El rey Carlos III y la reina Camila fueron coronados en la Abadía de Westminster
La corona de San Eduardo que el arzobispo de Canterbury coloca sobre la cabeza del rey. Foto: Reuters

El rey Carlos III fue coronado en la Abadía de Westminster. La ceremonia marcó el comienzo simbólico de una nueva era real en Gran Bretaña y una realización personal para un hombre que ha pasado más de siete décadas esperando llegar al trono.

En un ritual lujoso que no se veía en Gran Bretaña desde 1953, el rey fue ungido con aceite sagrado y presentó el juramento de los reyes, antes de que el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, colocara la corona de San Eduardo en su cabeza.

Frente a 2 mil 300 invitados, incluidos más de 100 jefes de Estado, el rey Carlos III prometió mantener la religión protestante en Reino Unido y preservar los derechos de la Iglesia de Inglaterra, como se establece en una ley del Parlamento.

Decenas de miles de personas se congregaron a lo largo de la ruta de procesión desde el Palacio de Buckingham hasta la Abadía de Westminster, muchos acamparon durante la noche para asegurar una buena vista del desfile en el que participaron 7 mil soldados y 19 bandas militares, la mayor cantidad desde la coronación de la reina Isabel II en 1953.

Pero hubo acusaciones de represión policial después de que varios manifestantes antimonárquicos, incluido el líder del principal grupo contra la monarquía de Reino Unido, Republic, fueran arrestados antes del comienzo de la procesión. Graham Smith llevaba bebidas y pancartas para los manifestantes de la protesta cuando la policía lo detuvo alrededor de las 7:30 am.

Hasta 2 mil personas se reunieron en Trafalgar Square debajo de una estatua de Carlos I –quien fue ejecutado en 1649–, sosteniendo pancartas amarillas que decían “No es mi rey”. Un letrero decía: “¿No crees que esto es un poco tonto?”

Peter Tatchell, activista de derechos humanos, tuiteó un video que muestra una gran barrera frente a los manifestantes para proteger a la pareja real durante la procesión. “Este no es un país libre cuando no tenemos derecho a protestar libremente”, dijo.

El grupo de derechos humanos Liberty dijo: “La protesta es un derecho fundamental, no un regalo del Estado”, y agregó que los arrestos son “extremadamente preocupantes y (establecen) un precedente peligroso para nosotros como nación democrática. Nuestro derecho a protestar debe ser protegido, no reprimido”.

Otra nota amarga ocurrió cuando el príncipe Andrew, el duque de York, fue abucheado por parte de la multitud mientras lo conducían a la Abadía de Westminster. El hermano del rey se vio obligado a retirarse de la vida real activa en 2019 debido a su relación con el delincuente sexual infantil Jeffrey Epstein.

El hijo menor del rey, el príncipe Harry, asistió solo a la ceremonia, sin su esposa Meghan y sus hijos, el príncipe Archie y la princesa Lilibet. Es la primera vez que se ve al príncipe con la familia real desde la publicación de su autobiografía, Spare, a principios de este año, en la que fue muy crítico con su padre, su madrastra y su hermano William.

Harry entró en la abadía detrás del duque de York y entre sus primas, Eugenie y Beatrice, las hijas del duque y sus respectivos esposos. Estaba sentado dos filas detrás de su hermano, entre Jack Brooksbank, el esposo de la princesa Eugenia, y la princesa Alexandra, prima hermana de la difunta reina Isabel II.

En su juramento, el rey Carlos III prometió gobernar Reino Unido y los 15 países de la Commonwealth donde también es jefe de Estado, de acuerdo con la ley, y “hacer que la ley y la justicia, en misericordia, se ejecuten”.

Hubo un cambio de última hora en la redacción del controvertido Homenaje del Pueblo, que se había incluido por primera vez en la ceremonia, pero que el amigo del rey, Jonathan Dimbleby, dijo que era “aborrecible” .

En lugar de llamar a “todas las personas de buena voluntad” para que juren “rendir verdadero homenaje… a su rey indudable”, se cambió la redacción para “invitar” a tener una muestra de apoyo.

El palacio de Lambeth dijo que rendir homenaje “siempre fue una invitación más que una expectativa”.

En su sermón, el arzobispo dijo que la ceremonia era para “coronar a un rey para servir”, y rindió homenaje tanto a la vida de servicio del rey como a la de muchos de los asistentes a la ceremonia, entre los que se encontraban miembros de organizaciones comunitarias, las fuerzas armadas y los servicios de emergencia.

Carlos ha sido rey desde la muerte de su madre, la reina Isabel II, en septiembre pasado; aunque antigua, la coronación no tiene importancia legal o constitucional. No obstante, el ritual altamente simbólico es un momento enormemente significativo para un hombre que, ahora de 74 años, ha sido heredero del trono desde los tres años.

También cimenta el extraordinario viaje de la mujer con la que se casó en 2005, luego de que los primeros matrimonios de ambos terminaron en divorcio. De joven novia real a amante vilipendiada, a duquesa de Cornualles y a reina consorte, después de su coronación, será conocida simplemente como reina Camila, dijo el Palacio de Buckingham.

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