Entre más satíricos son los murales callejeros, menos parecen gran arte

Lo que sea que pienses del arte callejero, no se puede negar su pedigrí. Las pinturas en las paredes de las cuevas de hace 30,000 años se reconocen como el primer triunfo creativo de la mente humana. Pero antes de su reconocimiento moderno como maravillas prehistóricas, los espeleólogos del Renacimiento las consideraban como burdo graffiti contemporáneo. Eso es porque el graffiti era tan universal hace 400 años como el día de hoy, y tiene la misma mala reputación. 

Hoy el graffiti lo vemos como ruido visual o genialidad que viene de las calles. Esa es la ambigüedad fascinante de esas marcas e imágenes. Pueden considerarse una molestia pública o aclamarse como el trabajo de un genio rebelde. Banksy en Gran Bretaña y JR en Francia siguieron las pisadas de las estrellas del arte callejero en el metro de Nueva York de la década de los 80 Jean-Michel Basquiat y Keith Haring que se volvieron respetables y comercializables. Basquiat y Haring eran protegidos de Andy Warhol, cuya percepción de las bellas artes y el arte pop, lo hermoso y lo mundano, sentó las bases para el arte callejero de hoy. El mismo Warhol respondió a la manía por el graffiti con una serie de pinturas abstractas que hizo al cubrir los lienzos con cobre, después orinó en ellos para oxidar el pigmento y producir hermosos verdes y azules minerales. Fue literalmente la peor de las actividades callejeras, orinar una pared, que se convirtió en Arte. 

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Esta puede sonar como una actividad de macho poco característica de Warhol, claramente es como el método de Pollock. El arte callejero siempre ha tenido una cualidad masculina. Incluso en el arte holandés del Siglo XVII, se representaban a niños, no a niñas, dibujando en las paredes. 

Warhol orinando en los lienzos, con toda su ironía, estaba más cerca de los orígenes del arte callejero que mucho del arte callejero de hoy. Banksy no es solo la estrella moderna más grande del género, también tiene la culpa de volverlo respetable, tal vez demasiado respetable. Elevó el arte callejero de marcas incompletas e irracionales a intervenciones políticas mordaces. Aún así entre más satírico o elocuente se vuelve el arte callejero, menos parece gran arte. 

El descubrimiento de la genialidad del arte callejero en el Siglo XX, al mismo tiempo que el arte de las cuevas finalmente se apreció, fue parte del culto modernista de lo indomable. El movimiento surrealista encontró poesía en las calles y el fotógrafo surrealista Brassai retrató graffiti demoníaco en las calles de París. Pollock llevó esa energía sucia a las bellas artes cuando bailaba mientras lanzaba pintura al ritmo del jazz. Mientras tanto el artista francés Jean Dubuffet impulsó el art brut, el arte crudo o extraño como el graffiti. Cy Twombly lo mezcló más, añadió escritura garabateada a sus lienzos abstractos así como imágenes burdas callejeras de penes, anos y vaginas. Twombly toma el caos de las marcas callejeras como una visión ostentosa y sensual de color que es sucia y grandiosa. 

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La mayoría del arte callejero que ves es tan misterioso, descuidado y difícil de asimilar como los garabatos que inspiraron a estos modernistas, pero no es lo que solemos elegir como arte. Esta es la era del mensaje. Todo se trata sobre lo que “dice” el artista. Los murales con mensajes que celebramos y retwitteamos con orgullo. Justo ahora estamos en una guerra contra un virus y el arte callejero de la pandemia tiene un propósito comunal. Pero el gran arte, en la galería o en la calle, es más extraño y enigmático. El siguiente gran artista callejero probablemente hace dibujos groseros en un baño público en lugar de pintar mensajes inspiradores.