Flores renuncian a los escasos insectos y evolucionan para autopolinizarse, según científicos
Los pensamientos silvestres (Viola arvensis) que crecen cerca de París producen un 20% menos néctar que los que crecían allí hace 20 o 30 años, según el estudio. Foto: Cortesía de Samson Acoca-Pidolle

Investigadores afirman que las flores “abandonan” a los polinizadores y evolucionan para resultarles menos atractivas a medida que disminuye el número de insectos.

Según un estudio, las flores de los pensamientos que crecen cerca de París son un 10% más pequeñas y producen un 20% menos de néctar que las flores que crecían en los mismos campos hace 20 o 30 años. Además, los insectos las visitan con menos frecuencia.

“Nuestro estudio demuestra que los pensamientos están evolucionando para renunciar a sus polinizadores”, afirma Pierre-Olivier Cheptou, uno de los autores del estudio e investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. “Están evolucionando hacia la autopolinización, en la que cada planta se reproduce a sí misma, lo que funciona a corto plazo, pero puede limitar su capacidad de adaptación a futuros cambios ambientales”.

Las plantas producen néctar para los insectos y, a cambio, éstos transportan el polen entre ellas. Esta relación mutuamente beneficiosa se ha formado a lo largo de millones de años de coevolución. Pero los pensamientos y los polinizadores pueden estar ahora atrapados en un círculo vicioso: las plantas producen menos néctar y esto significa que habrá menos alimento disponible para los insectos, lo que a su vez acelerará el declive.

“Nuestros resultados demuestran que las antiguas interacciones entre los pensamientos y sus polinizadores están desapareciendo rápidamente”, explica Samson Acoca-Pidolle, autor principal e investigador doctoral de la Universidad de Montpellier. “Nos sorprendió descubrir que estas plantas evolucionan tan rápidamente”.

En toda Europa se han realizado estudios sobre la disminución de insectos. Un estudio sobre reservas naturales alemanas descubrió que, de 1989 a 2016, el peso total de los insectos capturados en trampas descendió un 75%. Acoca-Pidolle añadió: “Nuestros resultados muestran que los efectos del declive de los polinizadores no son fácilmente reversibles, porque las plantas ya han empezado a cambiar. Por lo tanto, se necesitan urgentemente medidas de conservación para detener e invertir el declive de los polinizadores”.

El método utilizado en el estudio se denomina “ecología de la resurrección”. Consistió en germinar plantas ancestrales de pensamiento a partir de semillas recogidas en las décadas de 1990 y 2000, que estaban almacenadas en los conservatorios botánicos nacionales. El equipo comparó cómo habían cambiado durante ese periodo cuatro poblaciones de pensamientos silvestres (Viola arvensis).

Aparte de los cambios en las flores, no encontraron otros cambios entre las poblaciones, como el tamaño de las hojas o el tamaño total de la planta, según el artículo, publicado en la revista New Phytologist.

Si las flores no atraen insectos, entonces la planta está malgastando energía en hacerlas grandes y ricas en néctar. Investigaciones anteriores han demostrado que el porcentaje de pensamientos que dependen de la autopolinización ha aumentado un 25% en los últimos 20 años.

“Se trata de un hallazgo especialmente interesante, ya que muestra la evolución en tiempo real”, afirma Philip Donkersley, de la Universidad de Lancaster, que no participó en el estudio.

“El hecho de que estas flores cambien su estrategia en respuesta a la disminución de la abundancia de polinizadores es sorprendente. Esta investigación muestra cómo una planta deshace miles de años de evolución en respuesta a un fenómeno que sólo existe desde hace 50 años”.

“Aunque la mayor parte de la investigación se ha realizado en Europa y Norteamérica, sabemos que la disminución de polinizadores es un fenómeno mundial. Estos resultados pueden ser sólo la punta del iceberg: las zonas con una diversidad de plantas mucho mayor probablemente tendrán muchos más ejemplos de plantas silvestres que cambian sus estrategias de polinización en respuesta a la falta de polinizadores”.

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Las dedaleras en Costa Rica han evolucionado para permitir que colibríes, en lugar de abejas, las polinicen, tras ser introducidas en el país hace 200 años.
Foto: Christopher Bellette/Alamy

Procesos similares pueden observarse en poblaciones invasoras que necesitan adaptarse a nuevos nichos ecológicos. Las poblaciones de dedalera han evolucionado para ser polinizadas por abejorros en Europa. Sin embargo, hace 200 años se introdujeron en Costa Rica y Colombia, y desde entonces han cambiado la forma de sus flores para que puedan ser polinizadas por colibríes, según descubrieron los investigadores.

Otras investigaciones demuestran que las plantas incapaces de autopolinizarse hacen el proceso al revés, produciendo más polen cuando escasean los polinizadores. Como no pueden recurrir a otros métodos, tienen que competir con otras plantas para atraer a un número cada vez menor de polinizadores.

El profesor Phil Stevenson, del Real Jardín Botánico de Kew, que tampoco participó en la investigación, afirma que tiene sentido que los rasgos que guían o recompensan a los polinizadores cambien cuando disminuye su número, especialmente entre las especies que tienen la opción de autopolinizarse.

“Esto es especialmente cierto para la reproducción”, dijo, “que es posiblemente la función viva más importante de los organismos y probablemente el rasgo más adaptativo de todos”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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