¿Qué tanto ayudó al mariachi ser nombrado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?
Foto: EFE

Sombreros, trompetas, moños, canciones alegres, valses, serenatas y más representan a los mariachis. Es una parte importante de la tradición y cultura mexicana.

En 2011, la Unesco declaró al mariachi como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La misma organización asegura que su música “transmite valores que fomentan el respeto del patrimonio natural de las regiones mexicanas y de la historia local, tanto en español como en las diversas lenguas indígenas del oeste del país”.

Aquel año también nombraron el 21 de enero como el Día del Mariachi.

Raymundo González, un mariachi con 35 años de carrera profesional, platicó con La-Lista sobre lo que significa para él representar una tradición como esta. Asegura que el gusto por la música lo tiene de “herencia”, pues su familia también se dedica a la música.

Desplazados por la banda y el norteño

Sobre el nombramiento que recibió el mariachi por la Unesco, González reconoce que es algo bueno, pero no por eso han recibido más apoyo de las autoridades y tampoco pasan por su mejor momento.

“El reconocimiento sí es bueno, pero ya en la práctica no tenemos gran apoyo. Ahorita que la música mexicana ha cambiado, la moda (musical) nos ha ido desplazando un poquito. Lo de ahorita es norteño y banda, es lo que escuchan los chavos, y lo romántico y el mariachi son más para personas de mi edad”, asegura.

Cree que con el paso de los años y una mejor educación musical, el mariachi comenzará a recuperar parte del terreno perdido.

“Mientras las modas no lo incluyan, será difícil recuperar terreno. Es una cuestión de la demanda de los chavos de todas las generaciones. En pláticas con mis compañeros, creemos que es una cuestión de edad. Cuando los jóvenes de ahorita lleguen a los 40-45 años, van a comenzar a escuchar la música mexicana regional, lo tradicional. Como mariachi, y para cualquiera, es muy difícil superar una moda musical“, asegura.

“También tiene que ver la educación musical, que a las nuevas generaciones les enseñen música desde niños, para que sepan qué es la buena música, que aprendan a separar la música comercial de la tradicional. En mi caso, yo era mariachi y me gustaba la música disco, era lo que yo bailaba con mis cuates. También como mariachis debemos defender lo nuestro con calidad“, señala.

Los buenos mariachis están en México

Algunas personas creen que para dedicarse a este oficio solo es necesario saber tocar un instrumento musical o tener una gran voz para cantar música ranchera, pero en realidad se necesita más que eso.

“Claro que se tiene que estudiar, antes podía ser muy empírico, pero hoy sí es muy necesario estudiar y prepararte para pelear un lugar en un grupo y más si es reconocido. Debes saber bien toda la teoría para poder ingresar”, explica.

Raymundo no cree que exista una parte mala de ser mariachi, incluso sabe que es importante representar a México en el mundo a través de su oficio.

No encuentro nada malo, aunque es cuestión de gustos. Tal vez a un joven no le podría gustar vestirse con el traje de charro, aunque sé que hay niños que desde chiquitos los portan con honor. Lo bueno es que es algo representativo para nosotros. En cualquier parte del mundo que escuchen al mariachi, saben que son mexicanos. Hay mariachis en todo el mundo, pero los buenos están en México, le pese a quien le pese”, afirma.

En más de tres décadas, jamás ha trabajado en la Plaza Garibaldi, pero se ha presentado en otros escenarios importantes.

“Yo soy más del Estado de México. Aunque sí tengo amigos, que les llamamos ‘hueseros’, que andan buscando la ‘papa‘ y andan en la plaza o donde salga. Afortunadamente yo tengo un coro de iglesia, un espectáculo vocal en solitario y no solo estoy de mariachi”, asegura.

“He estado en el Teatro de la Ciudad y el Degollado, podrían ser los más importantes. Desgraciadamente no estoy en un mariachi de élite como el Gama 1000 o Vargas, pero estoy en uno que está más abajito y siempre hacemos las cosas con dignidad y mucha calidad“, confiesa.

Anécdotas de un mariachi

Entre las muchas historias que viven, algunas quedan más grabadas en la mente y el corazón, por ello cuando le pedimos a Raymundo González que nos platicara algunas anécdotas de su trabajo, eligió dos:

“Fue hace muchos años, estábamos en un edificio por Churubusco. Estuvimos tocando y jamás salió la chica por la que fuimos. Mejor salió un vecino suyo enojado, del sexto o séptimo piso, y nos aventó ‘agua de riñón'”, señala.

“Otra anécdota chusca es que hace como 30 años fui a un concurso en Moroleón. Mi amigo y yo fuimos para llevarnos el primer y segundo lugar. Pasamos sin problemas en todas las rondas, pensamos que íbamos a lograr el uno-dos, pero en la final, cuando anunciaron a los ganadores, no estuvimos ni en el tercer puesto. Cuando nos dimos la vuelta para irnos, nos alcanzaron los del jurado y nos dijeron ‘no piensen que no los premiamos por malos, lo hicimos porque son muy buenos, se nota que ya son profesionales’, y mejor nos invitaron a ser jurados para el otro año. No fue el premio que esperábamos, pero reconocieron nuestra calidad y eso fue muy bonito”, dice.

Orgulloso de portar el traje

No puede haber una imagen del mariachi mexicano sin su representativo traje tradicional. Chaquetín, camisa, corbata de moño, pantalón, botas y un gran sombrero nos remiten a ellos.

Todo es un complemento. Si te caracterizas de mariachi y no traes moño, te ves mocho, hasta tus compañeros te regañan. Hasta los mismos botines, si no traes los de charro, incluso te pueden decir que no eres mariachi. Entre los compañeros también así nos decimos, porque es portar bien el traje de charro, como debe de ser”, nos comparte.

Y para lucir como un verdadero mariachi, no es nada barato. Raymundo González nos explica que para tener todo el look se necesita invertir al menor 10 mil pesos.

“Es caro, muy caro, porque un traje de mariachi como debe de ser, está desde los 10 mil pesos. Ya después, dependiendo de las telas y la calidad, puede ser mucho más caro”, revela.

La herencia de un pueblo

Como músico, algunas de las canciones que interpreta son de sus predilectas. Pero no fue fácil para él elegir su canción preferida, tuvo que buscar entre sus recuerdos cuál es la que más le gusta.

“Yo soy más cantante que ejecutante y hay muchas canciones que me gustan. Una de las que más me gustan es Collar de Perlas o Déjame Llorar de Esparza Oteo, una canción clásica, que cuando logras que tu interpretación la sienta el público, se nota. Incluso hay personas que se han puesto a llorar mientras la interpreto. Es algo muy difícil, pero bonito”, confiesa.

Finalmente, quisimos saber qué significa para él ser mariachi, a lo que respondió de forma contundente: “es algo bonito escuchar la palabra mariachi, se te enchina el ‘cuero’. El mariachi representa muchas cosas e incluso es algo difícil de describir”.

Es la herencia de un pueblo, nuestra herencia, debemos darla a conocer a todo el mundo y no dejarla perder. Es algo que nos dejaron y vale mucho porque empezamos con el puro gusto de hacerlo, pero lo hemos perfeccionado con el paso del tiempo y lo hemos puesto a nivel internacional. Debemos cuidar siempre todo eso, cuidarlo hasta el final y que el nivel que tenemos no caiga, mejor elevarlo”, finaliza.

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