Joe Biden cambió el tono, pero México sigue siendo el muro antimigrantes de EU
México sigue reforzando la vigilancia en la frontera sur. Foto: EFE

Joe Biden asumió el cargo prometiendo poner una cara más amable a la política de inmigración de EU. Puso fin a un esquema que requería que los solicitantes de asilo permanecieran en México, prometió restaurar el sistema de asilo de su país y se comprometió a gastar 4 mil millones de dólares para abordar las causas fundamentales de la migración en Centroamérica.

Pero a medida que un número cada vez mayor de menores no acompañados llega a la frontera sur de EU y crea una crisis política interna, Biden recurre a una táctica utilizada por sus predecesores, incluido Donald Trump: subcontratar la aplicación de la ley de inmigración a México.

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Trump presionó a México para que desplegara su Guardia Nacional recién formada en su frontera con Guatemala en junio de 2019, después de haber amenazado con aumentar los aranceles a las importaciones mexicanas.

Los analistas ven que algo similar está sucediendo nuevamente en México, pero esta vez con más promesas de cooperación en temas como compartir vacunas Covid-19, en lugar de amenazas de una catástrofe económica.

“No veo por qué Biden tendría que cambiar una política exterior [sobre migración] cuando ha funcionado para EU”, dijo Javier Urbano, coordinador del programa de asuntos migratorios de la Universidad Iberoamericana.

“Nos guste o no, lo que logró Donald Trump fue cierto tipo de control de EU sobre la política migratoria en la frontera de México con Centroamérica”, agregó. “Si esta política funciona para reducir significativamente la migración, ¿por qué deberían cambiar de estrategia?”

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Altos diplomáticos estadounidenses estarán en Ciudad de México para conversar este martes sobre cómo detener el flujo de migrantes centroamericanos.

La líder para la frontera de Estados Unidos y exembajadora en México, Roberta Jacobson, y el director del consejo de seguridad nacional para el hemisferio occidental, Juan González, dicen que su reunión es “para desarrollar un plan de acción eficaz y humano para gestionar la migración”, según un comunicado. de la Casa Blanca.

“El tema principal será la cooperación para el desarrollo en Centroamérica y el sur de México, además del esfuerzo conjunto en migración segura, ordenada y regular”, tuiteó Roberto Velasco Álvarez, subsecretario para América del Norte de la Cancillería mexicana.

México desplegó recientemente policías, miembros de la Guardia Nacional y oficiales de inmigración a su frontera con Guatemala. Su objetivo declarado era proteger a los niños migrantes, quienes, según el Instituto Nacional de Migración, son “utilizados por organizaciones criminales como un salvoconducto” para transitar por México. (México promulgó recientemente una ley que prohíbe que los niños sean retenidos en centros de detención de migrantes.)

El viernes, policías antidisturbios, agentes de inmigración y miembros de la Guardia Nacional marcharon por las calles de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado sureño de Chiapas, en una demostración de fuerza.

México también restringió los viajes no esenciales en sus fronteras norte y sur por razones de salud, algo raro en un país que no ha suspendido vuelos desde países afectados por Covid-19 y no ha exigido pruebas de Covid-19 para ingresar.

El despliegue, junto con la decisión de restringir los viajes en la frontera, coincidió con el acuerdo del gobierno de EU de enviar 2.7 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca a su vecino del sur. (EU también entregará 1.5 millones de dosis de la vacuna a Canadá.)

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Ambos gobiernos negaron que las vacunas fueran enviadas a México con condiciones, y México regresará a EU la cantidad equivalente de dosis en una fecha posterior. Los funcionarios mexicanos elogiaron la entrega de vacunas como un cálido gesto de amistad y el renacimiento de la cooperación norteamericana, una relación que pareció debilitarse con Trump.

Pero la situación avivó una sensación de deja vu en México, especialmente después de cuatro años de dureza de Trump en asuntos migratorios, en los que México se convirtió efectivamente en el muro del presidente de EU para detener a los migrantes que se dirigen al norte.

Incluso antes del mandato de Trump, México dio a conocer un plan conocido como el Plan de la Frontera Sur en 2014 para frenar la salida de niños migrantes de Centroamérica.

“Esto no es una sorpresa porque lo hemos visto antes”, dijo Carlos Heredia, profesor del Centro de Investigación y Docencia en Economía (CIDE), sobre el intercambio percibido.

“Los migrantes”, agregó, “se han convertido en moneda de cambio”.

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