Mientras aumentan los contagios de Covid-19 en EU, también crecen las dudas sobre el regreso de la NBA
Foto: Tookapic/Pixabay.com

Oren Weisfeld/The Guardian

Mientras otras ligas deportivas atravesaban cientos de complicaciones para resumir sus actividades este año, la NBA demostró no sólo que era posible practicar deportes con seguridad en medio de una pandemia, sino también que ahora existe un modelo para regresar las actividades a la normalidad, siempre y cuando tengas los recursos. La liga gastó $180 millones de dólares ($3.5 mil millones de pesos) en la creación de una “burbuja” aislada en Disney World, Florida, y logró completar la temporada 2019-20 sin ningún caso positivo por Covid-19 desde que reanudaron actividades en julio. La NHL y la MLB recrearon sus propias burbujas, y los periodistas escribieron historias con encabezados como “Lo que podemos aprender de la NBA sobre las medidas contra el Covid-19”.

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Pero conforme se acerca la nueva temporada de la NBA, la liga planea con precaución. A pesar de que Estados Unidos atraviesa la tercera ola de coronavirus, con más de 200,000 nuevos casos diarios (comparados con menos de 70,000 cuando la NBA comenzó su burbuja a finales de julio) la temporada 2020-21 iniciará el 22 de diciembre. Esta vez no será dentro de una burbuja. En su lugar, los equipos volarán (en aviones privados) a través del país durante un calendario de 72 partidos, se hospedarán en hoteles y, en algunos casos, jugarán frente a aficionados.

Esto no significa que la NBA no tenga protocolos de seguridad establecidos, de hecho enviaron un memo de 139 páginas. Adam Silver, comisionado de la NBA, intenta por lo menos crear un ambiente relativamente seguro dadas las circunstancias: los jugadores y personal tendrán pruebas diarias, deberán usar cubrebocas cuando sea posible, y podrán hablar a una línea anónima para reportar violaciones a los protocolos. La NBA también hará pruebas dos veces a la semana a empleados y asistentes de los equipos, y aplicará castigos disciplinarios sobre quien no cumpla las reglas. Además, la NBA sólo dará a conocer la primera mitad del calendario, para que haya flexibilidad en caso de que la pandemia en Estados Unidos obligue a hacer cambios durante la temporada.

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Pero la dura realidad del reinicio de la NBA está profundamente enterrada en la página 118 del memo: “Es probable que algunos empleados, jugadores y otros participantes den positivo o contraigan Covid-19, particularmente mientras el virus prevalezca en las comunidades que rodean a ciertos equipos”.

Es desafortunado que la NBA reconozca la probabilidad de algunos participantes de contraer Covid-19, en especial cuando se consideran los efectos sobre la salud a largo plazo asociados con el virus. Tendemos a pensar en los infectados como “sobrevivientes” o “víctimas” (la mayoría de los atletas caben en la primera categoría), pero la realidad es mucho más complicada.

Para empezar, muchos sobrevivientes experimentan daños a largo plazo en sus corazones, cerebros y pulmones. Y aquellos que creen que los jugadores de la NBA son inmunes a daños serios a largo plazo por el Covid, porque son jóvenes en excelente forma física, tienen que volver a pensar. Sports Illustrated reportó que el doctor de un equipo de fútbol americano colegial estaba al tanto de 10 casos de problemas cardíacos relacionados con Covid-19 en equipos de alto nivel. En la MLB, el pitcher de 27 años de los Boston Red Sox, Eduardo Rodríguez, parecía estar bien después de padecer la enfermedad a principios de julio, pero después le diagnosticaron miocarditis, una inflamación del corazón que aparece con regularidad en pacientes recuperados de coronavirus. Mientras tanto, en la NFL, el running back de los Jacksonville Jaguars, Ryquell Armstead, de 23 años, ha sido hospitalizado dos veces, después de ser diagnosticado con el virus.

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El historial de los equipos de la NBA de presionar a sus jugadores para regresar a las canchas antes de estar completamente sanos y recuperados es preocupante, de acuerdo con Matthew Martinez, un cardiólogo consultor para la National Basketball Players Association. Martinez dijo a ESPN que la clave para recuperar la salud en el corazón después de un diagnóstico positivo es el reposo, porque los doctores creen que “la cantidad de daño cardiaco puede aumentar si continúas haciendo ejercicio durante una infección activa”.

También está el componente psiquiátrico del Covid-19. A parte de los niveles elevados de ansiedad que muchos ya padecen por la pandemia, estudios revelan que dar positivo por Covid-19 puede dañar la salud mental de un individuo. Un estudio global encontró que “los sobrevivientes de Covid-19 tienen una tasa más alta de desórdenes psiquiátricos (como depresión, ansiedad y estrés postraumático), demencia e insomnio” en comparación con supervivientes de influenza y otras infecciones respiratorias. Esto es particularmente preocupante dado a que el insomnio y las enfermedades mentales son prevalentes en la NBA.

La NBA deberá monitorear de cerca los precedentes que sienta la NFL. A pesar de tener muchos de los mismos protocolos antes de la temporada, la NFL ya tenía 426 casos positivos entre jugadores y personal para finales de noviembre. Esto ha resultado en el cierre de instalaciones, multas a equipos, y juegos reprogramados o incluso abandonados. La semana pasada, los Denver Broncos tuvieron que alinear a un wide receiver de repuesto como quarterback porque todos sus jugadores de esa posición estaban en cuarentena.

Es cierto que los rosters de la NFL tienen muchos más jugadores que los equipos de la NBA, pero el basketball es un deporte mucho más íntimo y se juega en interiores sin equipos de protección. Además, a diferencia de los equipos de la NFL que juegan una vez a la semana, el calendario de esta temporada de la NBA está cada vez más apretado, con equipos que jugarán noches consecutivas regularmente, lo que le dará a la liga menos tiempo para detener los contagios entre partidos, por lo que un falso negativo podría culminar con el contagio de equipos enteros o prácticamente toda la liga.

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La estrategia de la NBA confía demasiado en todos los involucrados, depende totalmente de que los jugadores y empleados respeten los protocolos de seguridad.

“Hay mucha más libertad que en la burbuja, pero tendremos que tener muy buen juicio para seguir adelante”, dijo el coach de los Toronto Raptors, Nick Nurse. “La responsabilidad recae sobre cada uno de nosotros, para asegurarse que se sigan todos los protocolos. Espero que todo el mundo le dé prioridad a su salud y seguridad, y a la salud y seguridad de sus familiares en sus vidas diarias”.

Pero con base en el menosprecio que algunos jugadores han demostrado por los cubrebocas, el hecho de que muchos equipos se ubican en focos de contagios, y los resultados de la primera etapa de pruebas (donde 48 de 546 jugadores dieron positivo) parece que es una estrategia arriesgada.

No intento sugerir la cancelación de la temporada 2021, ni el retorno a una burbuja. Después de todo, muchas personas dependen de la NBA para ganar dinero, desde los jugadores millonarios hasta los empleados de los estadios y el staff de seguridad que recibe el salario mínimo. Pero existen alternativas.

La NBA tiene la seguridad financiera para al menos esperar un par de meses a que se reduzcan los contagios, y las vacunas se vuelvan una opción más disponible. Aún si la NBA no quiere esperar a una vacuna, pueden prohibir la entrada a aficionados y reducir los viajes mediante series de juego intradivisionales.

Es posible que la NBA le demuestre a los escépticos que están equivocados, justo como lo hicieron con la burbuja, pero la estrategia de esta ocasión no es tan completa. Ahora, la misma liga que se convirtió en una distracción para una nación polarizada, y su fallida respuesta a una pandemia, está en riesgo de convertirse en un oscuro recordatorio de sus problemas.

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