Una infamia contra la filantropía
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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Una infamia contra la filantropía
Foto: fundacionjenkins.org

Por más de seis décadas la Fundación Mary Street Jenkins, ha sido una de las instituciones privadas de asistencia social, más sólidas de México. Creada con patrimonio familiar, su labor altruista es notable en el desarrollo del estado de Puebla y sus objetivos de respaldo a la educación, el deporte, la salud, el arte y la cultura han tenido diversas expresiones en otras entidades e incluso de forma importante a nivel federal.

Pero como en toda historia, siempre surge un villano del seno de la propia familia Jenkins, que ha sostenido una ardua campaña de descalificaciones contra el legado de sus abuelos y sus padres, al extremo de denunciar penalmente a su madre y hermanos con el propósito de acrecentar un escándalo que tiene como fin último la apropiación de sus recursos.

El patrimonio de la Fundación también ha sido codiciado sistemáticamente por diversos personajes públicos para satisfacer intereses políticos y personales. La familia Jenkins de Landa ha experimentado una intensa campaña negra, que ha derivado en litigios y un torbellino de falsedades repetidas sin escrúpulos. A pesar de este contexto de acoso, la institución ha preservado su misión original como donataria. Algunos de los ejemplos recientes más significativos son la entrega de cerca de 50 millones de pesos para atender a los damnificados por los terremotos de 2017 para la construcción de 450 viviendas o la entrega de 50 respiradores y material hospitalario durante la pandemia, que representó varias decenas de millones de pesos. Otros ejemplos son la creación y financiamiento para la Beca Jenkins-del Toro que anualmente se otorga a un estudiante mexicano para que realice estudios cinematográficos en el extranjero.

La Cruz Roja Mexicana, el Museo del Palacio de Bellas Artes, la Universidad de las Américas Puebla, el Instituto Nacional de Cardiología, el Colegio Americano de Puebla son sólo algunas de las instituciones que testimonian el apoyo sostenido de la Fundación, cuyo patrimonio no es propiedad de ningún gobierno, ni de la sociedad, sino de quienes con todo derecho lo han destinado a un fin determinado que es la filantropía.

El escándalo jurídico y el golpeteo tienen la intención de desviar la trascendencia del fondo.

¿Quién podría negar la importancia de proteger a la Fundación Jenkins para que pueda continuar su trabajo solidario? ¿Qué tipo de persona es capaz de denunciar penalmente a su propia madre ya anciana y a sus hermanos? ¿No es evidente que los abogados de Guillermo Jenkins de Landa pretenden litigar en los medios, los procedimientos que han perdido consistentemente en los tribunales?

Hace justo una semana, la señora Elodia Sofía de Landa de Jenkins contestó estas interrogantes en una carta publicada en diversos diarios de circulación nacional, sus revelaciones son un punto de quiebre en la historia.

Reproduciré textualmente dos párrafos:

“Todo este gran esfuerzo se ha visto dañado por acusaciones todas falsas de un miembro de familia, mi hijo mayor que por desgracia lleva nuestros apellidos, me refiero a Guillermo Jenkins de Landa”. “Me ha costado mucho trabajo y muchos años tener el valor para exponerlo públicamente y para decir abiertamente que es un ser despreciable, que su ambición lo ha llevado a tratar de ensuciar con sus mentiras la memoria del que en desgracia fue su padre y el que por su comportamiento me ha orillado hacer estas declaraciones”.

La dureza de estas expresiones revela el dolor de una madre con gran autoridad moral, que atribuye a su hijo mayor la autoría de una infamia contra el honor de su familia y el legado de su esposo.

EDICTOS  

Es el ejemplo emblemático del discurso fácil contra la realidad que lo destroza.

El ritmo de vacunación en México muestra una enorme falta de previsión por parte de la Secretaría de Salud. En febrero el Secretario de Hacienda informó que se contrataron 134 millones de vacunas para inmunizar a la población contra el covid-19, con gran audacia Arturo Herrera se atrevió además a decir que para julio ya estarían vacunadas cerca de 80 millones personas.

Señoras y señores, tenemos una ensalada de seis diferentes tipos de vacunas con distintas efectividades para inmunizar a los mexicanos. El gobierno de AMLO nos presume la llegada de cada cargamento de dosis en los aviones que las trasladan desde el extranjero, sin embargo es el mismo gobierno que con lujo de opacidad no publica oficialmente una base de datos para actualizarnos sobre cuántos habitantes han sido vacunados día con día. Ante los vacíos de comunicación destacan las especulaciones sobre la posibilidad optimista de que 3 millones habrían ya recibido la inoculación, lo que demuestra en una elemental proyección matemática que el lucidor ofrecimiento de los 80 millones para el mes de julio, es una falacia imperdonable para un experto en cálculos numéricos.

Son los tiempos electorales en los que quieren vendernos ilusiones en un valle de angustia que alcanzará 200 mil muertes en los próximos días.

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