Lisboa se llena de música y arte contemporáneo
Además del cartel musical, Sónar Lisboa integró una propuesta de arte contemporáneo. Foto: EFE / Sónar Lisboa / Diogo Lima Framekillah

Lisboa se ha convertido este fin de semana en el nuevo destino del festival Sónar pero también en protagonista, con una amplia representación de la comunidad portuguesa y los artistas de la ciudad, capital de la música electrónica durante tres días, pero también de la ciencia, la tecnología y el arte.

Anah, Pedro da Linha, Ana Pacheco o Discos Extendes Trio son algunos de los artistas portugueses que ya han empezado a llenar los tres recintos que acogen esta primera edición del festival en Lisboa, con casi la mitad del cartel de origen luso.

Pero la cita no sólo se ciñe a la música y también acoge el Sónar+D en el Hub Creativo do Beato, un conjunto de edificios industriales del ejército portugués abandonados hace tiempo, situados a orillas del río Tajo que, en un futuro, se convertirán en la fábrica de “unicornios” de Lisboa.

Desde el viernes es la sede del conjunto de conferencias, exhibiciones y espectáculos audiovisuales que constituyen una simbiosis entre las artes, la tecnología, la ciencia y la creatividad bajo la sostenibilidad, tema escogido en esta primera edición.

En el Sónar+D se puede apreciar el talento de portugueses como Francisco Vidal o el colectivo audiovisual Berru, que estudia a través de una placa de hierro la memoria del objeto, para entender su transformación debido a la relación de la humanidad con las máquinas.

Persiguen desde una perspectiva ecológica transmitir un futuro de coexistencia con todo lo que nos rodea y no de extracción, de provecho y de capital.

Otro portugués, André Gonçalves, reflexiona sobre el carácter derrochador de la tecnología y cómo genera necesidades antes inexistentes con fines comerciales o económicos.

Pero el protagonismo de Lisboa no se ciñe a los portugueses. También hay casos como el del mexicano Duvac Martir, que vive en la capital lusa y quien expone Haita, que significa río en huichol, una lengua indígena, en un recorrido por historias de amor, pérdida y migración.

“Para un mexicano el río significa cruce de migrantes a Estados Unidos”, reconoce.

En la amplia programación del Sónar+D, el español Marco Mezquida conversó con la Inteligencia Artificial a través de su piano. Mientras él improvisaba, un instrumento captaba la energía y obtenía unos paisajes sonoros sintetizados, generando una retroalimentación entre ellos.

Uno de los trabajos más destacados lo ha realizado Alessandro Cortini. El italiano ha convertido una antigua fábrica de harina de cuatro plantas en una instalación audiovisual con luz, imagen y sonido.

Cada planta evoca un estado diferente de luz y sonido que explota en la más alta, donde se fusionan las de los tres pisos anteriores, en una analogía con la eternidad al final del camino.

“Se trata de una pieza que está hecha a medida de un espacio. Esta fábrica existe aquí en Lisboa y en ningún sitio más, es único”, agrega la comisaria del Sónar+D, Antònia Folguera, mientras explicaba todas las obras presentes.

Esta parte del festival se ha convertido en una suerte de previa a los conciertos de la noche que encabezan la programación.

Fue el caso de Matías Palau, un joven de Barcelona que llegó el jueves por la noche a Lisboa con su grupo de amigos de toda la vida y que había asistido a ediciones de la ciudad condal.

“Hemos venido sobre todo por la parte musical, porque ya sabíamos que algunos artistas actuaban aquí y nos hacía mucha ilusión, como por ejemplo The Blaze, Polo & Pan o EU.Clides, un descubrimiento muy reciente”, explicó entre las calles de los edificios antiguos de la capital portuguesa.

Internacionales como Thundercat, Arca, Richie Hawtin y Charlotte de Witte estrenaron junto a portuguesas como Nidia la primera e intensa noche de conciertos, un pistoletazo de salida para la amplia programación musical del sábado y el domingo.

La música sonará por varios rincones de la capital lisboeta a través de los tres escenarios repartidos por lugares históricos: el Pavilhão Carlos Lopes, el Centro de Congressos y el Coliseu dos Recreios.

En esta primera edición, de calentamiento hacia el Sónar Barcelona del próximo junio, se esperan cerca de 20 mil asistentes, de los cuales más del 60% proceden de más de sesenta nacionalidades de todo el mundo.

La cita ha llegado a Lisboa para quedarse, al menos a largo plazo, porque como agregó el codirector del Sónar, Enric Palau, cuando comienzan en alguna ciudad el proyecto es de continuidad. 

Con información de EFE

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