Elisa Salas crea escultura como parte de un proyecto para empoderar a niñas y mujeres
Elisa Salas inaugura su escultura "De jaula a pájaro" en el Parque Lincoln de Polanco. Foto: La-Lista

Elisa Salas continúa el legado de los poetas malditos. Allá en las palabras a las que dieron vida Baudelaire, Rimbaud, Apollinaire y Mallarmé, la artista encontró la inspiración para su más reciente escultura de bronce que se inauguró en un espacio público.

De jaula a pájaro es el nombre de esta estatua que llega al Parque Lincoln, en Polanco, CDMX, como parte de un proyecto para empoderar a las mujeres.

La historia de esta pieza gira en torno a Tzi-tzi, un personaje representado por una niña con la filosofía “Yo quiero, yo puedo” y que su génesis se remonta a más de nueve años atrás, cuando evolucionó sus “poetuits” en forma de caligramas.

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Elisa Salas explora desde hace unos nueve años la corporeidad de las palabras. Foto: Cortesía

Elisa Salas contó en entrevista para La-Lista que De jaula a pájaro tuvo una desarrollo que data desde alrededor de 2008, cuando escribía versos a través de Twitter como parte de una ola literaria, pues en sus inicios ella quería ser escritora.

Fue su interés en las letras lo que entre 2014 y 2015 se dedicó a escribir caligramas como una pasión. Primero pensó en hacerlos hasta que se aburriera, pero ahora encuentra nuevas técnicas en el desarrollo del sueño de los poetas malditos del siglo XIX.

“Siempre busco nuevas técnicas y formas de seguir desarrollando el sueño de los poetas malditos que era sacar las palabras de los libros y que era la palabra tuviera un lugar en el espacio, un volumen y una dimensión. De esa forma se pueden tocar las palabras, es como una metáfora”, dijo la artista mexicana.

Consideró que lo más importante de De jaula a pájaro es que la escultura le pone luz a un problema social, es decir colectivamente se reconoce la existencia de la problemática como un primer paso para guiarnos y ver lo que necesitamos cambiar.

Elisa Salas comentó que con su estatua busca difundir un mensaje de esperanza y “entender que a partir de nuestro autoconocimiento y nuestra capacidad de sanación, podemos salir adelante”.

“Es importante reconocer que hay un potencial de sanación aunque también hay que decirlo, no es sencillo de elaborar. Es una construcción que también es espiritual, no solo racional ni solo emocional”, añadió la artista, quien también busca que las niñas que vean su obra sientan su fuerza interior y capacidad de encontrar formas para ser felices y plenas.

La idea de una estatua de este tipo vino luego que estuvo pensando en cómo logró el caligrama de una jaula que se rompe y se va transformando en pájaro. “Esa bidimensionalidad es simple y gráfica, ¿pero cómo puedo llevarlo a una escultura de bronce? Pensé qué es lo que nos hace sentir enjaulados, y eso se puede sentir en el corazón”, añadió.

El ser humano es más que carne y hueso, es más que su mente y sus emociones. Es un espíritu y una conciencia. Entonces pensé que cuando nos sentimos enjaulados, lo podemos sentir en el corazón y hasta podemos sentir algo similar a un nudo en el garganta, pero como un hueco”, añadió la artista cuyas obras estuvieron en ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Miami y Washington, entre otras urbes europeas.

Empecé a imaginar que la vulnerabilidad se puede representar en los huecos que tenemos en el alma“, agregó la creadora quien en su pieza colocó la figura de un colibrí para transmitir su mensaje de una forma más esperanzadora, luego que el ave escapa de la jaula y al final se libera.

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La escultura De jaula a pájaro le pone luz a un problema social y empodera a las niñas. Foto: Cortesía

“Es ese potencial que tenemos los seres humanos porque así como tenemos la particularidad de sentir huecos y vacíos, también tenemos la habilidad de rezurcirlos”, dijo.

La artista lamento que las infancias en México sufran de violencia, abandono del estado y de las figuras paternas, desnutrición y abuso infantil.

Ante las problemáticas que existen en nuestro país consideró un triunfo que esculturas como De jaula a pájaro aborden estos temas que son necesarios sacar a la luz para identificar también los huecos de la sociedad. “Si vamos a tejer redes sociales, también es importante saber dónde hay que tejer para mejorar como sociedad“, consideró.

En ese sentido aplaudió que en los últimos años ya haya más conversaciones sobre asuntos que antes se consideraban como secretos oscuros, como lo es la violencia de género y que haya tanto políticos como civiles que quieran denunciar esos problemas e incluso marchas en las calles para la generación de cambios.

Elisa Salas consideró que si bien el arte puede tener un efecto catártico, ella lo ve también como la culminación de un diálogo social pues la obra debe establecer una reflexión con la sociedad para que esté completo su ciclo de existencia.

“Me pongo a pensar, ¿qué sería de una obra que nadie viera o quisiera escuchar?, ¿sería una obra de arte? Siempre es necesario este diálogo del otro hacia el mensaje porque casi siempre el arte es un mensaje”, destacó.

La mexicana se encuentra en este momento en una residencia artística en Japón, donde junto a otros creadores elabora un proyecto en un horno debajo de la tierra, una técnica ancestral que existe en otros países asiáticos, como China.

Este proceso lo iba a hacer antes de que comenzara la pandemia, pero reconoce que es un punto de inflexión en su carrera. Además de su residencia en Japón, la artista elabora en este momento un libro sobre la historia del caligrama, donde prevé dedicar al menos un capítulo al origen del kanji.

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