Caster Semenya: ‘Están matando al deporte. Todos quieren desempeños extraordinarios’
Caster Semenya. Foto: AFP

Caster Semenya debería estar enojada, pero no es así. Conforme el reloj se acerca a las Olimpiadas de Tokio, la sudafricana debería, igual que sus rivales, estar entrenando para intentar conseguir su tercera medalla de oro consecutiva.

En su lugar, la mujer de 30 años, quien ha luchado contra oleadas de prejuicio y estigma durante toda su vida, espera desolada una notificación de la corte europea de derechos humanos (ECHR), que, a su vez, podría convencer a World Athletics de que solicitar la toma de medicamentos probablemente no es la forma más humana de lidiar con una mujer cuya condición congénita, según algunas personas, le otorga una ventaja injusta.

El “crimen” de Semenya, además de dominar el tartán, es que es una atleta con diferencias en el desarrollo sexual, una condición que resulta en niveles elevados de testosterona en el cuerpo. Esto motivó al órgano rector del atletismo a crear una regla en 2018, tras su creciente popularidad, que impide que mujeres con condiciones similares compitan internacionalmente en las carreras desde 400 metros hasta una milla, a menos que tomen medicamentos (una opción es tomar una píldora anticonceptiva al día). No hace falta decirlo, pero Semenya no va a quedarse en ese carril.

Me saca el alma del cuerpo”, le dice a The Guardian por teléfono desde Sudáfrica. “Quieren derrumbar mi propio sistema. No estoy enferma. No necesito medicinas. Jamás haré eso”.

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Como están las cosas, parece altamente improbable que Semenya compita en los 800 metros de este verano, aún si la resolución es en su favor. La ECHR sólo puede recomendarle al presidente de World Athletics, Sebastian Coe, que cambie de rumbo. Nadie será obligado.

“El mensaje es bastante simple”, dice Semenya. “Como hombre, debería mirar a su (ex)esposa a los ojos y decirle: ‘Tenemos hijos. Si alguien los tratara de esta manera, ¿cuál sería tu reacción?’ Necesita pensar como humano, no como presidente de una organización”.

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Semenya está clasificada como atleta con diferencias en el desarrollo sexual (DSD). La IAAF, nombre anterior de World Athletics, introdujo una prohibición a tales atletas en los deportes de mujeres en 2018, decisión que fue respaldada por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en mayo de 2019 y una subsecuente apelación en la corte. Ésta evitó que Semenya defendiera su campeonato mundial en Doha, y fue un golpe muy amargo para ella.

Competir en los 5,000 metros es una opción para Semenya, aunque el tiempo no está a su favor. Ella triunfó en el campeonato mundial de Sudáfrica la semana pasada, con un tiempo de 15 minutos 52 segundos (42 segundos por encima del tiempo para calificar de 15:10).

“Podría correr hasta los 40 años, y en este momento soy suficientemente rápida para mejorar”, dice, antes de insistir que el próximo campeonato mundial de 2023 es un objetivo realista para los 5,000 metros.

Aunque ya descartó los 200 metros, cuando se trata de su evento preferido, los 800 metros, ¿le interesará como espectadora en caso de que suceda lo peor? La respuesta es que sí, aunque a través de ojos escépticos. “Siempre le pondré atención a los 800 metros”, dice Semenya, cuya marca personal fue de 1:54.25 en 2018. “Quiero ver si estas chicas son capaces de correr igual que yo. ¿Pero podrán correr por debajo de 1:55? Lo veo difícil”.

La espera, los argumentos, las acusaciones, pueden ser suficientes para desmotivar a muchos en el deporte. No obstante, Semenya conserva la calma. “Entrené como esclava para ser la mejor”, dice. “He visto entrenar a Usain Bolt. Sus entrenamientos eran dementes, y yo soy igual. Mis niveles altos de testosterona están conmigo desde que nací, es un desorden. No me hace mejor. Ahí es donde entra la práctica y el conocimiento.

“Los brazos de Michael Phelps son suficientemente anchos para que haga lo que quiera. Los pulmones de los nadadores son diferentes a los de otras personas. Los basquetbolistas como LeBron James son altos. Si prohíben que los jugadores más altos jueguen, ¿el básquetbol será igual? Usain tiene fibras musculares increíbles. ¿También lo detendrán? Mis órganos pueden ser diferentes, y podré tener una voz profunda, pero también soy una mujer”.

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Al anunciar su decisión. La corte se mostró de acuerdo con que las reglas de la IAAF son “discriminatorias” con atletas con DSD como Semenya. Sin embargo, dos de los tres arbitradores aceptaron el argumento de la IAAF de que los altos niveles de testosterona le confieren a las atletas ventajas significativas de tamaño, fuerza y poder a partir de la pubertad, y dijeron que por consecuencia la política era “necesaria, razonable y proporcional” para asegurar la competencia justa en los deportes femeninos.

Semenya cree que su legado se asienta y se vuelve más fuerte con cada negativa de las autoridades del deporte. Dice que lucha por las Caster Semenyas del mañana, por quienes no tienen voz.

Ella disfruta del trabajo y de ayudar a los niños en Pretoria, Polokwane y Soweto, y otra de sus pasiones es su club de corredores, Masai, que dirige junto a su esposa Violet Raseboya. La Caster Semenya Foundation, fundada en 2016 y que se enfoca en la educación, también le ayudará a mantenerse activa en los años por venir.

“Es muy simple”, dice. “Tienes que aceptarte a ti misma, apreciarte a ti misma, y demostrárselo al mundo. Necesitas tener esperanza en la vida. Tienes que ser positiva”.

El retiro, cuando llegue, no la abruma. Espera correr distancias más largas por al menos diez años, pero el impacto en su cuerpo de intentar los 200 metros, por ejemplo, no ayudará mucho a su longevidad. Sin embargo, su presencia en las pistas permanecerá.

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Foto: AFP

“Cumplí mis metas”, dice. “Claro, soy campeona olímpica. Soy campeona mundial, y he ganado campeonatos importantes. Entonces, en este momento, intentamos asegurar las cosas para futuras generaciones porque están matando a las mujeres de los 800 metros.

“Están matando al deporte. Las personas quieren ver desempeños extraordinarios y si fuera una líder, le daría a la gente lo que quiere. Ahora Seb Coe hace todo sobre sí mismo. Tiene que actuar por los intereses de todos los atletas, pero ahora quiere categorizarnos. Él ve a una atleta joven, a quien una organización ha intentado detener, y lo convirtió en algo político. Sólo acéptalo y disfruta. Su trabajo es luchar contra la corrupción”.

Semenya, en conjunto con la marca de belleza Lux, comenzó una campaña pública llamada Born This Way, que exhorta a las mujeres a “expresar su belleza y feminidad sin complejos”. Una petición con el hashtag #IStandWithCaster también fue lanzada con la esperanza de cambiar la postura de Coe.

Pase lo que pase, ella dice que intentará mantener la lucha contra los prejuicios e injusticias. “Me he cruzado con algunos chicos que intentaron suicidarse, otros son sobrevivientes”, dice. “No pueden aceptarse como son. Cuando tienes un hijo, no puedes elegir su camino. La vida no es una obra”.

Ella nunca ha conocido a Coe, y no planea hacerlo, y aún así si conversara con él, le hablaría de lo que más le duele. Semenya siente que ha sido señalada por World Athletics. Para ella, el éxito instantáneo que la llevó a su oro en Londres 2012, y también en Río cuatro años después, impulsó las acusaciones y recriminaciones injustas.

“Todo”, dice cuando le pregunto por las razones de los problemas que ha encontrado a lo largo de los años. “Soy una joven negra y africana. Sé de dónde provengo”.

World Athletics, en respuesta a los comentarios de Semenya, dijo que “rechaza cualquier acusación de que los límites biológicos se basan en estereotipos de raza o género”.

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Los Juegos Olímpicos de Tokio, si se llevan a cabo, podrían no albergar a una de las atletas más exitosas de Sudáfrica, pero aún así, las fuerzas del cambio ya están en marcha. Semenya se ha encontrado con muchas que tienen condiciones similares a la suya, “Simplemente lo sé cuando las veo”, y sabe que, a diferencia de ella, no tienen la plataforma para hacer escuchar su enojo.

“Las regulaciones no están dirigidas a algún atleta en particular, pero están diseñadas para preservar la integridad de la rama femenil”, dijo World Athletics, que señala el hecho de que en la final de los 800 metros en el mundial de 2019 en Doha, el oro fue para Halimah Nakaayi de Uganda, quien derrotó a otras tres mujeres africanas en la final. “Hemos observado en más de una década de investigación que aproximadamente 7.1 de cada 1,000 atletas femeniles en la élite de nuestro deporte tienen DSD con altos niveles de testosterona, hasta dentro de los rangos masculinos”.

Aún así, Semenya vive su vida. Recientemente se convirtió en madre (el nombre de su hija se mantiene en secreto por ahora), pero sus pensamientos se dirigen a cómo le va a explicar esta saga deportiva cuando llegue el momento. “Será difícil”, dice. “Se va a confundir y pensará cómo a alguien se le puede ocurrir cortar la carrera de otra persona de este modo”.

Es claro que Semenya cree que varios lo han intentado, pero no se va a quedar callada. ¿Por qué debería hacerlo?

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