Un papá de dos niñas, una de cuatro y otra de dos años, que cree firmemente en que la paternidad no es un mito, se puede vivir y disfrutar de una manera cercana, afectiva, divertida y con la convicción de inspirar a los nuevos papás en este difícil camino de ser padres. No soy el mejor papá del mundo, pero aprendo de mis errores y los comparto para que ayude en este huracán llamado paternidad.
Un papá con armadura
Papá no sólo es un proveedor. También es un amigo, compañero de juegos, que brinda amor y protección a sus hijos.
Papá no sólo es un proveedor. También es un amigo, compañero de juegos, que brinda amor y protección a sus hijos.
Por años papá ha sido visto como solo un proveedor, el encargado de dar a la familia todo lo necesario: que no pasen hambre ni frío. Es el que sacrifica momentos con sus hijos para salir a cazar y traer un “mamut” para comer.
Pero esa definición de papá me deja en una necesidad muy básica, una figura muy rígida y que cuida a la distancia.
Creo que papá debe estar dentro de esa coraza pero ir más allá: entendiendo los sentimientos de sus hijos, ayudando a estas personitas a comprender el mundo desde el corazón de ellos mismos para amplificar su luz y lograr que brillen más allá de las estrellas.
Solo si atravesamos ese lago de pensamientos cortos sobre la paternidad podremos empezar a hacer algo. Pero esto aún no está cerca de la punta de la montaña. Aún falta mucho por decir y muchos retos que afrontar, pero ojalá mi mensaje sea un sendero que ponga más cerca al hombre del corazón de sus hijos.
Gracias por ser parte de esta búsqueda y camino para llegar a más padres.
Un abrazo para ti que me lees en esta columna en Baby Daily.
Esta nota se publicó primero en Baby Daily y puedes encontrarla aquí.
Síguenos en
