Las <em>Montañas con causa</em> de Fabrizio Motta con las que ayuda a los demás
Motta logró escalar el Pico de Orizaba, el Iztaccíhuatl y el Nevado de Toluca en 23 horas y 47 minutos. Foto: Facebook Montañas Con Causa.

Fabrizio Motta es un arquitecto y alpinista mexicano de 48 años de edad que, a través del deporte, encuentra la mejor oportunidad para ayudar a las demás personas.

El 18 de enero logró un reto de máxima exigencia: subir tres de las cumbres más altas del país en menos de un día. Motta hizo cima en el Pico de Orizaba, el Izztacíhuatl y el Nevado de Toluca —en ese orden— en 23 horas y 47 minutos. La motivación para lograrlo no fue únicamente personal, ya que con lo recaudado durante este desafío, su proyecto Montañas con causa apoyará a seis mujeres sobrevivientes al cáncer de mama en su reconstrucción.

La-Lista platicó con Fabrizio Motta, quien contó que subir una montaña le cambió la vida y ahora busca cambiar la vida de algunas personas a través del montañismo.

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Una montaña catártica

El gusto por las montañas es reciente, pero una experiencia única en una escala cambió su vida. El Iztaccíhuatl le enseñó a dejar el peso innecesario atrás, en todos los sentidos.

“Mi gusto por las montañas nació hace seis años, por una invitación que me hicieron para subirlas. En mi vida había subido una montaña, pero dije que sí, sin pensar a lo que me enfrentaba, porque me invitaban a subir el Iztaccíhuatl. No tenía ninguna preparación y nunca había hecho ninguna montaña, fue enfrentarme a algo que no conocía”, recuerda.

“Hice cima ese día; nada más el guía y yo logramos hacer cima de las ochos personas que íbamos y eso que las otras seis personas eran montañistas, personas acostumbradas a eso. Lo que me cautivó de la montaña, no fue haber llegado a la cima, sino toda la catarsis que hubo en esa caminata“, confiesa.

“Cuando llegamos a la montaña y empecé a ver la inmensidad del Iztaccíhuatl, lo primero que pensé fue ‘¿qué estás haciendo aquí? ¿cómo se te ocurrió que podías subir una montaña?’. Entonces empezamos la caminata y recordé una escena de la película La Misión, con Robert de Niro. Es la escena donde le cortan al soldado español el costal con su armadura, su escudo y sus espadas, y se lo cortan para liberarlo de tanto odio, tanta guerra y tanta sangre. Se lo cortan para liberarlo y que empiece a disfrutar la vida, prácticamente para que renazca de otra forma”, asegura.

“Yo un año antes me había separado, había sido un divorcio medio complicado. Entonces empecé a subir la montaña pidiéndole perdón a mi exmujer, perdonándola, pero sobre todo perdonándome a mí por permitir tantas cosas que no tendría que haber permitido. Todo el camino de la montaña fue una catarsis, yo subí prácticamente llorando todo el camino“, dice.

“Hasta que llegamos a la cima, abajo se había quedado la tormenta, abajo se habían quedado todas las nubes y arriba había un sol increíble. En el trayecto se empezaron a quedar las personas con las que yo iba y a 500 metros de la cima, la chica que me invitó se quedó por un ataque de pánico. Yo me ofrecí a regresarme con ella, pero me dijo ‘te ves entero y fuerte, síguete con mi papá (el guía), déjame tu mochila y haz cumbre’. Entonces yo todo lo que venía trabajando en la catarsis hizo match y dije, ‘tengo que soltar muchas cosas que me están atorando en mi vida'”, explica.

“Llegué a la cima y vi un paisaje increíble, liberado de todo ese peso que venía cargando desde hace tiempo”, destaca.

Conocer una montaña y su personalidad

Entre montañistas se suele decir que cada cumbre cuenta con una dificultad única, incluso es una personalidad. Fabrizio Motta, además de eso, cree que cada escala —aunque sea la misma montaña— siempre es diferente, además de confesar que el Izztacíhuatl es su favorita.

Yo veo a las montañas como la vida misma. Tenemos retos y adversidades en la vida que debemos sortear paso a paso y tenemos que seguir avanzando. A veces la cima y la inclinación de la montaña se ve muy fuerte y pensamos en no poder lograrlo, pero paso a paso con tenacidad y pasión, se puede llegar a donde uno quiera. Es simplemente ponerse los retos y las metas bien claras y trabajar para ello, para lograrlos, materializarlos y volverlos realidad”, manifiesta.

La misma montaña siempre es diferente, siempre te presenta un nuevo reto, una nueva adversidad. Hay veces en las que la montaña te permite muy fácilmente llegar a la cima por cuestiones climática, por simplemente cómo estás de ánimo y cómo estás ese día. Sí es muy diferente cada vez que subes la misma montaña y si todavía te vas a otra montaña, todas tienen su particularidad, su reto y su dificultad”, asegura.

“El Iztaccíhuatl es sin lugar a dudas mi montaña, marcó mi vida, que me ha ayudado a enfrentar muchos miedos, a reconocerme y a reconquistarme, entonces sí es mi montaña favorita”, asegura.

Paralelismo entre planificar un edificio y el ascenso a una montaña

Su vida profesional se separa entre la arquitectura y el alpinismo, cuando lo cuestionamos sobre las similitudes que existen entre los procesos de crear un edificio y subir una montaña, inmediatamente sabe cuál es.

“Sí hay un paralelismo. Para construir una casa necesitas cimientos firmes para poder sostener el edificio y en el montañísmo es lo mismo, necesitas una preparación física y mental para llegar a la meta. El paralelismo sería ir construyendo poco a poco el edificio y el ir avanzando en la montaña para conquistarse uno mismo en la camino”, señala.

Fabrizio reconoce la importancia de cuidar tu cuerpo y mantenerte sano, pero también habla sobre la importancia de la mente en lograr todos los objetivos.

“Para este reto tuve una preparación de aproximadamente un año. Fue trabajar duro, tener una dieta especial y tener un entrenamiento muy fuerte todos los días, porque sino es prácticamente imposible lograrlo, pero todo está en la mente. Cualquier persona puede ponerse cualquier reto o meta y lograrlo con constancia, tenacidad y pasión, sin dejar los objetivos fuera de la mente”, afirma.

Montañas con causa

Montañas con causa ayuda a personas con diversas situaciones médicas. Un proyecto que nació para ayudar, surgió en un momento complicado para toda la sociedad, como lo fue el brote mundial de Covid-19.

Todo empezó en la pandemia. Ya tenía años haciendo montañismo, pero en la pandemia empecé a subir fotos de cuando me iba a la montaña, porque era una forma de desestresarme del encierro con la seguridad de no contagiarse allá arriba”, dice.

“Entonces amigos, y amigos de mis amigos, empezaron a decirme ‘llévame a la montaña’ y empecé a llevarlos y cobrarles por la guía. Cuando bajaba, al otro día me iba a comprar despensas y se las daba a personas en situación de calle, que vieron complicado el conseguir comida por el cierre de restaurantes y el confinamiento de los demás. También les daba ropa y cobertores”, comparte.

“Un día en el Iztaccíhuatl encontré a una mujer que es sobreviviente al cáncer de mama, me contó su historia y tiene una fundación dedicada a las sobrevivientes al cáncer de mama. Ese día pensé en llevar esto a otro nivel, le expliqué que quería sumar a su fundación y hacer montañas con causa. A ella le gustó la idea, también el nombre y así nació Montañas con causa“, recuerda.

“Hemos hecho donaciones de aparatos auditivos, ahorita estamos juntando para unas prótesis para adultos mayores y el reto anterior fue para juntar para mujeres sobrevivientes al cáncer de mama“, asegura.

Fabrizio Motta también dice que cualquier ayuda suma y nos cuenta cómo alguien interesado puede aportar a las diferentes causas de su proyecto.

“En mis redes sociales pueden donar @montanasconcausa en Instagram y Montañas con causa en Facebook. Ahí encontrarán un link en el que podrán donar la cantidad que sea, desde 10 pesos. Se pueden contactar conmigo por teléfono al 5591089375. Otra forma de apoyar la causa es subiendo montañas conmigo, contratar mi servicio de guía y gran parte de lo que pagan por los servicios se dona también”, declara.

Fabrizio Motta, el reto anterior y los que vienen

Sobre hacer cima en tres de las cumbres más altas del país en 23 horas y 47 minutos, nos relata las dificultades del reto e incluso un contratiempo que ocurrió durante el inicio y pudo haber impedido que se completara.

“Fue un reto muy difícil, durísimo y muy cansado, yo lo esperaba no tan difícil. Fue desgastante, pero motivante por saber que hay personas que pueden tener una esperanza de mejorar su vida por medio de retos como el que estoy haciendo”, destaca.

“El inicio en el Pico de Orizaba fue la parte más difícil, cuando iba en una parte que se llama el ‘Laberinto’, hubo un desprendimiento de una roca. Yo escuché que venía hacia abajo, pero como era madrugada, no se veía. La roca me pegó en la pierna, en la rodilla y me abrió, me causó un dolor muy intenso, se me bajó la temperatura y hasta las uñas de los dedos y los labios se me pusieron morados de tanto dolor. En ese momento pensé ‘ya no puedo seguir por el dolor’, pero me logré reponer y seguí adelante hasta terminar el reto”, recuerda.

Fabrizio Motta tiene claro qué reto quiere cumplir, además de que existe una montaña en especial dentro de su lista de objetivos.

“Es un plan que tengo, que espero iniciar este año. Se llama 7 Summit, que es subir la montaña más grande de cada continente. Mi objetivo es en algún momento hacer el Everest“, dice.

Su reto más difícil

“Creo que el reto más importante de mi vida es dejar huella en el corazón de las personas que me conocen, seguir ayudando a más personas, ser ejemplo para los niños y motivar a la gente a que ayude porque hay muchísima necesidad. Ese es mi principal reto, motivar a todos a dar un poquito de lo que tenemos“, finaliza.

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