¿Los músculos lo son todo para ti? Cuidado con la vigorexia ¿Los músculos lo son todo para ti? Cuidado con la vigorexia
Portada: Eduardo Septimo/La-Lista

Terminas tu rutina en el gimnasio, vas al espejo y de inmediato te invade una sensación de insatisfacción, pues no tienes los músculos tan grandes como desearías. Ahora estás decidido a que, a partir de mañana, harás dos horas y media de actividad física, los siete días de la semana, y además serás más estricto con tu dieta: solo proteína y suplementos alimenticios. Aquí es donde debes prestar atención, porque puedes estar ante un posible problema de vigorexia o dismorfia muscular.  

La vigorexia es un trastorno de la conducta que se caracteriza por la falsa percepción que tiene un individuo sobre su cuerpo, sin importar la cantidad de ejercicio físico que haga o el estilo de dieta que lleve.

En estos casos, las personas siempre se visualizan delgadas y con poco o nulo desarrollo muscular, por lo que actúan con compulsión: aumentan sus horas de gimnasio y la ingesta de proteínas; y en ocasiones recurren a esteroides anabólicos.   

Tomás Delfino Alcántara, adscrito a la División de Servicios de Salud Mental y Adicciones de la Coordinación de Salud Mental y Adicciones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), nos habla de las causas de la vigorexia, sus consecuencias y los signos de alerta para detectarla.  

¿Qué es la vigorexia y qué la causa? 

La vigorexia o dismorfia muscular se refiere a una alteración de la imagen corporal, en la que una persona subestima el tamaño de sus músculos y la fuerza del cuerpo. Esta falsa autopercepción derivará en otro tipo de conductas que para la persona son “normales” y “saludables”, como dietas ricas en proteínas y bajas en grasas, así como ejercicio excesivo (20 horas a la semana).  

En estos casos es común que se comparen con otros cuerpos musculosos, haciendo que perciban sus propias corporalidades como pequeñas, y así entran en un círculo en el que siempre les va a parecer insuficiente.  

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Las personas con vigorexia muestran una constante insatisfacción con su nivel de musculatura. Foto: Pexels.

Las causas de la vigorexia tienen factores tanto sociales como psicológicos. Culturalmente, los medios de comunicación, publicitarios y las redes sociales nos dicen que una parte del éxito tiene que ver con el aspecto físico y, en particular, con la musculatura. 

Este trastorno también está relacionado con la baja autoestima, por lo que la persona buscará darse valor a través de los músculos. La vigorexia se relaciona con el deseo de la aceptación.  

¿Cómo detectar la vigorexia? 

Dentro de los principales signos de alerta en la vigorexia está la preocupación excesiva por el mínimo defecto relacionado con la apariencia física, percibido por la propia persona. De ahí se empiezan a desencadenar otras conductas repetitivas, como mirarse constantemente al espejo, compararse con el aspecto físico de otras personas y prevalece la insatisfacción general.  

La persona cambiará repentinamente sus hábitos alimenticios, puede llegar a ingerir esteroides anabólicos para acelerar el crecimiento muscular, hará más actividad física de la normal y empezará a abandonar relaciones sociales y actividades como la escuela, el trabajo y pasatiempos.  

¿La vigorexia afecta principalmente a los hombres? ¿Por qué?  

Sí. Los factores biológicos, psicológicos y sociales hacen que la vigorexia prevalezca en un 80% en los hombres. Mientras las mujeres suelen buscar una figura delgada, los varones asocian los músculos a la idea del éxito personal y profesional, pero también a “ser más hombres”.  

Es por eso que la vigorexia afecta principalmente a hombres que están en una edad de entre 18 y 35 años, que es la etapa en la que las personas están desarrollándose profesionalmente, buscando consolidar su personalidad, su grupo de amigos, sus relaciones afectivas o su rol social. 

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La dismorfia muscular o vigorexia afecta principalmente a los hombres jóvenes. Foto: Pexels

¿Qué tan común es la vigorexia entre la población mexicana? 

No existe un dato preciso sobre la prevalencia de la vigorexia en México, sin embargo, se estima que el trastorno dismórfico corporal afecta al 2% de la población en general.  

Otra característica que hemos notado es que la vigorexia también es más común en personas solteras; estamos hablando que el 80% de las personas que presentan este trastorno no tiene pareja. Mientras que el 10% de los casos es en personas que llegan a practicar algún tipo de deporte, como el culturismo, pesas y alto rendimiento. 

¿Cuáles son las consecuencias de la vigorexia? 

La vigorexia puede llegar a detonar otros trastornos y desarrollar conductas nocivas en el intento de las personas por satisfacer su idea de un cuerpo musculoso.  

Está relacionada significativamente con trastornos de la conducta alimentaria, con problemas de personalidad e incluso con ideas delirantes. También, suelen presentarse problemas de depresión y ansiedad en distintos grados. 

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Los factores de riesgo de la vigorexia van desde el aislamiento social al desarrollo de otros trastornos más graves. Foto: Pexels.

La vigorexia puede desencadenar trastorno obsesivo-compulsivo debido a que las personas se obsesionan con la idea de tener más músculo. También hay aislamiento social y el abandono de actividades cotidianas, pues siempre van a priorizar el ejercicio. Y es alarmante, porque cuando ya hablamos de una insatisfacción en niveles graves la persona puede llegar a presentar tanto ideación como conducta suicida.  

Otro factor de riesgo es la ingesta de esteroides anabolizantes también impacta negativamente en la vida de las personas con vigorexia, pues se le relaciona con diversos padecimientos, como enfermedades cardiovasculares, cáncer, daño renal, pérdida de cabello e incluso puede llegar a generar ciertas características de tipos emocional, como conductas agresivas. 

¿La vigorexia tiene relación con la anorexia? 

Si bien la vigorexia tiene que ver con problemas del tipo alimentario y dismorfia corporal, no es una regla que pueda desencadenar anorexia, o viceversa.  

Ahora bien, partamos del entendido de que las personas que sufren anorexia se perciben gordas u obesas aún cuando su peso es menor al recomendado. Mientras que en la vigorexia las personas se ven demasiado delgadas a pesar de tener una complexión fuerte y musculosa. Pero ambos trastornos derivan en conductas nocivas, tanto en su alimentación como en su salud mental.  

¿Qué puede hacer una persona con vigorexia para atender su trastorno? 

La vigorexia se puede prevenir. En primer lugar es importante tener una visión selectiva y crítica sobre la información que consumimos sobre la imagen corporal y las ideas que tenemos socialmente establecidas sobre la belleza, las cuales son reforzadas por anuncios, programas y redes sociales. Los músculos no lo son todo ni son la clave del éxito.  

Para las personas que incursionan en el mundo del ejercicio, desde luego es recomendable que se establezcan límites en los horarios, que haya descansos y que se formen hábitos saludables en la alimentación. La fórmula no es ejercicio excesivo ni dietas exhaustivas.  

También es fundamental buscar ayuda en cuanto se identifique que hay un alto nivel de insatisfacción sobre el aspecto físico, este es el primer signo de alerta. Existen algunas herramientas, como el cuestionario Adonis, que consta de 13 preguntas para evaluar el nivel de insatisfacción con la apariencia y hasta qué punto la persona podría estar generando cambios y cuál es el impacto.  

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La dismorfia muscular es un trastorno que requiere de tratamiento médico y terapéutico. Foto: Pexels

Es necesario que la persona con signos de vigorexia acuda a una valoración médica y de ahí pueden partir distintos tipos de tratamiento, ya sea con medicamentos o con psicoterapia. Por ejemplo, la psicoterapia puede ayudar a modificar los pensamientos que están relacionados con la imagen corporal y la autopercepción.  

Dentro del tratamiento también se debe incluir a la familia, a la pareja o a los amigos, porque son las personas que están principalmente relacionadas con este tipo de opiniones sobre el aspecto físico que pueden llegar a detonar el padecimiento. 

Y a nivel social también tenemos una responsabilidad: debemos promover la cultura de la salud e incentivar a que se realicen investigaciones sobre el trastorno de la vigorexia.  

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