Indignación en EU por ataque contra joven afroamericano que se equivocó de dirección y fue recibido a tiros
Esta foto sin fecha facilitada por Ben Crump Law muestra a Ralph Yarl, el adolescente al que un propietario de una casa disparó en Kansas City, Misuri. Foto: AP

El destacado abogado de derechos civiles Ben Crump condenó como “inaceptable” el hecho de que las autoridades de Misuri pusieran en libertad al propietario de una vivienda que disparó dos veces contra un adolescente afroamericano cuando el joven tocó la puerta de su casa por error.

Los padres de Ralph Yarl, de 16 años, sostienen que su hijo fue dado por muerto tras el incidente ocurrido el pasado jueves, cuando fue a recoger a sus hermanos gemelos menores de una reunión para jugar en Kansas City y se equivocó de casa.

El propietario de la casa, que según indica la familia de Yarl es blanco, fue detenido, pero puesto en libertad a las 24 horas por parte de la policía de Kansas City, la cual insiste en que no puede tomar más medidas hasta que haya hablado con el chico gravemente herido.

El adolescente, estudiante de preparatoria, se encontraba el lunes en estado estable en un hospital de Kansas City, informó su familia, con heridas de bala en la cabeza y el pecho. Lee Merritt, que también representa a la familia, comentó el lunes a The Guardian que Yarl sufrió una fractura de cráneo, una lesión cerebral traumática que implicaba inflamación, síndrome postconmocional y heridas en su brazo.

“La familia está exultante de que Ralph no sucumbiera a sus heridas, no obstante, ahora están enojados por la incapacidad del sistema judicial de mostrar algún valor o aprecio por su vida”. “Es inevitable no observar la dinámica racial que existe en este caso”, dijo Crump, quien representa a la familia Yarl, a la cadena CNN.

“Solo podemos imaginar que si los papeles se invirtieran, y tuviéramos a un hombre afroamericano disparándole a un niño blanco de 16 años que simplemente estaba tocando el timbre de su puerta, y la policía lo detuviera para interrogarlo y lo dejara volver a casa y dormir en su cama en la noche”.

“¿Cuánta indignación habría en Estados Unidos? Es inaceptable. Exigimos justicia. Detengan al que intentó asesinar a este joven niño afroamericano”.

Stacey Graves, jefa de la policía de Kansas City, defendió el domingo la liberación del propietario de la casa no identificado, citando la ley de Missouri que establece que una persona puede ser detenida únicamente durante 24 horas antes de ser acusada formalmente o puesta en libertad.

No obstante, señaló que su departamento estaba trabajando con rapidez para preparar las pruebas que presentará al fiscal del condado de Clay mientras continúa su investigación sobre el delito grave.

“Reconocemos la frustración que esto puede causar”, comentó Graves a los periodistas. “Quiero que todos sepan que estoy escuchando y entiendo la preocupación que estamos percibiendo de la comunidad”.

Graves expresó su reconocimiento a los cientos de manifestantes que se congregaron afuera de la vivienda donde el joven recibió los disparos, portando carteles que incluían frases como “Tocar el timbre de una puerta no es un delito”.

La jefa de policía indicó que los detectives estaban investigando si el propietario de la vivienda estaba protegido por las leyes de “stand-your-ground” relativas a la autodefensa. No confirmó cuántos disparos recibió Yarl ni dónde estaban sus heridas. La policía no había logrado obtener la declaración de la víctima, señaló, debido a las heridas de Yarl.

Crump refutó la afirmación de Graves de que, aunque ella reconocía “componentes raciales” en el incidente, “la información que tenemos actualmente no indica que eso tenga una motivación racial”. No se dio a conocer de inmediato la identidad del propietario de la vivienda.

“Esto nos recuerda los casos de Trayvon Martin, Ahmaud Arbery y tantas otras tragedias donde hubo ciudadanos que dispararon contra nuestros hijos afroamericanos, y la policía los dejó irse a casa y dormir en sus camas en la noche”, señaló Crump, citando otros casos notables en los que estuvo involucrado y en los que los sospechosos blancos fueron liberados de inmediato.

Según su familia, a Yarl, estudiante de preparatoria con una gran pasión por la música, le dieron la dirección para recoger a sus hermanos de 11 años, pero por error se dirigió a una casa ubicada en la calle 115 en lugar de la 115 Terrace y le dispararon después de tocar la puerta.

Faith Spoonmore, tía del adolescente, se encontraba entre los manifestantes que protestaron el domingo. Señaló que el propietario de la vivienda “abrió la puerta, miró a mi sobrino a los ojos y le disparó en la cabeza”.

Spoonmore explicó que le dispararon a su sobrino una segunda vez después de que cayera al suelo, se pudiera levantar y huyera, y tocó la puerta de tres casas distintas antes de que alguien pudiera ayudarlo.

“Aunque está bien físicamente, tiene un largo camino por recorrer mental y emocionalmente”, escribió en una petición en GoFundMe para recaudar dinero para cubrir las facturas médicas y otros gastos.

A mediodía del lunes, la petición había superado los 1.2 millones de dólares.

Quinton Lucas, alcalde de Kansas City, indicó que miembros del departamento de policía asistieron a la manifestación del domingo para escuchar las preocupaciones de la comunidad.

“Esto no es algo que se haya descartado, marginado o minimizado en modo alguno. Es algo que está recibiendo toda la atención del departamento de policía de Kansas City”, señaló Lucas.

Merritt comentó que era raro que una víctima sobreviviera a un tiroteo de este tipo, y que se sentía agradecido de que el adolescente pudiera contar su versión de los hechos. Sin embargo, señaló que a la familia le resultaba difícil asimilar la noticia de que el hombre que le disparó había sido puesto en libertad: “Viven en el mismo vecindario, es posible que lo vean en el supermercado o a la vuelta de la esquina. Eso provoca mucha ansiedad y miedo entre la familia”.

Merritt, abogado de derechos civiles residente en Texas, representó anteriormente a la familia de Cameron Lamb, un ciudadano afroamericano al que un detective de Kansas City, Eric DeValkenaere, disparó fatalmente en 2019 en un embotellamiento. DeValkenaere fue declarado culpable de homicidio culposo y condenado a seis años de prisión.

El periodista de The Guardian Sam Levin y The Associated Press contribuyeron a este artículo.

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