Derecho a no sufrir tortura: ONU piden a Gambia que no despenalice la MGF
Los legisladores gambianos votarán en junio la revocación de la prohibición de la mutilación genital femenina. Foto: Reuters

Derogar la prohibición de la MGF en Gambia supondría el regreso de “una de las formas más crueles de violencia cometida contra mujeres y niñas”.

Un equipo de expertos de la ONU ha instado a los legisladores de Gambia a no revocar la prohibición de la Mutilación Genital Femenina, MGF, afirmando que tal medida sentaría un peligroso precedente mundial.

En una carta fechada el 8 de abril y hecha pública el jueves, los expertos, encabezados por Reem Alsalem, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y niñas, afirmaron que permitir el regreso incontrolado de “una de las formas más crueles de violencia cometida contra las mujeres y las niñas” violaría su derecho a no sufrir tortura.

Mama Fatima Singhateh, que era ministra de Justicia de Gambia cuando se aprobó la ley que prohíbe la MGF en 2015 y ahora es relatora especial sobre la venta, explotación y el abuso sexuale de menores, también fue una de las cuatro firmantes.

Los legisladores gambianos respaldaron por abrumadora mayoría una enmienda a la ley que prohíbe la MGF en una votación de segunda vuelta celebrada el 18 de marzo.

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Almameh Gibba, legislador que patrocinó el nuevo proyecto de ley, dijo que lo hacía para “defender la lealtad religiosa y salvaguardar las normas y valores culturales” en el Estado de mayoría musulmana.

Gambia prohibió la mutilación genital femenina en 2015 en una ley que castiga la práctica con hasta tres años de cárcel o 50 mil dalasis (12 mil 90 pesos) de multa. Fue el resultado de años de presión por parte de grupos de derechos dentro y fuera del país, algunos de ellos liderados por supervivientes de la MGF.

“Además del retroceso que las enmiendas previstas supondrían para los derechos de las mujeres y niñas de Gambia, sentaría un peligroso precedente mundial de gobiernos que facilitan la mutilación genital femenina, en lugar de destinar recursos a la prevención y protección frente a esta práctica”, afirma la carta.

Aproximadamente la mitad de los 2.7 millones de habitantes de este país de África occidental son mujeres. Muchas de ellas han tenido que someterse a esta práctica o tienen familiares que lo han hecho. Según estimaciones de la ONU, podrían ser hasta tres cuartas partes de todas las mujeres de entre 18 y 49 años del país.

La ley supuso un alivio para niñas y mujeres ante la MGF. Fue muy aplaudida por la comunidad internacional como señal de progreso y ejemplo a seguir por otros países. Pero fue impopular en algunos sectores de Gambia, que sigue siendo una sociedad profundamente religiosa.

El año pasado comenzaron los llamados para revocarla, tras la primera condena importante dictada en virtud de la ley: tres mujeres de la aldea septentrional de Bakadagi fueron declaradas culpables de mutilar a ocho niñas.

Aunque las multas de 15 mil dalasi (3 mil 632 pesos) impuestas a cada una se consideraron poco severas, un influyente imán quedó tan disgustado por el asunto que pagó parte de las multas e inició una campaña para revocar la ley.

“Esta campaña contra la circuncisión femenina, MGF, es en realidad una lucha contra el islam. Pero estamos dispuestos a sacrificarlo todo… a quienes las detuvieron y al magistrado que las condenó y a cualquier otra persona que las apoye, los maldeciremos hasta que nos vayamos de este mundo para asegurarnos de que Alá los destruya”, declaró Abdoulie Fatty, el imán, en declaraciones recogidas el pasado mes de septiembre por el diario local The Standard.

La campaña no tardó en llegar al Parlamento, donde la votación final de la MGF está prevista para junio, sin embargo, el presidente aún tendría que dar su aprobación final al cambio.

Si prospera, la enmienda significaría que “el bienestar, la seguridad y la protección de las mujeres y las niñas de Gambia no son la prioridad del gobierno”, declaró Alsalem a The Guardian en un correo electrónico.

Algunos expertos temen que la medida también pueda estancar la lucha por afianzar los derechos de las mujeres y las niñas en general.

“Lo que ocurre en Gambia con la MGF no se queda en Gambia”, afirmó Alsalem.

Traducción: Ligia M. Oliver

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