Vivir cerca del volcán: ‘Si sucede una tragedia, no hay albergue donde quepamos todos’

Un pintoresco Pueblo Mágico a los pies del volcán Popocatépetl está cubierto de un manto blanco. El reflejo de la luz solar sobre las calles, automóviles, locales comerciales, fachadas y puestos ambulantes llega a encandilar la vista. Atlixco, Puebla, es uno de los municipios más afectados por la actividad del volcán que despertó las alertas el fin de semana, cuando hizo temblar la tierra al expulsar material ardiente de su cráter. 

Las constantes expulsiones de material incandescente y de ceniza que ha tenido el volcán en los últimos días ha generado un estado de alerta entre los pobladores de los municipios más próximos al también conocido como “Xalliquehuac”, cuya traducción del idioma Náhuatl es “arenales que se levantan”.

Dicha actividad volcánica ha provocado que las autoridades federales decretaran este lunes 22 de mayo el cambio en el Semáforo Volcánico a Amarillo Fase 3, el cual implicó que se aplicaran medidas de seguridad para una eventual evacuación de los municipios como Atlixco, Izúcar, Cholula, Metepec, Amecameca, entre otros que se encuentran en los alrededores del “Popo”.  

La venta de flores de colores es parte de la magia de Atlixco. Por el camino que conduce a la plaza central del lugar se pueden observar los invernaderos en donde cultivan y cuidan de pequeñas flores coloridas parecidas a las margaritas. 

Pero la caída de ceniza ha tapizado completamente este lugar que suele estar lleno de colores. Los hombres adultos mayores que pasan el tiempo sentados en la plaza central tienen el cabello lleno de polvo gris emanado del volcán y que se distingue de sus canas. Las señoras que van al mercado llevan una sombrilla o un sombrero para que les proteja la cabeza.   

Pese a que las clases presenciales están suspendidas en al menos 40 municipios en el estado de Puebla, se ve a adolescentes y niños recorriendo la plaza, comiendo un helado o acompañando a sus padres de compras. La misma medida se aplicó desde este lunes 22 de mayo en cinco municipios del Estado de México, y siete de Tlaxcala. Algunas personas sí traen su cubre bocas otras no, aunque respirar en ese ambiente es complicado. 

Las partículas de las cenizas del Popocatépetl caen como la nieve. Son tan diminutas y tan frágiles que se convierten en polvo al más fino tacto. Si llegan a caer en los ojos, la nariz o cualquier parte de la piel, causa irritación. Pero nada de esto es un impedimento para que los habitantes de Atlixco dejen su rutina. 

El mercado sigue esperando clientes con sus puestos de comida: cemitas, barbacoa, cecina, platillos con mole. Pero el terror que se ha difundido en medios de comunicación y redes sociales al mostrar las imágenes de material incandescente emanando del Popocatépetl ha golpeado al turismo y, a su vez, a los ingresos de los locatarios que, aunque están en contingencia, no dejan de tener gastos.  

Bernabé Jiménez es un hombre de 40 años que atiende un local de comida típica mexicana llamado “María Bonita”. Comenta que se encuentran tranquilos, ya que están acostumbrados a las actividades volcánicas del Popo, pero reconoció que lo que se ha presentado las últimas semanas es atípico. 

“Nosotros dependemos del turismo y de la gente foránea, nos afecta a las ventas porque la gente no viene por el temor de que vaya a hacer erupción, más que nada por los rumores. Estamos tranquilos y no, el Popo ha estado en actividad todos los días. Nuestro temor es que si llega a pasar una desgracia, ¿qué va a pasar? Nos tendremos que ir y van a ser muchas pérdidas materiales”, dice con tristeza. 

Cuenta que las personas que habitan más cerca del volcán, como los habitantes de Atlixco, son las más propensas a correr riesgo ante una posible erupción. Han llegado a escuchar el crujir de la tierra y los sismos que causa cada vez que el volcán expulsa material ardiente. Pero dice que no pueden dejar su patrimonio, ya que es lo único que tienen.

Victoria Miranda, una mujer de la tercera edad, vendedora ambulante de gelatinas en el centro del municipio, lamenta que se estén deteniendo las actividades por la alerta del volcán, porque eso le afecta en sus ventas, el ingreso que junta de sus gelatinas que vende a 15 pesos lo utiliza para su manutención diaria. 

“Tengo que traer mis gelatinas tapadas, porque todo se llena de ceniza y no vendo nada. Hay muy poca gente en la calle. Yo no tengo miedo, porque soy cristiana. Los volcanes son depósitos de fuego que Dios los tiene preservados para el día del juicio final”, dice la mujer.

Arturo Juárez, quien trabaja como bolero en la plaza principal del pueblo desde 1980, comenta que la economía se paralizó hasta en un 60% en el pueblo mágico, principalmente turistas son los que han dejado de llegar, aunque asegura que hay visitantes que llegan con el morbo de ver cómo el Popo los tiene “empanizados”. 

“Si viene un turismo a vernos, yo creo que por el morbo de ver cómo está nuestro rancho lleno de ceniza, parecemos pambazos, todos blancos. Hay gente local que sigue saliendo al mercado, pero todo sigue demasiado tranquilo. Si sucede una tragedia, no hay albergue tan grande donde quepamos todos y habrá desabasto de todo”.

El Popocatépetl, un volcán activo entre muchos

El Popocatépetl es uno de los 48 volcanes activos o parcialmente activos que hay en México, donde los expertos han contabilizado más de 2 mil volcanes.

Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informaron este lunes 22 de mayo que la actividad que ha registrado el volcán Popocatépetl no es diferente a la que se ha observado en los últimos 27 años.

Los estados cercanos a la zona de riesgo del volcán son Puebla, Morelos, Tlaxcala y el Estado de México. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó esta semana que tiene un plan para la posible evacuación de hasta 127 mil personas en los estados cercanos.

A 20 minutos de Atlixco centro se encuentra el municipio de Tochimilco, a solo 15 km del volcán. Un lugar con casas hechas con ladrillo de adobe y piedra volcánica. El monumental Xalliquehuac, se encuentra a espaldas del exconvento de la Asunción, localizado en el centro del pueblo.

En el paraje, la ceniza es menor, pero no el peligro ante una posible erupción. Los pobladores refieren que ya están acostumbrados a las fumarolas y las cenizas que ocasionalmente libera el volcán en sus exhalaciones; sin embargo, ahora han sentido la tierra moverse y la caída de piedras ardiendo desde la punta.

María del Carmen García, habitante de Tochimilco, cuenta que, como medidas preventivas, utiliza cubrebocas, gafas y gorra ante la caída de ceniza, además de que ya conoce las rutas de evacuación. Pero no tiene contemplado ir a algún albergue. Su plan de evacuación es ir con algún familiar, para dejar el espacio disponible para quienes no tiene la opción.

“Es muy poca la información, pero por redes sociales nos hemos informado de las rutas de evacuación y las medidas de protección”. Lamenta que las autoridades locales no estén más presentes con las medidas ante la posible erupción y asegura que tampoco ha visto movilización de elementos de la Guardia Nacional o del Ejército.

Veronica Lujerio dice que por la noche es cuando siente mayor temor de la actividad volcánica del Popocatépetl, ya que llegan a cimbrar los vidrios de las ventanas y los muros suenan y crujen.

“Ya tenemos nuestra maleta hecha, con cambios de ropa de la familia y los documentos más importantes. Si suena la alerta nos iremos al albergue más cercano, aunque pueda que no haya mucho espacio para todos. Algunas personas no se quieren ir de sus casas no quieren dejar a sus animalitos ni sus pertenencias”, cuenta Verónica mientras echa tortillas de masa azul en un comal, para la hora de la comida.