¿Mundial 2026 aumenta la gentrificación en México? Vecinos del Estadio Azteca denuncian desplazamiento por grandes inmobiliarias
Vecinos del Estadio Azteca denuncian gentrificación y despojo urbano rumbo al Mundial 2026; exigen respeto al agua, la vivienda y su territorio.

El Estadio Azteca, ahora rebautizado como Estadio Banorte, será sede del Mundial 2026 y centro de una polémica por gentrificación.
/La-Lista
Norma Piñón y Natalia Lara recorren el pueblo que las vio crecer pensando en lo que les depara el Mundial 2026. Ambas son originarias de los alrededores del Estadio Azteca, ahora conocido como Estadio Banorte, pero no son fans del futbol y tampoco están contentas con el fenómeno que esta justa deportiva ha desatado en sus localidades.
Ellas le llaman gentrificación, otros turistización y algunos académicos lo definen como un fenómeno de desplazamiento indirecto, pero cualquiera que sea el caso es una realidad que atraviesa a ambas vecinas y muchos más integrantes de este pueblo originario de la CDMX: Santa Úrsula.
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La resistencia en la zona es historia antigua, una de sus principales demandas surgió en 2021 cuando la empresa Televisa consiguió una concesión por 450 millones de litros de agua en la zona. Los vecinos se organizaron para denunciar esta situación y acusaron que se estaban privilegiando intereses privados, sobre los públicos.
El problema siguió su cauce y ahora se suma a otro par de reclamos que encendieron las alertas de cara al Mundial 2026. ¿Qué ocurre en las colonias cercanas al Estadio Azteca?, ¿por qué existe un grupo de opositores al evento deportivo? Y ¿cuáles son sus demandas? Te contamos en La-Lista.
Padece el pueblo de Santa Úrsula Mundial 2026
Natalia Lara es profesora de bachillerato, pero también tiene una maestría en políticas públicas y gestión del agua. Es vecina de Los Pedregales de Coyoacán y ha documentado la transformación de su barrio, al menos a lo largo de los últimos siete años.
Vio nacer las grandes torres inmobiliarias, como Be Grand, y los cambios de uso de suelo que derivaron en la edificación de otros cientos de viviendas, en una zona que ya padecía desabasto de agua. Ahora, pide encender las alarmas para evitar que el Mundial 2026 acelere procesos de desplazamiento.
“Los vecinos que aquí habitamos nos sentimos invadidos y desplazados (…) Para nosotros, la gentrificación tiene mucho que ver con la mercantilización de la vida, en este caso de la vivienda, del agua, del territorio”, afirma.
Natalia, a quien todos conocen como Naty, no solo ha defendido el agua de Los Pedregales y de Santa Úrsula, sino que ha socializado entre sus vecinos las irregularidades de la concesión y sus consecuencias.
“Hay un pozo que tiene Televisa y que es el pozo que tiene mayor abastecimiento de la zona, tanto así que está quitándole la posibilidad a los otros pozos de brindarnos agua. Prácticamente, somos dependientes de una empresa privada para poder subsistir en esta zona. Desde ahí, ya sabemos que se promovió una visión de privatización de la vida”, sentencia Lara.
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La Comisión Nacional del Agua (Conagua) entregó hace cuatro años esta concesión de 450 mil metros cúbicos al año a uno de los gigantes del duopolio televisivo. Ante la presión y la demanda, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, informó el pasado mes de mayo que Televisa cedió su agua al pueblo de Santa Úrsula, Coapa.
Sin embargo, en el Registro Público la concesión aún aparece a nombre de Televisa S. A. de C. V. y este detalle mantiene en alerta a la población.
Además del desabasto de agua, el cambio de uso de suelo es otro problema que va al alza y deriva en vivienda inaccesible para los pobladores. Ambos fenómenos coinciden con los obras de cara al Mundial 2026 y generan malestar entre los vecinos y vecinas.
Jerónimo Díaz, docente e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), reconoce que en Santa Úrsula confluyen varios fenómenos de vivienda y lucha social.
Al preguntarle si el problema puede definirse como gentrificación, subraya que el fenómeno se concentra en hijos de los pobladores originarios que están siendo obligados a dejar su lugar de origen por un proceso de expulsión indirecta.
“Los jóvenes que crecen ahí, efectivamente, serán desplazados de forma indirecta. Las personas trabajadoras que nacen en estas colonias, y que tienen salario promedio, pareciera que están condenados a salir del hogar porque hay muy poca oferta de vivienda para ellos en la zona”, revela.
E incluso acota que en vista de “les será prácticamente imposible quedarse cerca del barrio”, muchos de ellos y ellas terminarán tomando la decisión de vivir en el Estado de México; es decir, no solo mudarse colonia o de zona, sino de estadio.
“No queremos el Mundial”
Norma Piñón es maestra de geografía y ama de casa, pero le preocupa el futuro de su barrio. Junto a Natalia, transportistas, vecinos y aliados de la causa, se ha posicionado contra el Mundial 2026 y lo explica sin temor a ser señalada.
“Hay que ver nuestro entorno, el Mundial puede generar empleos temporales, pero al final de cuentas nosotros como habitantes de aquí de Los Pedregales no vamos a poder entrar a un partido. Entonces, hay que ver mejor todos los problemas que pueda ocasionar”, lanza.
Desde su punto de vista, un proyecto de movilidad como el nuevo Trolebús podría ser beneficioso, siempre y cuando tome en cuenta a los transportistas, (que trabajan en la ruta Ruta 95); todos ellos mayoritariamente adultos de la tercera edad.
Norma pide que “en vías del desarrollo” no dejen a la deriva problemas que llevan cargando décadas sobre su espalda y reclama consultas ciudadanas y apertura a oír sus peticiones.
La colonia ya entabló mesas de negociación con el gobierno capitalino de Clara Brugada y aunque los habitantes reconocen que ella no gestionó la justa deportiva, le demandan un diálogo transparente que escuche las necesidades de los pobladores, que surgieron mucho antes de que se planeara el evento deportivo.
Norma subraya que no es ideal atender problemas estructurales y de desplazamiento a prisa, y convoca a que las obras respeten la identidad de los pueblos y sus necesidades. Por ejemplo, acusa que el encarpetamiento con concreto hidráulico, en lugar de adoquín, no refleja la característica tradicional de Santa Úrsula. Además, observa “una necesidad latente” de limpiar el sitio solo momentáneamente.
El Mundial llega a la Ciudad de México en 2026 y coincide con una problemática sistémica de la capital del país, en donde un barrio o zona popular es embellecida, se transforma, atrae a los capitales y a personas de mayores ingresos, pero al final termina en la expulsión de los originarios. Dicho fenómeno perdura y se expande.
Pero, más allá de si el caso de Santa Úrsula coincide plenamente, o no, con lo que pasa en lugares como la Roma, Condesa o la Juárez, lo relevante para el académico Jerónimo Díaz es poner un freno a la especulación con el suelo y la vivienda, así como construir alternativas de vivienda accesible y colectiva.
La resistencia de los pueblos alrededor del Estadio Azteca es ejemplo de que es posible defender el derecho a “ocupar” la ciudad no solo como consumidor, sino como “habitante”.