El ‘nuevo Miguel Ángel’ de Italia lleva la escultura al siglo XXI
Jacopo Cardillo, conocido como Jago, junto a dos de sus esculturas de mármol en el interior del Museo Jago, en el barrio Rione Sanità de Nápoles. Foto: Roberto Salomone/The Guardian

Uno podría pensar que el hecho de ser descrito como “el nuevo Miguel Ángel” supondría una perspectiva abrumadora para un escultor italiano, pero Jacopo Cardillo, también conocido como Jago, se lo toma con calma.

Este escultor de 36 años se ha ganado numerosos elogios por sus modernas reinterpretaciones de esculturas de estilo clásico, así como un gran número de seguidores en Instagram. El mes pasado se inauguró en la ciudad de Nápoles el primer museo dedicado a su obra, que atrajo a más de 5 mil visitantes en un solo día.

Creo que las personas que hacen esa comparación lo están haciendo para explicar la obra… No creo que pretendan establecer un verdadero paralelismo“, comentó en una entrevista. “Mi único interés es convertirme en la mejor versión de mí mismo, no en la mejor versión de otra persona“.

Los críticos de arte se percataron del talento de Jago desde el principio. Con solo 24 años, fue seleccionado para participar en la 54 edición de la Bienal de Venecia, donde expuso un busto de mármol del papa Benedicto XVI que lo hizo merecedor de la Medalla Pontificia. En 2013, cuando el papa Benedicto anunció su renuncia, Jago transformó la obra, “despojando” a la estatua de la indumentaria papal y dejando a Benedicto XVI con el torso desnudo.

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Aiace y Cassandra. Foto: Roberto Salomone/The Guardian

En 2019, el “nuevo Miguel Ángel” envió una de sus obras –una estatuilla titulada First Baby– al espacio como parte del proyecto Beyond de la Agencia Espacial Europea.

Jago comenta que se ha mantenido fiel a las técnicas de escultura de los artistas italianos del Renacimiento. “Primero parto de un dibujo, que después transformo en un pequeño modelo de barro“, explicó.

Luego procedo a hacer un modelo de barro más grande, que cubro con una capa de yeso“. Una vez que tiene la forma para su estatua, vierte yeso en forma líquida. Después hace una copia en mármol.

Los críticos de arte italianos han elogiado su capacidad para plasmar las emociones humanas y lo han felicitado por utilizar técnicas tradicionales para abordar temas contemporáneos.

Jago es un mundo, es una existencia, un personaje“, comentó Maria Teresa Benedetti, una destacada crítica de arte y exprofesora de historia del arte en la Academia de Bellas Artes de Roma. “En él existe una voluntad muy fuerte de comunicar“.

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Look Down, que representa a un recién nacido con una cadena en lugar de un cordón umbilical, en Nápoles. Foto: Marco Cantile/LightRocket/Getty

Una mañana de noviembre de 2020, una estatua de un recién nacido acurrucado en el piso, con los ojos cerrados y una cadena de hierro en forma de cordón umbilical anclada al piso, apareció en la plaza del Plebiscito en Nápoles. Jago explicó que la obra, titulada Look Down, tenía como objetivo recordarles a los italianos “las muchas personas, los más necesitados, los pobres, (que) se habían vuelto vulnerables debido a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia“.

Jago ahora divide su tiempo entre Nápoles y Nueva York, donde creó el Hijo Velado, que representa a un niño que yace indefenso, cubierto por un velo. La obra estaba inspirada en el Cristo Velado de Giuseppe Sammartino, que representa a Jesús cubierto por un velo transparente creado con el mismo bloque que la estatua.

“El velo es un ingrediente”, señaló Jago. “Es como un color de la paleta. No lo inventamos; lo heredamos y decidimos cómo utilizarlo. La intención era utilizar un elemento compositivo que ya existe, el velo, para contar una historia diferente. Mucha gente que pasa delante de esta escultura le ofrece un beso, porque algunos ven a su hijo en ella”.

Retomando la frase de el “nuevo Miguel Ángel”, comentó: “Por sobre todas las cosas, un niño debería ser libre de compararse con los más grandes de la historia, de aspirar a la grandeza teniendo como punto de referencia a un gran maestro de la tradición, que no debería avergonzarse al decir: ‘Quiero ser mejor que él’, porque eso no tiene nada de malo”.

En cualquier caso, será diferente e igual. Indudablemente Lionel Messi debió imaginar que era Maradona cuando era niño. Usaba la playera de Maradona con su nombre, pero al final se convirtió en él mismo e hizo lo suyo. La verdad es que podemos partir del ejemplo de otra persona para encontrar nuestro propio camino a lo largo del trayecto, y a partir de ahí nuestra grandeza.

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