Toma eso, Picasso: la frenética obra de Faith Ringgold arrasó en el MoMA
Aterrorizados y atrapados: Faith Ringgold ... American People Series #20: Die, de 1967. Foto: David Grossman/Alamy

La artista Faith Ringgold, fallecida a los 93 años, se pasó la vida luchando contra la dominación masculina blanca, en las galerías y fuera de ellas. Su obra destaca la experiencia de los negros estadounidenses con una fuerza cruda e inolvidable.

Cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York reabrió sus puertas en 2019 tras una radical remodelación, la exposición que más titulares acaparó colocó a la American People Series #20 de Faith Ringgold: Die a la par con Las señoritas de Aviñón de Picasso. Durante años, el MoMA había sido criticado por su escandaloso desequilibrio de género y su falta de diversidad. Ringgold fue una de las feministas que protestaron contra el museo a finales de los sesenta, pero pasarían décadas antes de que le prestaran atención. La exposición permanente del museo contaba una historia del arte moderno imaginada como una progresión secuencial impulsada casi en su totalidad por el trabajo de hombres blancos. En 2019, eso empezó a cambiar.

Pintados con 60 años de diferencia, el de Picasso se terminó en 1907, el de Ringgold en 1967, el hecho de emparejar a Die y Les Demoiselles invitaba a un tipo diferente de narración, una que reconociera la deuda de influencia que Picasso tenía con el arte africano, la influencia que a su vez ejerció sobre las generaciones posteriores y la rica complejidad que podría surgir del reconocimiento de historias artísticas plurales.

Die es impactante: un enorme cuadro de figuras traumatizadas y salpicadas de sangre que se enredan, dan tumbos y se agarran unas a otras. Se pintó después del “largo y caluroso verano” de 1967, cuando las tensiones raciales fomentaron violentos enfrentamientos entre los alborotadores y la policía en Newark, Cambridge (Maryland), Detroit y más allá. Hombres y mujeres, negros y blancos, las figuras del cuadro de Ringgold están frenéticas, aterrorizadas y aparentemente atrapadas en un patrón de derramamiento de sangre continuo. ¿Podría Die competir con una de las mejores obras de Picasso? “Los tradicionalistas del MoMA”, escribió Holland Cotter en el New York Times, “tacharán el emparejamiento como sacrílego. Yo lo llamo un golpe de genialidad curatorial”.

No te pierdas: Encarcelan acosadora de Harry Styles: Carvalho le envió 8 mil tarjetas en un mes

Iniciada en 1963, el año de la Marcha en Washington y del discurso Tengo un sueño de Martin Luther King Jr., American People fue la primera serie pictórica madura de Ringgold. Ya activista, realizó obras con la inmediatez gráfica, la paleta reducida y la composición ajustada de los carteles de propaganda. Ringgold analizaba el estado de la nación desde la perspectiva de una mujer negra: vemos grupos de figuras blancas que nos miran con ojos vidriosos, excluyéndonos de su club; vemos mujeres que primero sueñan con casarse y luego se ven atrapadas en el papel de esposa y madre; vemos un Triángulo de los Derechos Civiles en el que un hombre blanco sigue en la cúspide de la pirámide, ostentando el máximo poder sobre los trabajadores negros, ya sea en camiseta o en traje. Ringgold, después de American People, siguió con la serie Black Light, igualmente política, realizada en tonos cafés e intensos azules que excluían el blanco de su paleta. Como siempre, sus elecciones formales parecen indivisibles de su tema.

Era sensible a muchas historias del arte, así como a la cambiante cultura visual de su época. En la colcha pintada Dancing at the Louvre (Bailando en el Louvre), de 1991, dos mujeres negras elegantemente vestidas y tres niñas aparecen en un alegre grupo delante de cuadros de Leonardo da Vinci. El panel central está bordeado con tiras de texto escrito estrechamente y enmarcado con un arreglo cosido de tejidos florales. Inspirándose en la historia del arte europeo, el arte popular y la tradición afroamericana de acolchar transmitida por las mujeres de la familia de Ringgold, Dancing at the Louvre marca un espacio para las mujeres negras en el museo, no sólo por sus imágenes, sino también por la elección de los medios.

Los edredones de cuentos pintados y los tapices de pared textiles por los que Ringgold sería más conocida comenzaron como una colaboración con su madre Willi Posey. La sátira de 1983, Who’s Afraid of Aunt Jemima? reimagina la figura del título como una empresaria de éxito. Su superficie, que recorre la fortuna de una familia a lo largo de tres generaciones, está repleta de abalorios y lentejuelas. Woman on a Bridge #1 of 5: Tar Beach, de 1988, retrata a una familia de Harlem a través de los ojos de una niña de ocho años que deja volar su imaginación creativa mientras su familia pasa el rato en el tejado de su edificio de departamentos en una calurosa noche de verano. Basándose en los recuerdos de la infancia de Ringgold, sirvió de base para su primer libro infantil, Tar Beach, de 1991.

A pesar del atractivo inmediato de su estilo, las historias que compartía Ringgold no siempre eran propias de los libros infantiles. Pintados sobre pergaminos textiles inspirados en los thangkas tibetanos, los tres cuadros de 1972 titulados Slave Rape muestran a mujeres desnudas que toman como referencia a Ringgold y a sus dos hijas, que se giran para mirarnos fijamente mientras escapan entre la maleza. Una de ellas, Ringgold, está visiblemente embarazada. La violencia fundacional de la historia estadounidense nos recuerda, fue también sexual.

A través de sus colchas y thangkas, Ringgold adoptó el papel de narradora de historias, en particular de historias de mujeres negras. Aunque a gran escala, con su mezcla de texto e imagen, los edredones exigen un compromiso íntimo, como si su creadora compartiera un secreto. Ringgold invita a acercarse.

Traducción: Ligia M. Oliver

No te pierdas: Especie de abejorro capaz de sobrevivir bajo el agua hasta una semana

Síguenos en

Google News
Flipboard