos desembocó en la confirmación por primera vez de la presencia de animales susceptibles al coronavirus en el mercado de Wuhan.

Sus hallazgos, que ella y sus colegas publicaron en internet la semana pasada, aclaran el camino a seguir para identificar los orígenes de la pandemia, así como el traicionero recorrido al que se enfrentan los científicos que intentan seguirlo. Desde la publicación, Débarre ha sido objeto de ataques en internet y ha recibido amenazas contra su seguridad. “Anoche estuve llorando por las cosas horribles que leo sobre mí en las redes sociales”, explica.

Débarre, investigadora principal del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, es una de los miles de científicos de todo el mundo que intentan rastrear el recorrido del virus antes de que estallara entre los humanos a partir de finales de 2019.

Débarre estaba buscando datos en Gisaid, una base de datos de virología, a principios de marzo cuando encontró algo inusual. Se trataba de miles de secuencias genéticas sin procesar procedentes de muestras recopiladas por científicos chinos a principios de 2020 tomadas de suelos, jaulas, paredes y superficies del mercado de Wuhan donde se detectaron los primeros casos del virus.

Un análisis previo de las mismas muestras, publicado por el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCDC) en febrero de 2022, afirmó que incluían ADN humano y restos de coronavirus, pero que no mostraban indicios de los tipos de animales que más probablemente fueron vectores del virus.

Sus conclusiones respaldaban los argumentos de algunos funcionarios chinos que sostenían que el mercado de Wuhan simplemente fue un lugar donde el virus se propagó entre los humanos, en lugar de la cuna donde dio su primer fatídico salto de los animales a las personas. Pero cuando Débarre y sus colegas analizaron los mismos datos, obtuvieron otro resultado.

“Se trataba del nombre en latín del mapache japonés, varias veces”, comenta. “Fue una de las mayores emociones de mi vida”.

Los mapaches japoneses, primos omnívoros del zorro en Asia oriental, son muy susceptibles a las infecciones de coronavirus y excretan el virus en cantidades suficientes como para infectar a los animales y seres humanos de su entorno. En otras palabras: se confirmó la presencia de un sospechoso en el lugar de los hechos.

Débarre destaca que también se encontró ADN de otros animales en las muestras, y que aún no hay pruebas concluyentes de que los mapaches japoneses presentes en el mercado fueran portadores del virus o el medio por el que se propagó por primera vez a la humanidad. “Pero ahora no se puede negar que estuvieron ahí”, indica.

El siguiente paso consistirá en investigar las cadenas de suministro ilegales que transportaron los mapaches japoneses y otros animales al mercado de Wuhan durante el invierno de 2019 y determinar si pueden conducir a la fuente original del virus, que todavía se sospecha que son los murciélagos.

Sin embargo, el avance en la solución de un misterio genera nuevos misterios. Siguiendo las normas de la base de datos Gisaid, Débarre explica que su equipo contactó a los científicos chinos que publicaron los datos genéticos en internet para pedirles autorización para analizarlos, algo que, según dijo la investigadora, les fue concedido. Un día después, volvieron a enviar un correo electrónico para compartirles su descubrimiento de que había ADN de mapaches japoneses en las secuencias.

Al día siguiente, los archivos ya no estaban disponibles, al parecer a petición de los investigadores chinos, entre los que figuraba el virólogo de renombre George Gao, exdirector general del CCDC. “Nos quedamos conmocionados”, comenta Débarre. “Pero no sorprendidos”.

Un miembro de su equipo se puso en contacto con sus homólogos chinos para averiguar el motivo por el que se bloquearon los datos. “Es una historia complicada”, señala Débarre con delicadeza. “La respuesta corta es que en este momento no estamos colaborando. Sin embargo, se ofreció esa colaboración (por parte de su equipo)”.

Gisaid indicó en un comunicado que retiró las secuencias porque estaban incompletas y formaban parte de un estudio que aún estaba en proceso de revisión por pares, lo que sugiere que Débarre y su equipo se podrían haber “adelantado” a los científicos chinos si las hubieran publicado antes. Débarre ha afirmado que su equipo hizo todo lo posible para colaborar y que su informe nunca pretendió competir con un artículo de una revista revisada por pares. Gao declinó responder una solicitud de comentarios.

A la avalancha de preguntas que se arremolinan en torno a los orígenes del Covid-19, se suma este último episodio. ¿Por qué se ocultaron a la comunidad científica durante más de tres años los resultados de las muestras tomadas en los primeros meses del Covid-19? ¿Por qué la primera versión del estudio chino afirmó que no había encontrado ADN de mapaches japoneses? ¿Y por qué se subieron de forma discreta las secuencias genéticas a Gisaid –donde permanecieron en internet el tiempo suficiente para ser descubiertas– y después fueron retiradas de la vista de todos?

Débarre está decidida a no dejarse distraer por la intriga que rodea su informe. “Soy una científica”, señala. “No soy política ni activista”. Se trata de una distinción esencial, no obstante, en su búsqueda de una respuesta a una de las cuestiones científicas posiblemente más controvertidas del mundo, está aprendiendo que también puede ser ingenua.

Desde que se publicó su informe en internet la semana pasada, Débarre ha sido objeto de insultos y teorías de conspiración que circulan por la red, principalmente entre personas que apoyan la teoría de que el virus surgió de una filtración del Instituto de Virología de Wuhan, ubicado a unos 30 minutos del mercado. “Ahora mismo no estoy viviendo los mejores días de mi vida”, comenta.

Lo más preocupante fue la amenaza de un desconocido que dice saber dónde vive Débarre. Sin embargo, también le molestan las acusaciones de que ella, como científica, podría ser desleal respecto a la verdad. “Es horrible que la gente discuta el hecho de que puedas estar mintiendo, cuando no estás mintiendo”, señala. “Cuando tienes una profesión en la que es esencial ser veraz”.

La teoría de la fuga del laboratorio carece de pruebas fehacientes, pero cobró fuerza en las últimas semanas tras la noticia de que las agencias gubernamentales estadounidenses concluyeron que es posible, aunque con un nivel de confianza entre bajo y moderado. El gobierno de Biden indicó que hará públicas las pruebas en las que se basan las evaluaciones de sus agencias en los próximos meses.

A pesar de la presión, Débarre comenta que seguirá investigando los orígenes del virus. “Quiero decir, ¿quién no quiere saberlo?”, pregunta. Además de esclarecer la cuestión sobre el Covid-19, su búsqueda también podría revelar la respuesta a dicha pregunta.

Florence Débarre habló con el podcast de noticias diarias Today in Focus, de The Guardian, en un episodio en el que participó Ian Sample, editor de ciencia de The Guardian, y que ya está disponible en todas las plataformas donde se escuchan podcasts.

Síguenos en

Google News
Flipboard
La-Lista Síguenos en nuestras redes sociales