La naturaleza llama: la nueva era del ecoturismo en Sudamérica
Guacamayas, jaguares, tapires y monos lanudos son algunas de las especies en peligro de extinción que reintroducen en Latinoamérica para rescatar los ecosistemas.
Guacamayas, jaguares, tapires y monos lanudos son algunas de las especies en peligro de extinción que reintroducen en Latinoamérica para rescatar los ecosistemas.
En 1947, Christopher Isherwood tomó un tour de seis meses por Sudamérica. En especial visitó sitios culturales, grandes ciudades y convivió con aristócratas. El título de la bitácora de viaje que escribió sobre el viaje, El cóndor y las vacas, resume el sentir de la mayoría de los europeos sobre Sudamérica. Aunque el cóndor está al borde de la extinción, las vacas prevalecen: Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela aún son conocidos por los extranjeros como naciones primordialmente agrícolas y graneros globales.
Otros países de Latinoamérica son famosos por sus vinos, su café, frutas tropicales, cultivos de soya y pescados. Colombia, el país más biodiverso por kilómetro cuadrado en el mundo, es más famoso por sus exportaciones de cocaína que por sus asombrosas aves.
Pero los conservacionistas de varios países intentan revertir este balance. A finales de 2020, la Rewilding Argentina Foundation reportó que nacieron las primeras crías de guacamayo verde y rojo en cien años en los humedales de Iberá al noreste. Debido a que los cazan por sus plumas, carne y para domesticarlos, y a la devastación de sus hábitats, las aves están en la lista de riesgo crítico en Argentina. Otra de las especies que en algún momento predominó, el guacamayo azul y gris, posiblemente está extinta.
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Elena Martin, quien supervisa el proyecto de reproducción de los guacamayos, dice: “La reproducción de la guacamaya escarlata en la naturaleza es muy importante para nuestro proyecto porque nos ayuda a crear poblaciones sostenibles para que cumplan con su papel en el ecosistema”. Los guacamayos ayudan a esparcir semillas y a reforestar áreas.
Los guacamayos son parte de una ambiciosa estrategia para reintroducir a varios animales a sus antiguos hábitats, incluyendo al oso hormiguero, tapir de las praderas, venado de las Pampas, pecarí de collar, nutria gigante, y el jaguar. La restauración de los depredadores y los carnívoros es vital para el control de poblaciones y para equilibrar la cadena alimenticia. Dos cachorros de jaguar nacieron en cautiverio en noviembre de 2020 y se espera que los jaguares vuelvan a la vida silvestre en el próximo año.
Recientemente el gobierno de Colombia aprobó una ley de políticas de turismo sustentable bajo el título de Juntos con la Naturaleza. El viceministro de turismo del país, Julián Guerrero Orozco, quien solía trabajar como guía en una reserva de Tanzania, dice que el país apenas se está dando cuenta de su potencial como destino de turismo en la naturaleza. “Tenemos la oportunidad de construir un nuevo tipo de turismo, que es más serio y mejor investigado. Realmente creo que Colombia puede ser un modelo de sustentabilidad para el resto del mundo”. Colombia es uno de los signatarios de la Coalición por el Futuro del Turismo, que compromete a sus miembros a cumplir con un amplio rango de objetivos ecológicos y ambientales.
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Décadas de dificultades sociales y guerras contra el narcotráfico en Colombia han restringido el desarrollo de algunas áreas, lo que las vuelve ideales para el ecoturismo y la vuelta a la naturaleza. Científicos de la Universidad de los Andes liberaron a seis monos lanudos en los bosques del sur del Huila, y liberaron a tortugas de patas rojas rescatadas en el departamento de Meta. También reclutaron a antiguos combatientes de las FARC como conservacionistas, y a guardianes forestales como parte del programa Paz con la Naturaleza.
El pueblo de La Macarena, al sur de Bogotá, es famoso por su biodiversidad así como por sus atracciones como los coloridos ríos de Caño Cristales y arte antiguo sobre las rocas en el Parque Nacional de Chiribiquete. De acuerdo con el conservacionista precursor Roque Sevilla, presidente de la Fundación Futuro y creador de Mashpi Lodge en Ecuador, la región tiene mucho potencial en el ecoturismo. “Visité por primera vez hace tres años y me sorprendió demasiado. La variedad de fauna silvestre es espectacular: en un breve viaje por el Río Guayabero vimos seis especies de monos, dos especies de delfín, caimanes, cientos de aves. Pusimos una cámara trampa y en sólo cuatro horas de rodaje aparece un tapir, un jaguar, un puma y un mapache.
“La geología rica y la historia mezclada con interminables maravillas naturales lo hace, a mi parecer, el lugar más hermoso de Colombia, y tal vez de toda la región”.
En Ecuador y Perú, los programas comunitarios, las compras de bosques y las estrategias de monitoreo ayudan a proteger osos de anteojos, así como ocelotes jaguarundis y tapires de las montañas. En la Patagonia de Chile, Tompkins Conservation apoya un “enfoque de reintroducción para la conservación”, pues crean corredores con pumas y otros felinos salvajes, huemules, ñandúes de Darwin, guanacos, chinchillones anaranjados y cóndores.
La Comuna do Ibitipoca, un resort ecoturístico en Minas Gerais, Brasil, comenzó a implementar una estrategia a largo plazo para reintroducir especies clave para su disminuida selva húmeda del Atlántico. Tienen permisos para reintroducir tapires, guacamayos rojos, monos araña lanudos y dos aves espectaculares, el inambú macuco y el yacutinga.
A través de todas estas áreas, el turismo suele ser un medio para generar ingresos y reintroducir a más especies- Los mejores proyectos, según Thomas Power, cofundador de la operadora de tours Pura Aventura, surgen de las necesidades locales y el conocimiento, y están abiertas para los viajeros con presupuestos ordinarios. “La Ruta de los Parques de Chile es un modelo de desarrollo ambicioso y de clase mundial para el turismo de conservación. Conecta 17 parques nacionales y cubre 11.8 millones de hectáreas de naturaleza prístina a través de una ruta de 2,800 kilómetros que pasan por más de 60 comunidades. Los amplios pastizales, alguna vez destruidos por cultivos excesivos y divididos por varios kilómetros de rejas, florecen de nuevo gracias al innovador trabajo de reintroducción.
“Lo especial de la región para los visitantes es que en lugar de hoteles de lujo, pueden quedarse con anfitriones locales en sus casas de huéspedes privadas. Dado a que estos lugares son tan remotos, llegar ahí no es nada barato, pero los visitantes ayudan a crear el incentivo financiero para que los locales protejan estos preciados hábitats a largo plazo”.
Muchas regiones latinoamericanas son similares a Madagascar, Sudáfrica y la República Democrática del Congo en cuanto a biodiversidad. Los encargados del turismo esperan que algún día las pampas argentinas y los cerrados de Brasil (amplias sabanas regionales) reciban el mismo crédito que los turistas de la vida silvestre ven en los pastizales de África.
Sudamérica ya tiene a sus cinco grandes (el jaguar, el oso hormiguero, el tapir, la nutria de río y el aguará guazú). Ya cuenta con sitios para acampar en sus parques nacionales. Ya tiene una topografía extravagante, insectos rastreros, arañas peludas y serpientes venenosas, y criaturas que graznan y chillan en las noches. Si no hay ñúes ni búfalos, al menos puede presumir las hordas de Angus y toros de Hereford.
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Aunque también se enfrenta a grandes desafíos (desde las flotas chinas de pesca cerca de las Galápagos hasta los incendios masivos del Amazonas) las estrategias de reintroducción y conservación unidas con el ecoturismo y la voluntad política pueden transformar al continente.
“Los safaris de África alojan a un gran número de mamíferos, pero tienen menos diversidad de insectos, aves y flora que algunas partes de Sudamérica, donde el simple número de especies es extraordinario”, dice Roque Sevilla.
“Mientras puedas comprender y apreciar las diferencias entre América y África, Sudamérica es un digno competidor”.
– Este artículo fue editado el 7 de enero de 2021 por un error en una imagen y porque la versión anterior se refería al guacamayo azul y gris como extinto. Para aclarar: está posiblemente extinto.