Acusan al FBI de fallas, pero un informe revela que no hubo complot de ‘Estado profundo’ contra Trump
Donald Trump en Nevada en octubre de 2020. Durham acusó al buró de manejar la investigación de 2016 de manera diferente a otras investigaciones políticamente delicadas. Foto: Evan Vucci/AP

El abogado especial John Durham no encontró evidencia de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI conspiraran en un complot de ‘Estado profundo’ para investigar los vínculos de Donald Trump con Rusia en 2016, aunque el informe publicado el lunes halló que el manejo de aspectos clave del caso por parte del FBI fue deficiente.

El informe Durham criticó duramente la forma en que el FBI decidió abrir la investigación de contrainteligencia contra Trump, conocida como “Crossfire Hurricane”, y acusó a altos funcionarios del buró de basarse en información sin procesar y sin corroborar con el fin de continuar con la investigación.

Gran parte de las críticas contra el FBI que aparecen en el informe de aproximadamente 300 páginas ya se conocían desde que el inspector general del Departamento de Justicia emitió su propio informe, en el cual se plantearon preocupaciones similares, pero que en última instancia concluyó que estaba justificada la investigación del FBI sobre Trump.

El informe de Durham fue más mordaz, pues concluyó que el FBI actuó con rapidez a partir de una vaga pista sobre los posibles contactos entre un asesor de la campaña de Trump y funcionarios rusos en julio de 2016, basándose en “pruebas sin procesar, sin analizar y sin corroborar”, en lo que supuso una “desviación de la forma en que actuó” respecto a la campaña de Clinton.

Sin embargo, la investigación de Durham no descubrió ninguna revelación importante que sugiriera que el buró se centró en Trump por motivaciones políticas, y por momentos el informe pareció ser una defensa de su larga investigación.

En el informe también figura:

  • Durham indicó que el FBI actuó con mayor cautela ante las acusaciones de influencia extranjera cuando se trató de la campaña de Clinton, y no investigó las pruebas en dos casos de gobiernos extranjeros que intentaron ejercer influencia con Clinton al tiempo que proporcionaban información defensiva, a diferencia de lo que ocurrió con la campaña de Trump;
  • Durham señaló que el FBI se basó de forma excesiva en las pistas de investigación de los oponentes políticos de Trump y no analizó de forma rigurosa la información que recibió, circunstancia que alargó la investigación y condujo al nombramiento del abogado especial Robert Mueller para que investigara a Trump;
  • Durham indicó que el FBI decidió seguir adelante con la investigación Crossfire Hurricane a pesar de que la comunidad de inteligencia carecía de información que corroborara la hipótesis en la que se basaba y de que los agentes del FBI ignoraron información que exoneraba a personas clave en el caso;
  • Durham sugirió que la investigación Crossfire Hurricane fue “impulsada” por el denominado dossier Steele, cuando en realidad se basó en la información de un diplomático australiano en Londres de que un asesor de la campaña de Trump parecía tener conocimiento anticipado de que Rusia estaba divulgando información perjudicial sobre Clinton.

Los altos cargos del FBI que supervisaron la investigación Crossfire Hurricane y dejaron el buró hace años han mantenido desde hace mucho tiempo que tenían el deber de investigar las acusaciones de que Rusia, un adversario estratégico de Estados Unidos, estaba intentando ejercer influencia con Trump, quien no tenía experiencia en el gobierno.

La entrega del informe al fiscal general, Merrick Garland, y a los principales demócratas y republicanos de los comités judiciales de la Cámara de Representantes y el Senado varias horas antes de que se hiciera público, marca en gran medida el final de la investigación de casi cuatro años dirigida por Durham.

El nombramiento de Durham como abogado especial por parte del exfiscal general William Barr fue insólito en el sentido de que se le encargó básicamente la investigación de un abogado especial diferente, Mueller.

La investigación estuvo acosada por la controversia, incluso cuando Barr presionó a Durham para que redactara un informe parcial justo antes de las elecciones de 2020, una orden que dio lugar a acusaciones de interferencia política indebida.

En septiembre de 2020, según informó el periódico The New York Times, una de las fiscales del equipo de Durham y exfiscal en funciones de Estados Unidos, Nora Dannehy, descubrió que otros miembros del equipo redactaron un borrador de informe del que no se le había informado.

Según se informa, Dannehy se enfureció y le dijo a Durham que no se debería publicar ningún informe antes de que hubiera concluido la investigación y, sobre todo, no se debería basar en información controvertida que pudiera afectar las elecciones. Dannehy envió a sus colegas un memorándum exponiendo sus preocupaciones y renunció.

Aunque Trump predijo en su momento que Durham descubriría el “crimen del siglo”, la investigación resultó ser defectuosa ante los tribunales. Dos personas a las que acusó fueron absueltas en los tribunales, y solo el exabogado del FBI que manipuló un correo electrónico para ayudar a redactar una solicitud de intervención telefónica se declaró culpable.

Tras la segunda absolución –Igor Danchenko, un investigador que fue una de las principales fuentes del dossier de 2016 que denunciaba los vínculos de Trump con Rusia, fue declarado inocente de mentir al FBI respecto a dónde había obtenido su información–, los demócratas pidieron que se cerrara el equipo de Durham por considerarlo un despilfarro del dinero de los contribuyentes.

El informe Durham finalizó sin recomendar ningún cambio general en el FBI, sin embargo, propuso la creación de un cargo en la oficina que se encargue de supervisar las investigaciones políticamente delicadas y que tenga el poder de impugnar cada etapa de las investigaciones, incluidas las intervenciones telefónicas.

Se registró que la investigación de Durham costó aproximadamente 6.5 millones de dólares hasta el pasado mes de diciembre. Durham, un fiscal federal de larga carrera que fue fiscal estadounidense en Connecticut durante el gobierno de Trump, obtuvo la autorización del actual fiscal general para permanecer en su cargo hasta la finalización de su trabajo.

Dos de los casos que Durham llevó a los tribunales resultaron infructuosos. El año pasado, un jurado determinó que el abogado especializado en ciberseguridad Michael Sussman era inocente de mentir al FBI. Un jurado también declaró a Danchenko inocente de realizar declaraciones falsas al FBI en octubre, en un caso defendido personalmente por Durham.

Durham obtuvo una declaración de culpabilidad de Clinesmith, que fue condenado a un año de libertad condicional y a 400 horas de servicios comunitarios tras admitir en un acuerdo de culpabilidad en 2020 que manipuló un correo electrónico del gobierno que un colega utilizó posteriormente para justificar ante un tribunal secreto de vigilancia la intervención telefónica practicada contra el exasesor de campaña de Trump, Carter Page.

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