Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios

Las palabras de su maestra fueron un detonante en la vida de Victoria. Tenía 14 años y cursaba el segundo grado de secundaria cuando escuchó a su profesora Jessica Arciniega hablar sobre diversidad sexual y de género. No solo hay hombres y mujeres heterosexuales, también hay lesbianas, gays o personas transgénero, explicó la docente a su grupo de unos 20 alumnos, de entre 13 y 14 años.

“Jessica empezó a hablar sobre diversidad, sobre las personas distintas a lo que es la heteronorma, a lo que es el mundo tan estereotipado en el que vivimos”, recuerda Victoria sobre aquella clase. “Habló sobre lo mal que estaba la sociedad por juzgar a esas personas, por hacerlas menos, por menospreciarlas o dañarlas”.

Era la primera vez que Victoria escuchaba a una maestra hablar de diversidad en el Colegio William Shakespeare, la escuela a la que asistía. A la larga, esa clase hizo que sintiera confianza en Jessica, a quien buscó años después en medio de un montón de dudas sobre su identidad de género.

“Cuando volví a esta escuela a buscar ayuda de una manera desesperada, la profesora Jessica se abrió y yo pude abrirme con ella. Fue de esa forma como me identifiqué como transgénero y es algo que me recuerda que esta escuela es como mi segundo hogar”, dice Victoria, ya con 18 años cumplidos.

Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios - educacion-diversidad-sexual-en-mexico-1
Victoria y Jessica crearon un vínculo muy fuerte. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

La escuela privada William Shakespeare se ubica en el municipio de Ixtapaluca, Estado de México, una zona de la periferia al oriente de la Ciudad de México. El colegio tiene 30 años de antigüedad y su plan de estudios incluye temas que aún son un tabú en nuestro país, como la diversidad sexual y de género

Si bien la Secretaría de Educación Pública (SEP) no obliga a las escuelas a hablar de diversidad, sí hay recomendaciones internacionales para que las instituciones educativas incluyan este tipo de contenidos y hay algunas leyes mexicanas que promueven la enseñanza con un enfoque de igualdad.

A lo largo de cada ciclo escolar, las maestras y los maestros del William Shakespeare aprovechan la clase de Formación Cívica y Ética para hablar de familias diversas, incluidas las homoparentales, formadas por hombres, y las lesbomaternales, de mujeres. En las clases de Biología se explican los métodos de reproducción asistida de parejas del mismo sexo o la adopción de hijos e hijas. En ocasiones la escuela realiza festivales donde los estudiantes discuten sobre los derechos de grupos minoritarios de la población, como la comunidad LGBT+, por citar algunos ejemplos.

La clase que marcó la vida de Victoria fue la de Formación Cívica y Ética, materia en la que se enseñan derechos y valores. “Jessica ha sido ese apoyo que necesitaba para salir adelante, creo que si no hubiera estado ella, me seguiría ahogando en la disforia, que es ese sentimiento de sentirte culpable por lo que eres”, indica la joven.

Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios - victoria-estudiante-trans-1280x853
Victoria en el colegio William Shakespeare, escuela que le ha ayudado a llevar a cabo su transición de género. Foto: Alexa Herrera / La-Lista.

La educación sobre diversidad sexual y de género no es común en México. Otros países con más experiencia en el tema tienen cifras sobre el impacto que estos contenidos tienen en las comunidades escolares. Una encuesta hecha a 581 estudiantes de 13 a 20 años en Colombia, por las asociaciones Sentiido y Colombia Diversa, muestra que los alumnos son más propensos a aceptar a compañeros de la comunidad LGBT+ mientras más profesores y profesoras hablen de diversidad. Así lo señaló el 55% de los y las alumnas.

Selene Avilés, de 37 años y una de las coordinadoras educativas del William Shakespeare, comparte que los contenidos sobre diversidad sexual y de género son parte de algo más amplio en esta escuela, donde también se habla de otros temas como el de la violencia feminicida o el problema de la desaparición de mujeres en el Estado de México.

“El proyecto de diversidad sexual es parte de un proyecto más grande”, señala Selene, una mujer firme, de tono serio y siempre vigilante de lo que ocurre en el nivel primaria de la escuela. “Queremos que todas las prácticas y las acciones que hagamos en esta escuela vayan enfocadas a la mejora y trascendencia social.

Diversidad, un tabú para las escuelas

Hablar de la comunidad LGBT+ no siempre fue la regla en el William Shakespeare, donde actualmente cursan unos 260 estudiantes para los niveles de preescolar, primaria y secundaria. Aunque ya es un centro educativo con experiencia, Jessica y Selene, las coordinadoras de esta escuela, decidieron impulsar este tipo de contenidos recién en 2017, cuando su hija Ivana ingresó a la escuela.

“En un inicio fue una cuestión de abrirle camino a nuestra hija, que sea bien recibida, que la acepten, que conozcan las condiciones de su familia y otras familias diversas”, dice Jessica, mujer risueña y cálida de 45 años que está a cargo de las actividades del nivel secundaria.

La estrategia para preparar el ingreso de Ivana al colegio incluyó tener pláticas con los padres y las madres de sus compañeros de salón para explicarles que la pequeña tenía dos mamás. Hubo un llamado a los maestros y las maestras para que, cuando llegaran al tema de tipos de familias, hablaran de las parejas del mismo sexo que tienen hijos e hijas. También comenzaron a organizarse festivales anuales sobre cultura o derechos humanos para hablar sobre diversidad.

“Cuando Ivana creció empezamos a hacer algunas actividades que no son permanentes, no es como que todo el año estamos hablando de lo mismo o que tengamos una bandera en la entrada, pero sí intentamos una vez al año que haya una actividad que tenga que ver con la diversidad”, comparte Jessica sobre los festivales que realizan.

Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios - foto-de-educacion-diversidad-sexual-en-mexico-5
Algunas actividades por parte de los alumnos en la Feria del libro sobre diversidad. Foto: Facebook / Centro Escolar William Shakespeare

La actividad más reciente de este tipo fue en junio de 2022, cuando el colegio organizó una feria del libro sobre diversidad en general. Los estudiantes realizaron varios trabajos y hubo un grupo de secundaria que adornó la puerta de su salón con seis banderas diferentes de la comunidad LGBT+, y colocaron dos imágenes de una pareja de hombres y otra pareja de mujeres besándose. Otra profesora de primaria también pegó en la entrada de su salón una bandera de arcoíris, símbolo de la diversidad sexual y de género.

El abordaje que tiene el William Shakespeare no es habitual en el país. En México es muy extraño que las escuelas hablen de este tema. El 78% de la comunidad LGBT+ no recibió información sobre sus derechos sexuales y de identidad de género en sus escuelas, según una encuesta publicada en 2018 por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) y la Fundación Arcoiris.

La feria del libro sobre diversidad no fue ajena a la polémica. Selene comparte que una madre sacó a su hijo de la escuela cuando se enteró de que en ese evento se habían colocado banderas de arcoíris en las puertas de los salones. “Esta mamá me dijo: ‘Yo no estoy de acuerdo con lo que están haciendo y no pienso hablarle a mi hijo de esos temas’. Le respondí que si ella no quería hacerlo, nosotros sí lo haríamos. Al final del año escolar lo sacó. Se nos fue un niño, pero todos los demás se quedaron”, dice sobre el caso.

Jessica también recuerda que un profesor de 25 años renunció al colegio y antes de irse dijo que no estaba de acuerdo con las actividades de diversidad que organizan. “Curiosamente era el maestro más joven de la secundaria y antes de irse me dijo: ‘Yo sinceramente lo hago por mi trabajo, pero no estoy a favor del matrimonio gay, yo estoy en contra”, menciona la coordinadora escolar. 

Las resistencias a estos contenidos se dan en México a pesar de que nuestro país suscribió el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, organizado por la Cepal en 2013. Una de las medidas prioritarias de ese acuerdo es “asegurar la efectiva implementación de programas de educación integral para la sexualidad”. Esto no solo tiene que ver con un asunto reproductivo, sino de identidad de género y orientación sexual. En una de sus páginas oficiales el propio gobierno mexicano reconoce la importancia de que la niñez conozca este tema para prevenir casos de violencia contra la comunidad LGBT.

En el William Shakespeare los niños y las niñas que reciben esta educación sexual integral tienen entre 6 y 15 años, una edad clave en la cual las personas comienzan a definir su identidad y su orientación. Datos del Inegi revelan que el 43% de las personas gays, lesbianas y bisexuales descubrieron su orientación sexual antes de los 7 años, mientras que el 62% de las personas trans definió su identidad a esa edad.

Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios - clases-de-diversidad-1280x853
Jessica Arciniega y Selene Avilés son mamás de Ivana, la pequeñita por la que comenzaron a impulsar las clases de diversidad de género y orientación sexual. Foto: Alexa Herrera / La-Lista.

Selene y Jessica consideran que, con las clases de diversidad, siembran su semilla para normalizar la existencia de la comunidad LGBT+ y eliminar la violencia contra este sector. Un reto gigante teniendo en cuenta que el 93% de esta población ha presenciado expresiones de odio, agresiones físicas y de acoso, de acuerdo con una encuesta publicada en 2018 por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Los niños y las niñas que asisten al William Shakespeare y reciben estas lecciones de diversidad provienen de un sector de clase media. De hecho, el gobierno federal identifica que el 46% de la población de Ixtapaluca, donde se encuentra esta escuela, vive bajo una “pobreza moderada”. En esa línea, de hecho la matrícula del colegio ha disminuido en los últimos dos años porque algunos padres y madres tuvieron que sacar a sus hijos de esta escuela privada por los efectos económicos de la pandemia de Covid-19. Una mensualidad cuesta entre mil 200 y mil 500 pesos al mes (62 y 77 dólares) dependiendo el grado escolar.

La aspiración de las coordinadoras es que su colegio sea un lugar seguro, aunque ellas mismas enfrentan obstáculos en ese aspecto. Algo tan sencillo como caminar tomadas de la mano entre clases es algo que prefieren no hacer por los estigmas de la sociedad y, dice Selene, por los prejuicios que ella misma carga.

“Honestamente, por ejemplo, me genera un poco de resistencias tomar a Jessica de la mano y que los papás nos vean. Para mí es algo muy fuerte, aunque llevo 18 años con ella. Y luego se ve peor si la tomo de la mano y la suelto rápido porque ahí viene un papá. Pero eso pasa porque mi prejuicio sigue en mí”, reconoce Selene.

¿Cómo se imparten los contenidos LGBT+ en una escuela?

“Hoy vamos a ver los tipos de familia”, dice Claudia Sánchez frente a un grupo de 16 estudiantes de quinto grado de primaria, de entre 9 y 10 años de edad, en el Colegio William Shakespeare. La maestra Claudia anota en el pizarrón la estructura clásica: una madre y un padre con sus hijos. Luego un padre soltero con su niño. Después una madre soltera con su niña. Una tía con su sobrina. Un hogar que incluye al abuelo y la abuela.

“También hay dos términos diferentes, el de la familia lesbomaternal, compuesta por dos mujeres, y homoparental, que es la unión de dos hombres”, dice Claudia a sus estudiantes, quienes apuntan con velocidad todo lo que su maestra dice y lo que aparece en dos videos sobre el tema que se proyectan en el pizarrón como material de apoyo.

Al escuchar los términos familia lesbomaternal y homoparental, los pequeños y las pequeñas comienzan a levantar sus manos. “¿Cómo pueden tener hijos si son hombres o mujeres los dos?”, pregunta un pequeño. Claudia responde que esto es posible a través de la adopción o con métodos de reproducción asistida, como la fertilización in vitro.

“Estas son familias que existen no solamente en el Estado de México, existen alrededor del mundo”, dice Claudia a sus estudiantes. “Aquí vamos a retomar un concepto, el de respeto, nosotros tenemos que respetar. Si existiera un caso aquí en el colegio, nosotros no podríamos discriminar al niño que pertenece a una familia lesbomaternal u homoparental”.

El tema de las familias diversas de la materia de Formación Cívica y Ética es uno de los que utilizan los profesores y las profesoras del William Shakespeare para hablar sobre los derechos de la comunidad LGBT+. Los libros de la SEP no tienen imágenes ni conceptos que hagan alusión a las familias conformadas por parejas del mismo sexo, pero los y las docentes incluyen estos tipos de hogares en sus clases.

Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios - educacion-diversidad-sexual-en-mexico-2
Cartel oficial de la Feria del Libro del Colegio William Shakespeare, donde por primera vez se puso la bandera LGBT+. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

Si bien los libros oficiales no tienen referencias a las familias diversas, durante el ciclo escolar 2019-2020 la autoridad educativa recomendó a las escuelas implementar al menos una actividad con padres y madres de familia para enviar el mensaje de que todas las familias “son valiosas”, incluidas las de parejas del mismo sexo. Esto quedó asentado en una ficha de “Buenas prácticas para la nueva escuela mexicana”.

La implementación de contenidos sobre la comunidad LGBT es algo que ya se discute en la academia. “Es muy importante que estos temas se incluyan más en las escuelas porque hay un impacto en la identidad y el autoestima de los niños y las niñas que provienen de familias diversas. Si no se hace, empieza a generarse esta sensación de que son una persona externa, que sus familias son diferentes, en lugar de que sientan una inclusión de la comunidad”, señala Carolina Armenta Hurtarte, doctora en Psicología Social de la Universidad Iberoamericana (IBERO), quien tiene una investigación en curso sobre este tema.

Pero esto no es tan fácil. Claudia, una maestra activa y siempre abierta a actualizar sus conocimientos, dice que la SEP no le ha dado capacitaciones para implementar contenidos sobre diversidad, por lo que ella ha tenido que meterse al internet a investigar del tema. Otro reto para ella son sus propias creencias: tiene 42 años y creció en un ambiente machista. Su papá era originario de Oaxaca, un estado primordialmente rural y de costumbres arraigadas, y su mamá nació en Tlaxcala, otro lugar conocido como la “capital de la trata de personas”, delito que afecta más a las mujeres.

“En una primera instancia sí es complicado, vengo de una familia muy tradicionalista, imagínese a mi papá de Oaxaca, de la sierra, tiene sus ideas, y mi mamá oriunda del estado de Tlaxcala, ya vienes desde el punto de vista ahí con una idea muy conservadora”, relata Claudia.

Recuerda la vez que Jessica y Selene, las coordinadoras del colegio, llamaron a todos los docentes para pedirles que incluyeran en sus clases el tema de familias diversas. Claudia no rechazó la petición. Ella se considera respetuosa de la relación de sus jefas, aunque, en sus palabras, aún hay algunos síntomas de ese conservadurismo heredado por su familia.

“En mi familia siempre han dicho: ‘Si a ti no te incomodan, si no te hacen algo o si no se meten con tu persona, tú respeta y no digas nada’”, menciona Claudia sobre las personas de la diversidad sexual.

Su clase sobre familias diversas dura una hora. La docente atiende las dudas de sus estudiantes y al final les pide que dibujen dos tipos de hogares, los que más les hayan llamado la atención. De 16 estudiantes que asistieron, al menos cuatro incluyeron en su trabajo a una familia lebomaternal u homoparental.

Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios - foto-de-educacion-diversidad-sexual-en-mexico-6
Dos alumnas y un alumno del grupo de quinto año muestran sus dibujos de los tipos de familia, en los que incluyeron familias homoparentales y lesbomaternales. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

El argumento de los y las alumnas es parecido: dibujaron una pareja del mismo sexo porque creen que es una práctica “nueva” y les causa curiosidad cómo pueden tener un bebé.

“Me llamó la atención la familia lesbomaternal porque antes no se daba mucho que dos mujeres formaran una familia, me llamó la atención que mis compañeros dijeron que podían adoptar o compraban espermatozoides de un hombre para tener una familia”, dice Alejandra, una pequeña de 9 años decidida y quitada de la pena al hablar.

La investigadora Armenta Hurtarte insiste sobre los beneficios de estos contenidos: “El hablar de la diversidad desde la primera infancia, y si lo seguimos haciendo en la adolescencia, va a tener un impacto en distintos niveles: en cómo me veo yo con mi familia hasta cómo voy a generar mis relaciones interpersonales y de pareja”.

La palabra “respeto” es como una semilla que Claudia quiere sembrar en sus alumnos durante su clase de familias diversas. La repite una y otra vez desde su escritorio y cuando responde las dudas de sus estudiantes. “Aquí el eje central es que ustedes reconozcan que hay una diversidad de familias. Que aceptemos que ese niño o esa niña que vive con dos mamás, dos papás o solo con uno de ellos debe de tener el mismo derecho, no debe de ser juzgado ni debe de ser discriminado”, dice Claudia a los pequeños.

Selene Avilés, la coordinadora del William Shakespeare, comparte que cuando su escuela realiza una actividad relacionada con la comunidad LGBT+ utilizan fuentes de información oficiales para evitar problemas con los padres y las madres de familia. Es una forma de sustentar que estos temas no son una ocurrencia, sino que es algo que ya sucede en la realidad y debe ser abordado en las escuelas.

Cuando el colegio hizo la feria sobre diversidad en junio de 2022, en la que estudiantes pegaron banderas LGBT en sus salones, una maestra utilizó una lona sobre los tipos de familias con información del Conapred.

“Nosotros debemos estar documentados para que no nos vengan a decir: ‘A ver maestra, ya le vamos a cerrar la escuela porque usted está viendo esos temas’. No, aquí me dice el Conapred que yo debo hablar de todo esto”, dice Selene y sigue: “Jurídicamente debemos tener un sustento, saber de dónde nos protege la ley para hablar de esto”.

Manuel López Pereyra, otro investigador de la IBERO que analiza los contenidos educativos sobre familias diversas, considera que México va por buen camino para incluir más actividades educativas de este tema en las escuelas, especialmente por esfuerzos particulares realizados por instituciones como el William Shakespeare, pero considera que aún hay mucho trabajo por delante.

“De lo que se habla en las escuelas es de inclusión, se habla de convivencia o se habla de equidad, que son términos muy generales, pero es un punto de partida. Todavía no hay nada en particular en identidad de género, sexualidad de niños y niñas. Hay muchos temas por tratar, como la niñez trans, que es un tema difícil por la sociedad y cultura mexicana”, indica el integrante del departamento de Educación de la IBERO. 

Otros países como Argentina han tenido un mayor avance en este rubro. En 2006 se creó la Ley N° 26.150 para establecer el Programa Nacional de Educación Sexual e Integral, con el que se obliga a las escuelas a impartir clases sobre identidad y diversidad de género. En menor medida, en México las leyes solo hablan de manera general sobre la necesidad de que las instituciones educativas implementen estos contenidos.

“La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva”, dice el artículo 3 de la Constitución Política. Mientras que el artículo 15 sextus de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación considera que una medida para evitar la exclusión es “la educación para la igualdad y la diversidad dentro del sistema educativo nacional”.

Esta escuela da clases de diversidad sexual desde los 6 años y quiere romper los prejuicios - educacion-diversidad-sexual-en-mexico-3
Foto: Alexa Herrera / La-Lista

Desde el gobierno federal ya hubo un intento para robustecer el marco legal. En mayo de 2016 el expresidente Enrique Peña Nieto anunció una serie de reformas para garantizar los derechos de la comunidad LGBT+ en México, incluyendo modificar los contenidos educativos para que se hablara sobre diversidad sexual y de género.

El expresidente dio la orden a la SEP de revisar cómo se podrían modificar los contenidos, sin embargo, grupos conservadores protestaron en contra de esta determinación y frenaron la reforma educativa sobre diversidad.

Y mientras las autoridades se resisten a adaptar el plan de estudios, hay jóvenes que definen en silencio su orientación sexual y de género desde temprana edad. El informe elaborado en 2018 por el Conapred y la CNDH indica que el 87% de la comunidad LGBT+ escondió su identidad y sus preferencias en su escuela por temor a ser víctima de violencia.

Victoria, la chica trans que estudió en el William Shakespeare, experimentó en carne propia lo que es vivir con miedo. Comparte que desde que estaba en la primaria sintió interés por la figura femenina e incluso, en una ocasión, se probó un vestido de su mamá. Pero escondió lo que sentía por temor a ser discriminada

“Recuerdo que desde pequeño tenía esa fascinación por la ropa del género femenino. No quiero sonar mal, pero lo que es esa figura siempre me ha llamado la atención y no en un sentido morboso, sino de fascinación, de interés”, dice Victoria.

La apertura del William Shakespeare a hablar sobre diversidad sexual y de género la hizo sentir más segura. Victoria regresa ocasionalmente a esta institución para platicar con Jessica, la coordinadora de la escuela que habló sobre diversidad en su clase de segundo grado de secundaria. “Para mí esta escuela es como mi segundo hogar, donde no te sientes juzgada, algo que no en cualquier lugar puedes obtener”, dice.

Durante este 2022 ha vuelto al colegio unas cuatro veces. Jessica se ha convertido en su principal apoyo, a ella le cuenta sobre los “pequeños triunfos” de su transición. El primero fue dejarse el cabello largo, luego pintarse las uñas, maquillarse y una que otra vez utilizar ropa de mujer. Victoria vive con sus papá y su mamá y ya habló con ellos sobre su identidad de género, pero todavía está por delante el reto de que acepten su cambio.

La pandemia de Covid-19 fue otro momento crucial para ella. Cuenta que en los meses de encierro su identidad de género se volvió el tema principal de largas noches en las que se hacía preguntas y en las que se ponía a investigar en internet sobre el tema. Esto y el apoyo que recibió del colegio la llevaron a aceptarse tal como es:

“En estos años he reafirmado mi identidad. Identificarme como transgénero me ha dado esa seguridad de decir quién soy, de vivir con mi identidad como Victoria y no como Víctor”.

Este reportaje se realizó gracias a la beca de producción periodística sobre cobertura de educación en México, Centroamérica y el Caribe, entregada por la Fundación Gabo y la Fundación Tinker.