Condena Rusia a 25 años de cárcel a opositor de invasión en Ucrania
Vladimir Kara-Murza adentro la jaula de los acusados durante una audiencia en Moscú en octubre. Foto: Natalia Kolesnikova/AFP/Getty Images

Un tribunal de Moscú condenó al activista opositor Vladimir Kara-Murza a 25 años de prisión, en lo que constituye uno de los casos más mediáticos hasta la fecha de un disidente ruso que es encarcelado por oponerse a la invasión de Ucrania.

Kara-Murza, que tiene nacionalidad rusa y británica y estudió en la Universidad de Cambridge, fue detenido en abril de 2022 y se le imputaron cargos de difusión de información falsa sobre el ejército ruso en Ucrania. Posteriormente también fue acusado de alta traición a raíz de una serie de discursos públicos en los que criticó las políticas del Kremlin y la guerra en Ucrania.

La pena impuesta a Kara-Murza es la más larga dictada hasta la fecha contra un opositor político de Vladimir Putin, en un momento en que el Kremlin intensifica su implacable campaña de represión de la disidencia.

En su último discurso pronunciado ante el tribunal la semana pasada, Kara-Murza adoptó un tono desafiante, se negó a pedir al tribunal que lo absolviera e indicó que mantenía todo lo que había dicho.

“Solo me culpo de una cosa”, dijo Kara-Murza, de 41 años, a quien Amnistía Internacional considera preso de conciencia. “No logré convencer lo suficiente a mis compatriotas y a los políticos de los países democráticos del peligro que el actual régimen del Kremlin representa para Rusia y para el mundo”.

La sentencia de Kara-Murza, que él comparó con la farsa de los juicios de Stalin, se dictó a puerta cerrada.

En sus comentarios a la prensa afuera del tribunal, la embajadora británica en Rusia, Deborah Bronnert, señaló que el veredicto era “escandaloso” y pidió la liberación inmediata de Kara-Murza.

El gobierno británico también anunció que convocó al embajador ruso tras la sentencia.

Tras el veredicto, la esposa de Kara-Murza, Evgeniya, elogió a su esposo por su “valentía, coherencia y honestidad en tus muchos años de trabajo”.

“Estoy infinitamente orgullosa de ti, querido, y siempre estaré ahí”, escribió en Twitter.

El crítico del Kremlin encarcelado Alexei Navalny condenó duramente la sentencia, calificándola como “ilegal, desmedida y sencillamente fascista”.

En el momento de su detención el año pasado, Kara-Murza era una de las pocas figuras destacadas de la oposición que decidió permanecer en Rusia. La mayoría, entre ellos aliados de Navalny, han huido del país por motivos de seguridad desde que comenzó la guerra.

Horas antes de su detención, Kara-Murza apareció en la cadena CNN, donde describió al Kremlin como un “régimen de asesinos”.
En 2015 y 2017, cayó en dos comas distintos en Moscú después de presentar síntomas que, según indicaron los médicos, coincidían con los del envenenamiento.

Kara-Murza –amigo cercano del exlíder de la oposición Boris Nemtsov, que fue acribillado a balazos y asesinado en 2015– estuvo a punto de morir a causa de una insuficiencia renal en el primer envenenamiento, que atribuyó al Kremlin.

La preocupación por la salud de Kara-Murza ha aumentado en las últimas semanas, después de que el mes pasado se encontrara demasiado indispuesto como para asistir a la audiencia. Su abogado, Vadim Prokhorov, indicó en aquel momento en un comunicado publicado en Facebook que estaba recibiendo tratamiento para tratar una polineuropatía que padece como consecuencia de los dos envenenamientos.

Kara-Murza es el segundo opositor político de alto perfil de Putin que es encarcelado desde el inicio de la guerra en Ucrania. En diciembre, el veterano político de la oposición Ilya Yashin fue condenado a ocho años y medio de prisión bajo cargos similares de difusión de información falsa cuyo objetivo era desacreditar al ejército ruso.

Se ha detenido a casi 20 mil rusos por participar en protestas contra la guerra, según datos del grupo de derechos humanos OVD-Info.

Se han iniciado procesos penales contra más de 450 personas por oponerse a la guerra en Ucrania, y algunas de ellas se enfrentan a penas de hasta 15 años por delitos tan menores como publicar mensajes contra la guerra en las redes sociales, lo cual convierte al año pasado en la época más represiva de la historia moderna de Rusia.

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