Samantha Fonseca: la defensora de personas LGBT+ y privadas de la libertad
Samantha Fonseca era activista trans y precandidata al Senado de la República. Foto: Majo Vázquez/La-Lista

“No somos hombres maquillados de mujer, y eso se tiene que escuchar en todos los sectores, en todos los niveles y en cada lugar de nuestro país. Las mujeres trans somos mujeres”. Este fue el último mensaje de Samantha Fonseca publicado en sus redes sociales el pasado domingo, unas horas antes de su transfeminicidio.

Samantha Carolina Gomes Fonseca era una mujer trans de 37 años de edad que dedicó la mitad de su vida a la defensa de los derechos humanos de la comunidad LGBT+ y de las personas privadas de la libertad, entre otros grupos vulnerables.

La activista era precandidata de Morena al Senado de la República en las próximas elecciones en México, lo que pudo haberla convertido en la primera mujer trans en ocupar un lugar en la cámara alta. 

El 14 de enero de 2024, Samantha Fonseca acudió al Reclusorio Sur de la Ciudad de México como parte de su activismo. Al salir de su visita abordó un taxi por aplicación y, luego de alrededor de 20 minutos de trayecto, en la alcaldía Xochimilco, un sujeto se acercó al vehículo, la atacó con un arma de fuego y huyó del lugar sin que nadie lo detuviera.

De acuerdo con las primeras indagatorias de la Fiscalía de la Ciudad de México, el responsable posiblemente conocía la ruta de la activista.

El trabajo y activismo que realizó Samantha durante 17 años trascendió. Ahora es reconocida por políticos, activistas y la comunidad LGBT+ como “una gran defensora de los derechos humanos”.

“Ella era una guerrera, trabajadora, una gran defensora de los derechos humanos, con un reconocimiento nacional e internacional por su activismo, una mujer que no se quedaba nada quieta, siempre trabajando en pro de los derechos de nuestra población”, expresa a La-Lista la diputada federal y activista trans Salma Luévano. 

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Para Natalia Lane, activista y asambleísta consultiva en el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), Samantha era un referente para la comunidad LGBT+, pues se trataba de una mujer trans que desde muy joven se involucró en la política y buscó un cargo público, algo que en su tiempo quizá era impensable para otras personas de la comunidad.

“Samantha siempre tuvo seguridad y claridad en sus objetivos, que eran, principalmente, cambiar la realidad de las personas trans. Ella se volvió un referente como mujer trans que estuvo privada de la libertad, y eso para muchas personas LGBT que viven situaciones de violencia estructural, institucional y discriminación, nos impulsó a involucrarnos en procesos de activismo y políticos”, resalta Lane.

Unas horas antes de la agresión, Samantha había compartido a través de sus redes sociales una convocatoria para protestar afuera del Senado de la República por la Dignidad de las Mujeres Trans, movilización que se llevaría a cabo el lunes 15 de enero.

La protesta sí se realizó, pero en su lugar, activistas se concentraron en Palacio Nacional para exigir al gobierno de Andrés Manuel López Obrador justicia para Samantha y un alto a los transfeminicidios en México.

“Las vidas trans importan”, “México transfóbico” y “Ley integral trans”, fueron las consignas que las manifestantes pintaron en las paredes de Palacio.

Con el asesinato de Samantha Fonseca, México acumuló cuatro transfeminicidios en los primeros 15 días del 2024. La estilista Gaby Ortiz fue hallada sin vida el 6 de enero en Hidalgo, junto a un mensaje de odio. La segunda víctima fue Miriam Ríos, comisionada municipal del partido Movimiento Ciudadano (MC) en Michoacán, asesinada el 11 de enero. Y el sábado 13 de enero se encontró el cuerpo de una mujer trans no identificada en Tlaquepaque, Jalisco. 

“Se refuerza la estadística de que México es el segundo país con más transfeminicidios en todo el mundo. Las mujeres trans en muchas ocasiones somos asesinadas en el hogar o en hoteles. Samantha fue asesinada a plena luz del día, en un lugar concurrido y en una actividad que podría estar realizando cualquier persona, que es desplazarse en un servicio de transporte privado”, señala Láurel Miranda, activista trans y precandidata de MC al Congreso de la Ciudad de México. 

Lo personal es político

Samantha Fonseca era originaria de Monterrey, Nuevo León, pero desde temprana edad se mudó a la Ciudad de México. Natalia Lane la recuerda como una mujer desenvuelta, soñadora, inteligente y con proyectos políticos y de vida.

“Yo la conocí en 2011 y me invitó a trabajar en su campaña (…) En esa época Samantha tenía pareja y yo la veía enamorada. Para ella era importante formar una familia, tener hijos, hacer un proyecto de vida. A pesar de toda la violencia, Samantha vivía con la esperanza de un mundo mejor, donde todas las mujeres trans pudiéramos tener un proyecto de vida”, expresa.

Antes de su incursión en la vida política y el activismo, Samantha Fonseca atravesó por una experiencia en la que fueron vulnerados sus derechos humanos.

En 2007, cuando tenía 20 años de edad, Samantha fue detenida e ingresada al Reclusorio Varonil Norte de la Ciudad de México acusada injustamente del delito de robo y tentativa de homicidio, según contó la activista en 2011 al portal Animal Político

Ya había iniciado su transición de género, pero la malgenerización por parte de las autoridades juzgadoras y la carencia de documentos legales que la reconocieran como mujer la llevó a ser internada a un penal varonil, donde Samantha fue abusada sexualmente en repetidas ocasiones. Tres meses después quedó en libertad por falta de pruebas. 

Durante su estancia en el reclusorio Samantha conoció a otras personas que, igual que ella, estaban presas por delitos que no cometieron. Por lo que a su salida del penal, y después de conocer al abogado Jaime López Vela –director de la asociación civil Agenda LGBT–, inició su camino hacia la defensa de los derechos humanos de las personas trans y privadas de la libertad.

“Samantha defendió a un grupo poblacional relegado por las autoridades y por la sociedad en general. Tomó un camino muy loable, muy necesario, porque es sabido que hay muchísimas personas inocentes en prisión y que en gran medida son pobres y racializadas. Su trabajo definitivamente era importante y fundamental”, enfatiza Láurel Miranda. 

Samantha incluso demostró –agrega Miranda– que las mujeres trans pueden ocupar distintos espacios públicos, contribuyendo a erradicar la narrativa que las relega únicamente al trabajo sexual o estilismo.

El primer acercamiento de Samantha Fonseca en la arena política fue en el Partido del Trabajo (PT), donde estuvo a cargo de la Brigada de Diversidad Sexual Equidad de Género del Distrito 13 y 14 (Miguel Hidalgo y Tlalpan, respectivamente) en la Ciudad de México. En ese partido también fue coordinadora nacional de Diversidad Sexual y Equidad de Género, lo que la convirtió en la primera persona trans en ocupar un cargo como titular a nivel nacional.

Durante su paso por el PT participó en la redacción de la Ley de Diversidad Sexual que se llevó al Senado de la República. Después pasó a formar parte de MC en la Ciudad de México como secretaria estatal de Derechos Humanos. 

En 2016, con 30 años de edad, dio el gran salto al ser candidata del Partido Nueva Alianza (Panal) a diputada en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. Una vez más, era la primera mujer transexual candidata y la primera en la cuota juvenil.

En octubre de 2023, Samantha Fonseca fue condecorada con la Medalla al Mérito de las y los Defensores de Derechos Humanos por el Congreso de la Ciudad de México. Un mes después, en noviembre, se inscribió como aspirante al Senado por el partido Morena. 

“Samantha hubiera hecho un buen papel como legisladora porque era una mujer muy entregada y muy trabajadora, siempre estuvo en la lucha (…) Cada quien va descubriendo su misión de vida, y la misión principal de Samantha era la defensa de los derechos humanos”, indica Salma Luévano.

El resultado de los discursos de odio

La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) informó en un comunicado que apenas en abril de 2023 Samantha Gomes Fonseca presentó una queja por amenazas y hostigamiento por su labor e identidad de género, sin embargo, las autoridades encargadas de procurar seguridad no le otorgaron protección. 

De acuerdo con la organización civil Letra S, solo de 2016 a 2022 en México se registraron 676 asesinatos de personas LGBT+, de los cuales 34 se cometieron en la Ciudad de México. 

La organización destaca en un informe que las mujeres trans son las principales víctimas de crímenes de odio, al contabilizar 48 transfeminicidios solo en 2022. 

“Los discursos de odio son la antesala de los crímenes de odio. Lamentablemente nos falta mucho en México, vivimos en un país muy machista que tiene consecuencias tan lamentables como esta. Samantha y nuestras otras hermanas pagaron las consecuencias de este odio que viene desde los discursos”, dice Salma Luévano. 

En este sentido, Láurel Miranda reflexiona sobre las declaraciones que se emiten desde las esferas más altas del poder político, como la malgenerización que empleó el presidente Andrés Manuel López Obrador al referirse a Salma Luévano como un hombre, o como la Fiscalía de Aguascalientes que trató el homicidio de le magistrade Ociel Baena y su pareja como un “crimen pasional”.

“Cada una de estas declaraciones debe encender una luz roja (…) Ahora que es más evidente esta ola de violencia, me preocupa que la sociedad se sienta envalentonada para cometer crímenes de odio en todos los niveles hacia las personas trans debido a un mal comentario”, destaca la activista y comunicadora.

Luego del transfeminicidio de Samantha, Natalia Lane publicó en sus redes sociales una fotografía en la que aparecen ambas. Hoy reflexiona sobre lo duro que fue para ella compartir esa imagen, en un contexto en el que, señala, la esperanza de vida de las mujeres trans es de solo 35 años.

“Fue muy duro porque en esa fotografía hay dos sobrevivientes (Natalia sufrió un intento de transfeminicidio en 2022), dos mujeres trans y una de ellas ya no está aquí (…) Samantha dio un mensaje muy importante: las vidas de las mujeres trans importan”, concluye Lane.

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