Los ataques contra estadounidenses LGBTQ+ ensombrecen el mes del Orgullo
Marcha en apoyo de los derechos de las personas trans en Los Ángeles a principios de mes. Foto: Mario Tama/Getty Images

St. Cloud, Florida, un suburbio de Orlando, albergó su primera celebración oficial del Orgullo el año pasado. Este año, los organizadores tomaron la difícil decisión de cancelarla, en gran parte debido a la reciente ley estatal que prohíbe efectivamente los espectáculos drag con presencia de menores.

La otra razón fue una amenaza de muerte; en una comunidad cercana apareció un cartel que indicaba: “Maten a todos los gays”.

“Eso ocurrió justo al norte de donde íbamos a celebrar el evento”, explicó Kristina Bozanich, fotógrafa local y propietaria de un negocio que impulsó el evento de 2022, que no está afiliado a la ciudad.

“En última instancia, pensamos que necesitábamos seguridad, y además no teníamos los fondos para seguridad suficientes que nos garantizaran que podíamos hacernos responsables en caso de que ocurriera algo”.

Durante décadas en Estados Unidos, los eventos del Orgullo han sido una parte celebrada –e incluso rentable– del mes de junio, dedicada a la historia y la cultura de la comunidad LGBTQ+. Sin embargo, los recientes ataques legislativos contra los estadounidenses trans y la retórica política de odio contra la identidad queer ensombrecen el Orgullo este año, incluso en estados tradicionalmente a favor de los derechos de las personas homosexuales. Los extremistas han proferido amenazas y ataques contra miembros de la comunidad LGBTQ+, obligando a los organizadores de eventos a reforzar la seguridad o a cancelarlos. Los funcionarios electos intentaron –y a veces consiguieron– prohibir la emblemática bandera arco iris. Las empresas han retirado su apoyo.

A medida que se acerca el final del mes del Orgullo, que suele culminar con eventos que duran todo el fin de semana, muchos estadounidenses LGBTQ+ siguen inquietos y temerosos de lo que la reacción negativa significa para su futuro.

“Cuando participe en la marcha del Orgullo este verano en San Diego, que es una de las celebraciones del Orgullo más grandes del estado… me sentiré un poco menos seguro”, comentó el senador estatal de California Steve Padilla, que salió del clóset como homosexual en el Orgullo de San Diego en 2005. “Pero no podemos regresar al clóset. Y no podemos ser invisibles”.

La homofobia y el odio hacia las personas queer tienen una larga historia en Estados Unidos. En 2021, los delitos de odio contra personas LGBTQ+ aumentaron más de un 50% en comparación con el año anterior, según datos del FBI. Sin embargo, Padilla coincidió en que el Orgullo de este año, al menos, se siente diferente.

En Hillcrest, por ejemplo, una zona de San Diego conocida afectuosamente como el “barrio gay”, un hombre dijo que le gritaron insultos homosexuales antes de que le rociaran gasolina y le prendieran fuego el lunes. En Calexico, el alcalde más joven y el primer alcalde abiertamente transgénero de la ciudad, Raúl Ureña, y su padre fueron abordados durante una ceremonia en la que se izó la bandera del Orgullo la semana pasada.

Las autoridades de varias ciudades y distritos escolares del distrito de Padilla también han intentado prohibir la bandera del Orgullo. El condado de Orange, ubicado justo al norte de San Diego, lo logró, al menos en la propiedad pública.

“En California, se observa que estos consejos escolares locales y las ciudades intentan imitar y aplicar los temas de conversación y el libro de jugadas políticas que ven que se aplican en otros lugares donde es posible”, señaló Padilla. “Están intentando imitar y copiar lo que ven en Florida, o Texas o Alabama, u otros lugares”.

“Es un oportunismo oscuro”, añadió Padilla.

Los funcionarios electos de todo el país han estado atacando los derechos de los estadounidenses LGBTQ+ desde hace años, muchas veces camuflados como una forma de salvar a los niños de los “pedófilos” y los “groomers“. En lo que va de 2023, se han presentado casi 500 proyectos de ley anti-LGBTQ+ en Estados Unidos, según datos de la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles). Estas iniciativas limitan el acceso de los estadounidenses trans a la atención médica vital, prohíben cualquier mención de la orientación sexual o la identidad de género en las escuelas e incluso penalizan los espectáculos drag o castigan a los negocios que los ofrecen, como lo hizo Florida en mayo.

“Desde el punto de vista de la representación artística o cultural, el drag ha estado presente en la música y el cine en todas sus formas, y sin duda nos ha entretenido durante años”, comentó Bozanich, que perdió a sus artistas principales después de que Florida aprobara la ley. “No creo que sea por casualidad, y no pienso que sea justo”.

Las iniciativas para prohibir libros se han visto incluso envueltas en las celebraciones del mes del Orgullo. A mediados de junio, la biblioteca de la ciudad de Ferndale, Michigan –conocida como el “barrio gay” de Detroit– descubrió que toda su colección de libros para jóvenes adultos sobre el Orgullo había sido retirada y sustituida por textos religiosos, como parte de la campaña nacional denominada “Ocultar el Orgullo”, encabezada por el grupo derechista CatholicVote. Los títulos, que incluían libros de historia queer y una guía para padres que desean apoyar a sus hijos trans y no binarios, fueron calificados como “obscenos” y “de clasificación no apta para menores”, según informó el Detroit Metro Times.

“Gran parte de este concreto pánico moral a la prohibición de libros en todo el país tiene que ver con los libros de temática queer, es decir, con los libros de temática trans”, señaló Mary Grahame Hunter, bibliotecaria de servicios para jóvenes de la Ferndale Area District Library, que se identifica como queer. “De modo que parte de la experiencia de estas prohibiciones de libros no consiste únicamente en un ataque a la libertad intelectual, que lo es completamente. Si eres miembro de un grupo marginado que está en el punto de mira… puede resultar absolutamente devastador”.

En una escala ideológica más amplia, Estados Unidos parece estar rezagado en comparación con otros países en lo que respecta a las opiniones sobre el matrimonio homosexual, que se legalizó en los 50 estados hace solo ocho años, en 2015.

De acuerdo con una encuesta de Ipsos realizada en 30 países y publicada a principios de este mes, el 54% de los estadounidenses cree que “se debería permitir a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio legalmente”, situándose detrás de otros 18 países y ligeramente debajo del promedio, que es del 56%. Estados Unidos también registró el octavo porcentaje más alto de encuestados, con un 18%, que opinan que a las parejas del mismo sexo no se les debería “permitir obtener ningún tipo de reconocimiento legal”.

Cuando el Partido Republicano en Texas se reunió para ultimar la plataforma del partido el año pasado, miles de republicanos acordaron definir la homosexualidad como una “elección de estilo de vida anormal” y que no se debería proteger de la discriminación a las personas LGBTQ+. Houston, donde se llevó a cabo la reunión, ya había cancelado su festival del Orgullo a principios de año alegando motivos de costos y seguridad. (El desfile sigue en pie).

Tampoco es cuestión de política. El denominado “capitalismo rosa” está en peligro, ya que las empresas se retractan de sus intentos de lucrar con el apoyo al movimiento LGBTQ+ o moderan sus campañas corporativas relacionadas con el Orgullo. La cadena Target, por ejemplo, retiró a finales de mayo de sus estanterías algunos artículos relacionados con el Orgullo tras la reacción conservadora, lo cual incluyó enfrentamientos con trabajadores en las tiendas. Bud Light perdió su puesto como la cerveza más vendida de Estados Unidos después de que Anheuser-Busch utilizara a un influencer trans en un anuncio. Y el sindicato de Starbucks anunció hace poco que a los empleados de algunas tiendas les prohibieron exhibir adornos del Orgullo, aunque la empresa niega tener una nueva política.

“La gente no nace siendo intolerante. Aprenden estas cosas. Es generacional. Es cultural”, señaló Padilla. “Tienes que ver y estar atento para proteger la igualdad de todas las personas, y creo que tenemos un poco de contenido en la historia moderna”.

Este artículo fue modificado el 26 de junio de 2023. Una versión anterior indicaba que el Partido Republicano en Texas se reunió para ultimar la plataforma del partido “la semana pasada”. Esto debería haber dicho “el año pasado”.

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