Mark Cuban sacó la política de los deportes en EU y la derecha estalló
Mark Cuban, dueño de los Dallas Mavericks de la NBA, dijo que la decisión de no tocar el himno nacional antes de los partidos en casa de su equipo esta temporada fue producto de conversaciones en curso con miembros de la comunidad que sintieron que la tradición 'no los representaba completamente'. Fotografía: Kevin C Cox / Getty Images

Desde el momento hace casi cinco años en que Colin Kaepernick se arrodilló por primera vez durante el himno nacional para iniciar la conversación sobre la desigualdad racial y la injusticia social, la demanda colectiva de la derecha estadounidense ha sido fuerte y clara: Sacar a la política de los deportes.

Bueno, Mark Cuban intentó hacerlo. Pero desató un infierno.

La ecosfera de los medios de derecha pasó todo el miércoles condenando la decisión del multimillonario dueño de los Dallas Mavericks de no tocar el himno antes de los partidos como local del equipo. Los Mavs duraron 13 juegos de pretemporada y temporada regular durante 56 días en el American Airlines Center antes de que alguien se diera cuenta. Pero al final sucedió. Y las noticias de la decisión de Cuban que se publicaron a partir de la noche del martes fueron como combustible divino para la maquinaria conservadora de los escándalos, aunque sea para desviar la atención del inicio cómicamente inepto del segundo juicio político contra Donald Trump.

En el notorio show matutino de Fox News, Fox & Friends, el presentador Brian Kilmeade osciló entre el falso enojo y la disgusto indignado: “Esto es anti Estados Unidos”, gritó. “Todos los demás países que tocan el himno nacional son perfectos. Nosotros no somos perfectos, entonces no debemos ponernos de pie. Ahora ni siquiera podemos tocarlo”. (La copresentadora Ainsley Earhardt se escandalizó por la malvada ironía del nombre del estadio de los Mavs: “¡Y juegan en la ‘American Airlines Arena’!”)

También lee: ¿Cuándo volverán los juegos de la NBA a México?

En Outnumbered, otro programa matutino de Fox, el antiguo congresista de Wisconsin Sean Duffy, le anotó una victoria decisiva a Xi Jinping para quien sea que lleve el marcador desde casa: “Seamos claros: Mark Cuban es un globalista, no es un patriota … Esto es malo para Estados Unidos y es genial para China”.

El desfile predecible de política texana entró al ruedo, liderado por el antiguo locutor de radio en Houston y actual vicegobernador Dan Patrick, quien lo describió como una “bofetada en la cara” y le solicitó a Cuban vender el equipo a “algunos patriotas texanos”.

En Newsmax, la espesa y pegajosa droga alternativa a las dosis de dopamina de Fox News, un panel de no menos de seis expertos denunció el “cancelamiento” de la canción de 207 años de antigüedad (“?Lo reemplazarán con el himno nacional chino?”), y Mark Halperin a duras penas logró esconder su vergüenza. En RedState, lo tomaron como una señal de posicionamiento de Cuban para postularse a la presidencia en 2024.

Para la mitad del día, la NBA renunció a la poca credibilidad que compró en la era de Kaepernick cuando dijeron que todos los equipos deberán tocar el himno nacional en el futuro para cumplir con las antiguas reglas de la liga. Y Cuban publicó un comunicado diciendo que la decisión de no tocarlo fue el producto de las conversaciones permanentes con miembros de la comunidad que dicen que la tradición “no los representa por completo”.

Pero esa resolución no fue suficiente para bajar la temperatura de la derecha.

A las 5:28 pm en la costa este, mientras los demás canales de noticias transmitían el juicio político en el Senado y los nuevos y escalofriantes videos de seguridad de los eventos del 6 de enero, los coanfitriones del panel vespertino de Fox, The Five, se turnaron para despotricar contra Cuban y la NBA: “Arrodillarse es una cosa”, dijo el presentador Jesse Watters. “¿Cancelar el himno? Finalmente encontramos donde están los límites de la justicia social y Mark los rompió”.

Pero nada se compara con el agravio nuclear de Leo Terrel, el abogado de derechos civiles e invitado constante del programa de Sean Hannity, quien no se guardó nada:

“Lo que Mark Cuban hizo fue tranquilizar a los millonarios, en especial a las minorías. Los millonarios disfrutan de la grandeza de este país. Verás, la NBA es una organización deportiva socialista de izquierda. Económicamente, se meten a la cama con China. Apoyan al Black Lives Matter. Y ahora quieren hablar de injusticia social. Son millonarios que no votan. Si en realidad les importa la justicia social, trabajemos en el crimen entre afroamericanos. Trabajemos en las opciones de educación. Pero estos millonarios se hacen las víctimas. Y me parece insultante, este argumento de la discriminación sistémica … ¿Quién es el monstruo que implementó la discriminación sistémica? No existe en Estados Unidos, gracias a esta bandera y a las personas que se sacrificaron y dieron todo por este país”.

Con eso basta. El himno sigue siendo uno de esos controversiales problemas en la guerra cultural porque expone una línea entre aquellos que ven al viejo himno de batalla y a la bandera estadounidense como ideales irreprochables, y otros creen que el patriotismo es contingente a la manera en que un país trata a sus ciudadanos. Es la comisión de 1776 contra el proyecto 1619. La disputa se refleja en el origen de las historias que cada lado cuenta sobre sí mismo sobre cómo llegamos a este momento en que el himno se toca antes de cada evento deportivo en Estados Unidos, que, como bien dice Kilmeade, es un fenómeno muy estadounidense.

Te recomendamos: André-Pierre Gignac: el delantero de raíces gitanas que cambió la historia de Tigres

En una versión de la historia, la práctica nació durante el Juego 1 de la Serie Mundial de 1918 entre los Red Sox y los Cubs en el Comiskey Park de Chicago como tributo a los más de 100,000 soldados que fallecieron en los 17 meses que Estados Unidos llevaba en la Primera Guerra Mundial, además del bombardeo del Chicago Federal Building tan solo cuatro días antes, ataque que mató a cuatro personas y lesionó a otras 30.

En otra versión, la adopción del himno como tradición antes de un partido sucedió alrededor de la Segunda GUerra Mundial, cuando el gobierno comenzó a reclutar a los beisbolistas profesionales para el servicio militar, y fue una astuta manera en que los dueños de los equipos definieron a su negocio como patriótico y esencial para la moral del país. Más que como un gesto de patriotismo desinteresado, fue una treta de conveniencia propia y algo simplemente bueno para el negocio.

La verdad, como con muchas otras cosas, está en algún punto medio. Pero encontrar ese camino no es precisamente nuestra mejor habilidad estos días. Lo que probablemente explica por qué la NBA cedió tan rápido en lugar de participar en la conversación totalmente razonable que Cuban intentó establecer. Pero el hecho de que pasaron casi dos meses para que alguien se diera cuenta dice todo lo que se necesita saber sobre qué tan vacío y performativo se ha vuelto el ritual.

“Durante nuestros juegos, la mayoría de las personas ni siquiera están presente durante el himno. Cuando están en el juego, en los pasillos no se detienen. Algunos ni siquiera se ponen de pie”, le dijo al Dallas Morning News. “Preferiría no tocarlo si las personas no lo van a respetar, y preferiría no tocarlo si lo van a utilizar como arma cuando las personas no estén de acuerdo con lo que representa“.

“Quería ver si alguien se daba cuenta”, añadió “Nadie dijo una sola palabra.

Síguenos en

Google News
Flipboard