‘Déjenlo ir’: Biden pide a Rusia que libere a periodista del WSJ
El presidente Biden habló con los periodistas sobre la detención de Evan Gershkovich el viernes. Foto: Jonathan Ernst/Reuters

El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió a Rusia que ponga en libertad a Evan Gershkovich, periodista del periódico Wall Street Journal que fue detenido a principios de semana por cargos de espionaje y que se enfrenta a una condena de 20 años de cárcel.

“Déjenlo ir”, dijo Biden, cuando se le preguntó por el caso el viernes. Anteriormente, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, calificó como “ridículos” los cargos de espionaje imputados a Gershkovich.

No obstante, la perspectiva de una pronta liberación parece ser cada vez más improbable, ya que las autoridades rusas siguen hablando de Gershkovich en términos que sugieren que su condena es una conclusión inevitable.

“Estamos tratando con una actividad realizada al amparo del periodismo, una actividad que básicamente es espionaje. Como lo atraparon in fraganti, la situación es clara y sencilla”, señaló Dmitry Peskov, vocero del presidente ruso, Vladimir Putin.

Gershkovich fue detenido el miércoles en la ciudad de Ekaterimburgo y fue trasladado en avión a Moscú, donde el jueves un tribunal lo acusó oficialmente de espionaje y le ordenó permanecer en prisión preventiva hasta finales de mayo.

El Wall Street Journal niega con vehemencia los cargos presentados contra el reportero de 31 años, y amigos y colegas de Gershkovich describieron las acusaciones como ridículas.

Los analistas sugieren que la detención podría deberse a dos motivos: reprimir todavía más el periodismo crítico sobre Rusia y tomar a Gershkovich como “rehén” para negociar un posible intercambio futuro de espías rusos detenidos en Occidente. Su inclusión en dicho intercambio puede ser la mejor oportunidad de que Gershkovich sea liberado rápidamente.

Rachel Denber, de la organización Human Rights Watch, calificó la detención de “depravada y cínica acción” diseñada para acallar las voces críticas y disuadir a los periodistas extranjeros de informar sobre Rusia.

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Amigos y colegas de Gershkovich describieron las acusaciones como ridículas. Foto: AP

“Es difícil evitar la conclusión de que la detención de Gershkovich indica el deseo de las autoridades rusas de mantener alejados a los periodistas extranjeros e impedir que informen sobre temas que son críticos con el gobierno o que desenmascaran sus abusos”, escribió Denber.

Desde la invasión a gran escala de Ucrania emprendida el año pasado, la mayoría de los periodistas rusos independientes han salido del país, tras la promulgación de una serie de nuevas leyes represivas que, básicamente, ilegalizan el periodismo honesto.

Muchos periodistas extranjeros también se fueron del país, pero algunos se quedaron o siguieron visitando el país en viajes cortos. La detención de Gershkovich cambió la situación.

“Es un mensaje para los periodistas, y también es un mensaje muy importante para las élites rusas: no hablen con periodistas extranjeros. Mantengan su boca cerrada”, comentó Yevgenia Albats, una veterana periodista rusa que se marchó de Moscú el pasado mes de agosto.

El trabajo como corresponsal extranjero en Rusia nunca ha sido fácil. Conseguir o renovar la acreditación oficial podía ser un proceso largo y tedioso, y las indirectas de “rusofobia” o actividad de espionaje eran frecuentes. La hostilidad, la intimidación y, en ocasiones, el hecho de que te sigan siniestros vigilantes eran gajes del oficio.

Sin embargo, hasta ahora, el peor resultado posible para los periodistas extranjeros acreditados siempre había sido la deportación o la inclusión en una lista negra. La detención de Gershkovich demuestra que las autoridades rusas ahora están dispuestas a detener incluso a un conocido reportero de un medio de comunicación de alto perfil, y provocará que muchos reevalúen los riesgos que conlleva informar desde el país.

“En la época soviética había límites bien definidos. Nosotros sabíamos, y supongo que los periodistas extranjeros también lo sabían, qué podían hacer ellos y qué no. Ahora no hay límites: simplemente no se sabe”, explicó Albats.

Los periodistas que conocen a Gershkovich lo elogiaron como un reportero apasionado y diligente.

Gershkovich se encuentra detenido en la infame cárcel de Lefortovo, en Moscú. Sus amigos crearon una dirección de correo electrónico, [email protected], a la que los simpatizantes pueden enviar mensajes para el periodista detenido. Si están en inglés, los mensajes serán traducidos al ruso, como exige la legislación rusa, y después se enviarán a Gershkovich en la cárcel.

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