Así se habla del feminismo para hombres
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El problema central de la lucha por la salud mental masculina es la falta de apoyo, que proviene de dos fuentes que se retroalimentan. En primer lugar, hablar de sus emociones es tabú y en segundo lugar, no tienen las herramientas internas y sociales para crear redes de apoyo.

Con frecuencia los hombres se sienten aislados en un momento de necesidad emocional.

Si vamos a resolver estos problemas, podemos buscar guía en un movimiento que ya ha abierto un camino: el feminismo.

El feminismo trabaja para derribar un sistema que también lastima a los hombres: el patriarcado.

Si bien el feminismo mira los problemas sociales a través de la perspectiva de las experiencias de las mujeres, el núcleo del movimiento es derribar un sistema patriarcal que afecta a personas de todos los géneros.  

El patriarcado es una dolencia sociopolítica que amenaza la vida de los hombres de nuestra sociedad. Sin embargo, la mayoría apenas usan o incluso comprenden lo que significa el término “patriarcado”. Gran parte de los hombres nunca reflexiona sobre cómo se desarrolló, toleró y mantuvo el patriarcado a lo largo de los siglos. Innumerables hombres cisgénero simplemente atribuirían el patriarcado a la así llamada estructura de poder masculina que es denunciada por el feminismo en el frente de la liberación de la mujer.

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Cuando se trata de masculinidad, está bien identificarse como hombre e incluso asumir los rasgos que asociamos con la masculinidad. Sin embargo, al asumir su masculinidad, los hombres se ven obligados a adoptar las normas negativas asociadas con esa identidad. Esto se conoce como masculinidad tóxica. Un ejemplo de asociación negativa es la idea de que el hombre  es “duro”. Reprimir tus emociones se considera un rasgo masculino. La investigación sugiere que comportarse de una manera que se ajuste a estos rasgos se ha correlacionado con una mayor angustia, una salud mental más deficiente y una renuencia a buscar apoyo ya que sienten que no pueden hablar sobre sus emociones. A los que hablan y tratan de obtener ayuda, a menudo se les dice que “se hagan hombres” y descarten la existencia de los problemas que enfrentan.

Como sociedad, necesitamos comprender que cuando hablamos de hombres, nos estamos enfocando en una identidad de género construida socialmente que se encuentra en un espectro y no se encuentra aislada. Específicamente, la crisis afecta a los hombres cisgénero, independientemente de su sexualidad y heteronormatividad. Al abordar las masculinidades, notamos la actitud, el carácter y las acciones específicas atribuidas a los hombres y los diversos caminos del ser hombre.

Los hombres que han logrado abrirse son clave en este cambio de paradigma pues en ellos queda el animar a otros hombres a que se abran sin juzgar. Eliminar las partes negativas de la expresión masculina estereotipada es un tema que ha explorado el feminismo.

Ningún movimiento de progreso social puede sobrevivir sin reconocer las diversas formas en que las personas experimentan el mundo. Vivimos en una estructura sociopolítica y económica que se basa en la noción de que los hombres son biológicamente agresivos, dominantes y superiores a todo y a todos. El patriarcado ha reforzado física y psicológicamente roles de género específicos a lo largo de generaciones. Aún así innumerables hombres, mientras apoyan el patriarcado, ignoran la difícil situación de su propia salud mental y capacidad emocional.

Importantes estudios indican que la falta emocional es el factor principal para el abuso de sustancias y la adicción en general. En un nivel mayor, los hombres que han estado profundamente arraigados a la masculinidad tóxica recurren a la agresión sexual, el abuso físico y la violación.

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Según la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio, los hombres fallecieron por suicidio a una tasa más alta de 3.54% que las mujeres en 2017. La ONG Mental Health America documenta que más de 6 millones de hombres se ven afectados por la depresión anualmente en los Estados Unidos. Las enfermedades mentales, como la depresión y el suicidio, se clasifican como la principal causa de muerte en la población masculina, y los hombres todavía tienen muchas menos probabilidades de obtener apoyo social.

Millones de hombres vivirán su vida adulta tratando exclusivamente los síntomas físicos que acompañan a los problemas de salud mental, como dolores de cabeza, dolor de espalda, dolor corporal y patrones de sueño poco saludables.  Nunca resolverán el problema subyacente.

Poniendo todo esto junto, los hombres, sobre todo quienes se esfuerzan por avanzar en el mundo, necesitan revaluar las expectativas que se les han impuesto. Cambiar estas expectativas significa que no tienen que cumplir con un estándar con el que no se sientan cómodos y sobre todo no estar obligados a desprenderse de lo que sienten.

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